Capítulo 11 (Iosif Stalin POV)

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Cuando por fin terminé mi sudoku y comprendí que estaba enamorado de Adolf Hitler salí del Kremlin y me dirigí al apartamento que compartía con Trotsky.

Mientras caminaba repetía una y otra vez las palabras que iba a decirle cuando le viera.

-Dicen que Siberia es muy bonita en esta época del año -Pensaba decirle-. Por eso te he conseguido un ticket al gulag.

Llegué a casa esperando encontrarme a Trotsky pero para mi sorpresa Leon no estaba en ningún lado. Entré al dormitorio y vi un pedazo de papel sobre la cama, lo tomé entre mis manos y lo leí.

"Adiós, camarada Iosif." -Leon

Suspiré profundamente y tiré el papel por ahí. ¿Adónde se habría metido este hombre?

Me dirigí hacia la sala de estar en busca del vodka, el cuál tampoco estaba en su sitio habitual. No me importaba que Trotsky se fuera, pero no se podía llevar así el vodka. Revisé la habitación con la mirada y encontré la última botella de vodka encima del mapa de la mesa. Me di cuenta de que la botella apuntaba hacia México e inmediatamente supe adónde debía mandar al sicario.

Sonreí y pasé los dedos por el mapa acariciando Alemania, donde se encontraba Adolf. Después, acaricié Polonia. Puede que Hitler y yo no pudiéramos estar juntos por un millón de razones, pero siempre nos quedaría Polonia.  Tomé la botella de vodka entre las manos y di un largo trago, acabando la botella. La tiré a la basura y me fui a dormir, aún pensando en Adolf y en el plan para invadir Polonia. Mi mente estaba tan distraída pensando en el führer que ni siquiera noté la ausencia de Trotsky.

A la mañana siguiente declaré que Leon era un traidor a la patria y envié a un sicario a México para acabar con él de una vez por todas. El trabajo que yo nunca llegué a completar.

Hitler invadió Polonia y nos la repartimos, lo cual causó el descontento entre las potencias europeas que comenzaron una guerra contra Alemania que más tarde se transformaría en la Segunda Guerra Mundial. Siguiendo el pacto de no agresión que había acordado con Adolf decidí que la URSS no intervendría pero más tarde fue Hitler quien rompió el pacto e intento invadir mi amada patria. Por mucho que amara a Adolf que hasta tuviera una foto suya escondida entre las páginas de mi copia del Manifiesto Comunista, no podía dejar que atacara mi país. Por lo que saqué a toda la gente del gulag y los mandé al frente.

Me dolía estar en guerra contra el hombre al que amaba, pero no tenía opción. Así que me uní al bando de los cerdos capitalistas de los aliados y acabamos con la Alemania Nazi. Cuando mis tropas llegaron a Berlín ordené que capturaran a Adolf con vida y lo trajeran hasta Moscú pero a los pocos días salió la noticia de su suicidio, la cual hizo que me ahogara en una profunda depresión y en el vodka.

¿Cómo podía vivir en un mundo donde el hombre al que amaba se había quitado la vida por mi culpa?

More Than Comrades ||Trotsky x Stalin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora