Capítulo 4: De regreso

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Jess, ¿estás bien?-preguntó Flavio al notar un cambio drástico en su rostro- te ves un poco pálida-mencionó mientras Jessica se sentaba, en su mano sostenía una cebolla a medio cortar. 

Si-su voz tambaleaba- Tenemos que regresar lo antes posible, la oscuridad esta cerca-se levantó y picaba rápidamente la cebolla. 

Todos estaban conscientes de que Jessica era la única alterada, con visiones y trastornada. 

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Les agradecemos mucho chicos por ayudarnos con la comida, encerio de parte de todo el pueblo de Soma, hemos preparado un pequeño regalo-todos abrieron pasa y la niña empezó a caminar con una cesta llena de comida. 

Inclinó levemente su cabeza y sonrió. 

Muchas gracias-susurró

Fabiola tomó la cesta entre sus manos, todos empezaron a despedirse. Jessica estaba sumida en sus pensamientos. 

Jess, tienes que despedirte-Manu le dio un toque en su hombro.

Jessica se despidió de todos excepto de la niña. 

Cris rodeó a Jessica. Susurrándole palabras como: "Todo estará bien", "No te preocupes" y "Fue un grandioso día" 

De camino a la cabaña, camiones pasaban a velocidad sucumbiendo el delgado y perturbado cuerpo de Jessica. 

¿Crees que es verdad lo de la niña?-susurró Fabiola a Cris

Venga, no existe, está un poco abrumada por las historias que ha empezado a imaginar cosas-cuchicheó

Cris se giró, puso un dedo en sus labios, al parecer la conversación si se escuchaba. 

Yo creo que es verdad, mi abuela solía contarme historias de este pueblo y otros-respiró- dicen que hace una década existía una familia que no estaba en sus cabales y empezaron a realizar rituales de purificación, entonces la gente cercana empezaban a creer que todo lo que hacían era cierto. Pero mi abuela, decía que era obra del diablo, mas no de una "purga"- Flavió sonrió. 

No jodas, Flavio, siempre las abuelas aman contar historias como esas-los tres se rieron. 

Jessica se volteó. Puso sus ojos en blanco y limpió sus lágrimas. 

No me importa si me creen o no, porque yo soy la única quien vió a esa niña desvanecerse antes de que la tocara, solo les digo que algo esta mal con ese pueblo-se giró y sacó las llaves de su bolsillo trasero. 

Abrió la puerta, subió las escaleras y se sumergió en una gran sueño. 

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Abrió sus ojos y la niña estaba parada justo al pie de su cama.

No te asustes Jessica, solo quiero advertirles a sus amigos-susurró, tomando la mano de Jessica. 

Jess se levantó. 

Ambas tomadas de la mano, bajaban las escaleras. 

Toda la cabaña empezó a cambiar la posición de las cosas, esta se ambientó con un estilo de los años 60. El tocadiscos estaba averiado, la canción sonaba un poco rayada. 

Alguien bajaba las escaleras haciendo que Jessica se moviera bruscamente para que no chocara con una señora mayor, su aspecto era de 56 años. Una familia de tres, la niña ponía los platos, su padre servía el arroz en cada uno y agregaba una salsa al costado. La señora empezó a repartir la carne en partes iguales. 

Jessica y la niña empezaron a caminar, se escondieron en una bodega. Por los bordillos de la puerta continuaron escuchando la conversación de la familia. 

(clic para la canción de fondo)  

Mamá, mañana tenemos que ir al pueblo para la purificación-su madre tomó su mano-Si hija, todo saldrá bien. 

¿Purificación? ¿A una niña de apenas unos 13 años? 

Jessica sintió un jalón en su camisa. 

Jess-susurró la niña.

Ambas empezaron a bajar las escaleras, todo estaba oscuro excepto por la luz que parpadeaba insistentemente, al parecer estaba dañada. 

Bajaban paso a paso, apenas se podía observar, el foco tenía una tira, jaló de ella y la luz dejó de parpadear. 

Jess alzó la mirada. 

Una camilla con un cuerpo sin piernas, su pecho agitado lleno de sangre. ¡Ayuda! susurraba. El  chorro de sangre llegaba a los pies de Jessica. 

Jessica cayó al suelo y alguien abrió la puerta de la bodega. 

Mira Jhon, nueva rata para la comida de mañana-empezaron a bajar, sus pasos estaban muy cerca. 

Esto no es real-repetía insistentemente-cubrió sus ojos con las manos claramente sintió como el hombre trataba de quitarle las manos. 

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Se levantó ahogada con su propia respiración, sus manos estaban llenas de grasa sus pies sucios y con sangre. 










SOMA |Terror| NUEVA PORTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora