Prólogo

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El que hayas crecido, criado, vivido en un lugar con estabilidad, en un ambiente de negocios y de dinero. No quiere decir que nunca hayas sufrido por algo, que te hayan lastimado. Y por supuesto que nunca te hayas enamorado.

Samuel pasó por una soledad, en un ambiente en el que para tener la atención de la persona que te gusta tienes que molestarla, hasta llevarle a un extremo. Él recordaba el amor de su padre y madre como algo puro, algo lindo. Pero conforme creció se dio cuenta del daño que hizo, del daño que recibió y algunas consecuencias que vió.

- Hijo, yo enamoré a tu madre en la secundaria, ella siendo la más hermosa del salón y yo siendo el que reprobaba las materias, ella se volvió mi maestra por decirlo de una forma, yo la molestaba, le lanzaba papeles con saliva o le pegaba chicles en su ropa, esto hacía que ella notará mi presencia, que me viera. Con el tiempo dejé de hacerlo ya que ella se acostumbró a mi, esa fue la señal y la empecé a conquistar, terminamos siendo novios y aquí andamos.

Esa historia estaba marcada en él, la recordaba con mucha emoción, la ponía en práctica con las chicas que le gustaba, pero siempre salían heridas y él terminaba expulsado. Su padre lo apoyaba, peleaba con los superiores diciendo que es un niño libre, que sólo quiere conocer a la niña y poder llevarse bien.

Creció con ese pensamiento, viendo la violencia y el irritar a las chicas, como algo normal. Hasta que en el bachillerato se enamoró de un chico, sus sentidos y emociones se alteraron, era algo incorrecto, sus padres le dijeron que era una fase y que ese chico lo estaba lastimando. Luchando entre creerle a su corazón o a sus padres, molestó de más al chico, el jóven recibió muchos insultos y violencia verbal por parte de Samuel, fue tanta su baja autoestima que el chico intentó terminar con su vida. Y el único que lo ayudó a no hacerlo fue el mismo Samuel, llorando a mares por lo que sus propias palabras habían hecho, se arrepintió, intentó que el chico siguiera adelante pero estaba tocando fondo. Con un gran dolor, contó la verdad a los padres del chico y a sus padres, ambos se distanciaron y Samuel decidió cambiar, pero no podía olvidar su pasado.

El castaño se hizo una promesa, algo más bien como un reglamento, en el cual decía que "Si alguien me llaga a retar, es decir, si me dice que ya pare, me dice mis verdades, yo dejaré de hacerlo, aunque esté enamorado" Él intentaba parar sus actitudes, realmente quería hacerlo; fue a terapia durante el bachillerato, pero dejó de ir cuando se le informó que ahora todo dependía de él. Ese juramento, ese reglamento que se puso, fue porqué sabía que aunque tomara medicamento, y se pudiera controlar, llegaría un momento en que saldría de sus casillas. No quería vivirlo, pero sabe que pasará algún día. Por más tonta que sea esa regla, era lo único cuerdo que tenía.

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Nueva historia espero les guste, perdón si tiene errores, pero soy novata y haré un esfuerzo por mejorar.

z4

Actualización

Esta fue mi primera historia, si leen mis otras obras podrán ver qué progresé un poquito más.

No quiero editar mucho la historia ya que sería como adaptarla a mi forma de ser actualmente, así que, sólo modifiqué uno que otro detalle que dejé pasar hace años. 💕 Si ya la leyeron en su momento, no hace falta leerla de nuevo. Si eres nuevo, ten en cuenta su año de publicación, estaba chiquita. 😂

Ahora sí, pueden seguir leyendo esta vergüenza. 👀

Reglamento Roto {Wigetta} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora