Eros... La historia que nunca fue contada (Yuuvik)

Capitulo 4 - Un pequeño sentimiento que florece

Holi~ OwO

Como están? Bien? Mal?
Enojad@s del porque no e subido capítulos dejándolos en una parte interesante? n.n

Jeje~ :3
No se ustedes pero algo me dice que es lo último u.u

Perdón, me han dejado imposibilitada para escribir debido a diversos problemas (el celular :,v) pero vuelvo con este capitulo! Así que por lo menos doy mensajes de vida!

Aviso de una vez que tal vez me tarde en subir, pero escribiré lo mas rápido posible y seguir esta historia. n.n

Sin más, disfruten! (Luego arreglo los errores)

De nuevo tuvo aquel sueño con el perro, el grito, el bosque, la nieve, y el perdido en aquella obscuridad. Todo parecía muy real que le asustaba. Siempre se preguntaba que era lo que intentaba decirle aquel sueño pero nunca encontraba respuesta.

Desde hace poco tenia ese sueño acechándolo, no comprendía muy bien pero era algo que no se podía evitar.

Se levanto de su cama, y se vio al espejo, estaba cansado, por ello su mal cuidado aspecto.

Todo el día de ayer se la pasado caminando por las calles de St.Petersburgo al lado de aquel invitado mujeriego.

Estaba exhausto, ese estúpido mujeriego le estuvo causando sorpresa tras sorpresa.

Primero empezó con las leves insinuaciones hacia su cara, gracias a ello le embriagaba su aliento, pero era extraño ese tipo de acercamientos muy seguido entre hombre allí en Rusia, por lo tanto se sentía extraño esos acercamientos que llegaba a sonrojarse por lo avergonzado que estaba. Claro, siempre tratando de que el azabache no lo notara, seguro se burlaría de el si lo viera en ese estado.

Luego casi grita al sentir una mano muy cerca de su retaguardia, era sensible por esa parte. Fue por andar distraído que casi se cae si no fuera que de nuevo fue atrapado por aquel invitado mujeriego, se avergonzó, era distraído, sí, pero no lo suficiente como para no notar ese insinuante toque que recibió de parte de aquel extraño.

Eso y además de los leves toques que sentía en su cabello, piel y manos cada vez que aquel extraño se le antojaba.

-Aunque...esos roces...por alguna razón...no se sintieron...tan mal...- pensó

Aun cuando esos roces se sentían extraños, mostraban un poco de cariño y atención a su persona, en un sentimiento sincero.
Tal vez era solamente una trampa de aquel mujeriego, pero, aunque nunca lo admitiera, deseaba que fuera mentira al ser la única persona aparte de su padre en mostrarle interés amoroso en su persona, casi sincero a sus ojos...