El hijo del jardinero. Capitulo 10.

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Capitulo 10:

— Bueno, hazlo tú si lo hago mal, aishhhhh.

— Lia, oye. ¿Cómo pudiste olvidar a que altura cortar las rosas?. Me pase años enseñándote.  Que mala alumna. No sirves como jardinera. 

Mira nada mas como quedo el pobre rosal.

— ¡Ah mierda!. ¡Me cabreaste!. Mira lo que hago con tus adoradas rositas.

Celosa con las pobres rosas que despiertan la compasión de Chase, agarro el ramo de rosas que corte con el palo muy largo, las agito y los pétalos hacen una cama de pétalos a mis pies, sin importarme si me lastimo con las puntiagudas espinas. Termino lanzando el ramo sobre el césped, fuera de mi camino, aunque desearía lanzar el ramo sobre Chase para borrarle esa expresión burlona y sarcástica. 

Me cubrí con pétalos de rosas rojas, amarillas, y jaspeadas de blanco y naranjo. Los pétalos se pegaron en mi pelo húmedo, en la piel de mis brazos, en mi escote y en mi rostro manchados de barro y sudor. 

Llevamos Chase y yo un buen rato entre los jardines de rosas, regando, sacando maleza, y podando las rosas para poner flores en jarrones en la casa grande.

Chase se pone de pie no tan embarrado de tierra como yo, pero si sudando copiosamente debido al calor del sol. Esto parece verano.

 El sol quema. 

Chase toma mis manos y las gira para ver cuanto me lastime con las espinas. Acerca mis manos a su boca para lamer, y chupar la sangre de las yemas de mis dedos. Dedos que me pinche con las espinas de rosas.

Del enojo paso a la excitación. Es que Chase luego de hacerme enfadar siempre culmina comportándose seductor. 

Es sumamente sensual y guapo este tipo que me saca de mis casillas. ¿Cómo me puede parecer tan sexy sucio, sudado y mas encima burlándose de mi?.

— Ajajajajajaj Lia. ¿Cómo puedes ponerte celosa de las flores?. 

Siempre note que te molestabas cuando acariciaba las rosas. Oye tonta hermanita mía. La única flor con espinas que amo eres tú.

El me jala contra su cuerpo. Rodea mi cara con las manos manchadas de tierra y me besa largo rato de forma salvaje y apasionada hasta que olvidándome de todo me prendo de su cuello, apegándome a su cuerpo. 

Me pongo de puntillas para que continúe besándome. 

Suspiro de anhelo al sentirlo abrazándome fuertemente, demostrándome cuanto lo enciendo, ya sea de ira o de deseo. 

Recorro perdida de mi con los dedos y uñas desde su cuello, pasando por sus hombros, bajando a sus brazos tonificados. Finalmente entierro las uñas en su trasero. 

El apretando mis nalgas también, me frota en contra de su bragueta dura. Me libera de su cuerpo, pero para quitarme la polera musculosa por la cabeza. 

Yo como autómata ayudo a sacarme la polera levantando los brazos con la mirada nublada por el deseo. 

Chase me desabrocha con pericia, con rapidez el botón del pantalón que me queda holgado y largo de las piernas. 

El baja el cierre de mi jeans, que es un pantalón viejo de trabajo de él. A continuación me baja a dos manos la prenda de vestir y me hace dar la vuelta, quedando de espaldas a él. Mis mejillas están rojas debido al deseo que me quema desde adentro. Su tacto sensibiliza mi piel.

 Lo siento abrirse el botón del jeans. Se baja el cierre de la cremallera del pantalón. Su pene erecto azota mis nalgas. 

Lamo mis labios ansiosa, mas que excitada porque estaba esperando esto. Fantasee todo este rato mientras lo miraba trabajar entre las plantas, agachado a mi lado.

El hijo del jardinero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora