-¿Se acuerdan de aquel extraño y curioso rumor sobre aquel hombre que enamora a las mujeres a diestra y siniestra? ¡Se dice qué vendrá a nuestra ciudad con el único objetivos de cautivar a la más hermosa y difícil persona de conquistar!
¿Desean sabe...
La hora llego, la gente llegaba en carruajes mientras eran atendidos por los sirvientes de la mansión para llevarlos a una sala hecha especialmente para cualquier tipo de reuniones y fiestas que la familia Nikiforov podría hacer.
La mayoría de la gente eran empresarios con alianzas a la familia anfitriona, cada quien tenia su historia con ellos; algunos eran muy cercanos mientras otros solo codiciaban la eterna fortuna de la familia.
La gente llegaba y uno a uno eran dichos su nombre y rango en la sociedad cuando pasaban al salón, mientras hacían vista de su riqueza por los elegantes trajes y mascaras únicas que portaban, cada uno más excéntrico que el anterior.
Pero hubo uno que hizo que la gente dejara de hablar y prestar atención al joven azabache y su compañero muy finamente vestidos.
El mujeriego más codiciado, Eros y su fiel amigo Pichit Chulanott
Al comienzo de la presentación varias damas quisieron hablar con ellos, en especial al que ya todos sabían su nombre, no desaprovecharon la oportunidad algunas y fueron directo con aquellos jóvenes.
Era ya normal tratar con aquel tipo de damas que a Eros ya no le importaba en lo absoluto si las ignoraba o no, pero como algunas eran hijas herederas de ricas familias decidió hacer una excepción con ellas y pasar un rato divertido. De todos modos su belleza no era tan mala y todavía tenia tiempo mientras su presa llegaba.
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Mientras tanto, Víctor estaba paseando de un lado a otro en su cuarto, era realmente obvio el porque, su próxima prometida estaba a solo unos metros de el, y si bien no quería esto, tampoco le parecería justo que su padre le obligara a casarse con una dama que no hubiera sido escogida por él mismo. Aunque de las dos formas no eran exactamente justas, al menos tenia la opción de escoger a su prometida, algo que muchos nobles no podían.
Tratando de no ser tan pesimista, se arreglo una vez más aquel traje, era realmente hermoso, digno de la nobleza pero sin embargo era lucido por el.
Y sin nada más que hacer, tomo una fuerte bocanada de aire y lo dejo salir para intentar calmar aquellos nervios que lo carcomían por dentro, luego se puso una máscara hecha especialmente para el y retirarse de aquella solitaria habitación.
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