El hijo del jardinero. Capitulo 2.

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Capitulo 2:

La cuidad casi no ha cambiado, según veo por la ventanilla del taxi. No estoy intranquila. No hay cambios en los latidos de mi corazón. Estoy mas tranquila de lo que pensé que estaría cuando aborde el taxi con mi pequeña maleta con ruedas a cuestas, sabiendo que quedan unos cuantos minutos para llegar a la casa de mis padres para luego enfrentarme a mis temores.

Que diferencia a cuando me marche hace seis años. Instancia que llore todo el trayecto, con el corazón destrozado, sangrante, que hasta respirar me dolía.

Había salido en la madrugada cuando todos dormían, dejando solo una breve carta a mi padre explicando el motivo por el cual me marche de casa.

Obviamente oculte el motivo real. Solo le dije a mi padre que quería probarme a mi misma, renunciando al dinero de la familia. Le asegure de que si llegaba a necesitar de su ayuda me pondría en contacto, pero cuando me vi en problemas económicos mi orgullo me impidió acudir a mi padre y a su dinero.

Experimentar por mi misma lo que padece una persona sin dinero me hizo ver el mundo con otra perspectiva.

En un mundo dónde el dinero es primordial para sobrevivir me hizo sentir respeto por las personas que trabajan duro para ganarse el pan todos los días.

El gran orgullo que un día tuve, el poco que me quedaba debí mandarlo al diablo también por que me di cuenta que uno sin el apoyo de alguien pasa por el doble de dificultades.

No me refugie en la soledad, sino que hice amistades en las personas que trabajaban y estudiaban a mi lado.

Mi jefa por ejemplo. Ella me confortó viéndome sola, sin familia. Me brindó apoyo moral y facilidades para salir un poco mas temprano del trabajo para que pudiera asistir a mis clases nocturnas en la Institución de educación técnica en la que me inscribí para obtener un título.

Me dedique a mi trabajo y a mis estudios de lleno. El odio, el dolor, y la rabia fueron mi mayor aliento para centrarme en lograr mis objetivos.

La decisión de no volver a sentir apego emocional por alguien a tal punto de olvidarme de mi misma, permitiendo que alguien pisotee mi amor propio, me ayuda hasta hoy para no entregarme por entero ni a mi novio.
Hoy en día comparto con un hombre solamente mi cuerpo, no mi corazón.

No volveré a enamorarme nuevamente como idiota.

Si me he decidido a formalizar con alguien es sencillamente por mi deseo de tener hijos. Si al final mi matrimonio fracasa por lo menos me quedaran los niños.

Los hombres abundan. No volveré a vivir pendiente de lo que hace o no hace el hombre que esta a mi lado.

Los celos, y el sentimiento de inseguridad no volverán a hacerme sufrir. No volveré a estar pensando día y noche, desvelándome a veces, torturándome, imaginando que quién amo esta acostándose con alguien mas.

Ya no me preocupa si mi pareja me quiere o no.

Si mi pareja me ama o no, hoy no me quita el sueño.

Aprendí que el amor es pasajero. El amor es bastante frágil.

Lamentablemente soy realista.

El romanticismo se quedó en el pasado. Aprendí a ser fría, egoísta y autocentrada por lo que viví anteriormente.

Odio a Chase por haber contribuido junto con mi madre a que yo perdiera la fe en el amor y en el romance.

Yo fui una joven soñadora e ingenua que soñaba con lograr conseguir el amor del hombre que quería. Creyendo ingenuamente que si tenía paciencia, comprensión y tolerancia él me pondría atención, por que nadie lo amaba tan profundamente como yo.

El hijo del jardinero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora