¡Adicciones Lobunas!

Derek & Stiles. (3/3)

Pov. Derek.

Era de mañana cuando había despertado de mi relajante sueño, estaba tan  aliviado, tranquilo, era la mejor mañana de mi vida. Sentia una felicidad infinita. Al recordar lo de la noche pasada me rio y vuelvo para ver donde una noche atrás él durmió hasta tarde junto a mi. Solo había pasado unas 24 horas y se sentía como una eternidad. Solo faltaban horas para volverlo a verlo. Nunca pense que llegaria a pasar todo aquello en una noche, sí que me había vuelto loco. Y pensar que al principio solo venía a buscar razones para no casarme con alguien que no conocía en nada, bueno casi nada. Cuando lo conocí por primera vez recuerdo que él era muy pequeño. Hasta hay una hermosa fotografía de aquel dia. Siempre he atesorado aquel recuerdo. El estaba muy adorable en aquel tiempo, y aunque no tenia nocion de nuestro compromiso algo me había agitado aquel niño. Solo era un niño pero me había colgado por un mocoso más pequeño. Y pensar que cuando mi abuelo me dijo sobre esto, me sentí realmente muy desdichado, aunque al escuchar aquel nombre, ese apodo tan peculiar mi mundo dio un giro y lo primero que hice fue correr a ver si en verdad era ese el niño de aquel tiempo, y aunque ahora esté mucho más alto, esbelto y rebelde, volvió a provocar esa extraña sensación en mi pecho. Y por si fuera poco lo estuve espiando como un loco por dos semanas, muriendo ante cada roce que tenia con sus amigos o chicos que se le acercaban a mirarle, fue lo peor. Mi fuerza de voluntad estaba al límite y la perdí cuando vi aquel idiota meterle algo en los tragos, además esa manera de tocar lo que le pertenece a otro no me gusto mucho. Ese chico hacía mucho fue y seria destinado para mi. 

─Hay Derek, te has vuelto loco. -suspiro y observo mi móvil. Aunque le di mi numero el no a sido capaz de marcarme. Pero, bueno aun debe estar confundido. Me consuela el hecho de que esta noche lo veré. Espero que haya sido muy convincente para atraerlo a mi. No puede no aceptar este compromiso, así que de todas formas él será para mi. Me levanto con todo el mejor humor, era domingo y este hermoso día cenaría con él y su familia. Mis padres habían propuesto venir, pero no podrán llegar hasta la otra semana. Igual sabia como manejar todo, no por nada era un gran pediatra. Además el señor Stilinski ya estaba más que encantado conmigo. Eso era un punto a favor, solo quedaba su madre. Sería muy fácil. Todo saldria muy bien y en poco tiempo lo tendria junto a mi. ─Además, hay algo que tengo que darle hace mucho tiempo. -la pequeña pulsera en mi mano me hace sonreir, recuerdo que cuando me la dio era porque pensó que estaba triste, después de eso no se la pude devolver. Recuerdo que ese dia no era que estaba triste pero si me sentía algo solitario, aunque con el a mi lado me lleno de ánimos de pasar aquellos días. ─Has marcado mucho más mi corazón en solo unos días que todo el mundo a mi alrededor por años. Es momento de poner en marcha todo esto nuevamente. -salgo corriendo de la cama, ingresó en la ducha y una vez todo refrescado podía continuar con lo siguiente.

Estaba muy emocionado, quería volver a verlo, quería poder aunque sea por unos segundos abrazarlo. Las manos me hormiguean de solo pensarlo. Aquella noche no podía dejar de verlo, de sentirlo, era tan nuevo e inigualable, es como tener una alucinación, me sentía perdido en un desierto hasta que lo vi. Realmente pensé que estaba soñando. Pero, estaba más que claro que nada de aquello era una de mis alucinaciones, él estaba allí, entre mis brazos, gritando de placer entre mis brazos, si aquello era lo más importante. Si estoy muy emocionado. 

***

Pov. Stiles.

No podía ser, no claro que no... Hoy lo vería de nuevo. ¡Hoy! Por dios que vergüenza y pensar que hace una noche estuve durmiendo con el en la misma cama. Y no solo eso. Pase la mejor noche de todas. Que mejor noche de todas, la de toda mi aburrida vida. Derek era asombroso. Pero, qué haría. Cómo me pararía frente a él, sabiendo que como si nada me enrede entre sus brazos esa noche. Parecía un cualquiera de quinta. Dios, ¿qué haría? Ya se, era mejor intentar escapar ahora mismo. Tomaría unas cuantas cosas mis ahorros que aunque no duraran mucho los utilizaría al máximo. Pero, ¿a donde iría?