Capitulo 11

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No podía creer la palabras que acaban de salir de mi, en ese momentos no podía ver a Valery directo a aquellas lagunas esmeralda profundo, sentía que mi rostro ardía, no de la temperatura que la nieve producía en aquel contexto, en aquel invierno abrazador.

Era de vergüenza, de pena. Me sonroje, hasta yo sabía que esas palabras eran demasiado cursis para aquel momento.

Valery no se movió, no digno a darse la media vuelta para dirigirme la mirada; ¿ella se había enojado? ¿Resentido? O simplemente toque una herida que no estaba sanada, toque una de sus heridas más sensibles, ¿su punto débil había salido a la luz?

Todo lo que había estado evitando, hacerle daño a un ser tan frágil, delicado y angelical como mi ángel rebelde, se había ido a la basura, literalmente ¿había sido capaz de herirla con esas cursis palabras?

Pasaron unos cuantos minutos que en realidad creí que más bien una eternidad para mí. Valery lentamente relajo su frágil cuerpo, su mano tan delicada iba abriendo liberando aquella tensión que se había hecho presente entre nosotros

Observe su mano, sus dedos eran tan blancos, que encajaban perfecto con mi tono de piel.

Ambos teníamos un tono de piel, ¿extraño? si

Nuestra piel era tan delicada como la piel de un recién nacido, tan blanca como para perderse en la nieve; sin embargo el tono de piel de mi ángel rebelde era sin duda el más hermoso que había observado, nadie era digno de hacerle competencia.

-en verdad ¿quieres saber de mi?

- fui brutalmente alejado de mis pensamientos- ¿aun no preguntas? -le brinde una sonrisa cálida, ella necesita comprensión, cariño y sobre todo mucho amor y para eso estoy yo, ángel rebelde soy tu guardián como te dije, no tienes de que preocuparte conmigo

-si sabes de mi, te puedes alejar, puedes dejarme,

-claro que no, ¿quién se va a alejar por eso?

- mi padre lo hizo - poso sus blancas y delicadas manos en su angelical rostro, cubriéndolo por completo

-el uso de la razón fue removida, sin importa aquel estado en el que nos encontrábamos, sabía que en realidad era un Sentimiento irrevocable, aquel sentimiento que surge cuando ves a alguien ser herido o dañado sin razón aparente.

Aunque Valery no fuera un ángel, ella era para mí el ser más angelical, frágil y delicado que podía existir en este mundo.

Si observas bien este mundo, no hay persona alguna a tu alrededor que no provoque ninguna pizca de sufriendo, pueda ser que tus padres no sean sinceros con sus hijos, pero ellos crean un mundo en el que no sufran, teniendo una idea equivocada al respecto.

Porque es ahí cuando los hijos, los hobbitt como solía decir mi tío, descubren la verdad se resienten con ellos, en un intento de protegerlos terminan dañándolos.

Ver ese cuadro donde mi ángel rebelde estaba en su punto más frágil, sensible fue impactante.

Mi padre en un viaje a Tokio, el viaje se realizo cuando es la tan llamada época o temporada de amor, donde las parejas escriben en los troncos de los cerezos sus nombres para cumplir con la bendición prometida a los amantes verdaderos, a los corazones inocentes.

-Jamás dejas a la niña que te guste, a tu novia y futura esposa llorar, no importa si tú no has provocado su llanto, y no lo tienes que provocar, si lo haces que sea por felicidad

- ¿qué acción tomo si llora? Papi

- no la cuestiones, corre y abrázala, lo más fuerte que puedas.

Incluso las mujeres cuando lloran tienen ciertas características, tienes que saber identificarlas.

-¿la abrazo tan fuerte como tú me abrazas?

- no, ese abrazo no tiene que lastimarla al contrario tiene que protegerla, tiene que unir sus piezas rotas, ver llorar a tu clip es lo mas doloroso que resulta, aquí hasta el hombre más importante ante la sociedad se le rompe el corazón al escuchar el llanto de su amor.

-¿porque me lo dices? Si abrazo a mi mami todos los días y no la he visto llorar por tu culpa papa

-tu madre me conto de tus visiones- me acarició mi cabeza revolviendo mi cabello negro como el de el

Ambos teníamos un cabellos que era igual o al menos hacia una digna competencia a la noche

-¿el secreto está en no hacerla llorar?

- el secreto está en amarla, leoncito

Y cuánta razón tenía mi padre, en ese instante cuando Valery termino de colocar sus blancas y delicadas manos sobre su rostro cubriéndolo por completo.

Me deje guiar y corrí la corta distancia que me separaba de mi ángel rebelde, la abrace, de una forma inocente, una en la cual inspiraba protección y cariño, dejando de la lado todas las intenciones que cualquier demente podría tener.

Porque si algo había aprendido era que a la mujer se le ama y se le respeta.

No esperaba mayor cambio en Valery solo tenía dos opciones pensadas

1. Se aleja y me trata de golpearme aunque creo que es muy exagerada

2. Que llore y que rechace mi abrazo justificando que se encontraba bien y que dejáramos todo en el olvido

De las dos ambas dolían

Sin embargo Valery volvió a cambiar mis opciones sin previo aviso por la opción que mas me encantaba

Por la acción que mas podía haber deseado desde que la conocí, desde la primera visión, desde el primer sueño con ella.

Valery recibió mi abrazo y decidió formar parte del mismo

Poso sus brazos alrededor de mi espalda, ocultando su rostro en mi pecho

Cabe recalcar que soy más alto que ella, sin duda es perfecto

- nico

- dime, me apoye en su delicada cabeza para unir mas el abrazo

- quiero que seas mi guardián, por favor

- lo soy, no tienes que pedirlo - siento que de nuevo me sonroje, la temperatura de la cara volvió a elevarse

-te necesito

Esas palabras, ángel rebelde no te preocupes que de aquí volaremos juntos, porque cuando te vi, te reconocí eres mi princesa, eres mi complemento aquel con el que volare y cumpliremos nuestras metas, porque de ti no me alejare

Te reconocí y no te dejare ir tan fácilmente ángel

- estoy aquí y siempre lo estaré

- ¿no importa que pase?

- no me importa nada, con tal de permanecer a tu lado

- gracias, león

Mis ojos se abrieron de una manera considerable al escuchar lo que mi ángel rebelde acaba de decir que yo soy león.

Corazon EmbrujadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora