Capítulo 5 (Iosif Stalin POV)

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Todavía no me podía creer que no solo no hubiera matado a Trotsky, sino que ahora me encontraba en una especie de relación romántico-comunista con él. ¿Cómo esperaba convertirme en secretario general así? Siempre que nos separábamos comenzaba a planear varias formas de eliminarlo de la faz de la fría y comunista URSS, pero cada vez que lo veía lo único en lo que podía pensar era en besarle. Así no iba a llegar a ninguna parte.

Esto tenía que acabar, así que aquella tarde había quedado con Leon en su casa y esta vez lo tenía todo listo para deshacerme de él por fin.

Llegué a su casa a la hora indicada y llamé a la puerta, repasando mi plan maestro. Trotsky abrió la puerta y me sonrió.

-Camarada Stalin -Saludó y se hizo a un lado para que pudiera pasar.

-Camarada Trotsky -Respondí a su saludo y entré.

El sudor comenzó a formarse alrededor de mi bigote, los nervios atacándome de repente. Maldición. No podía fallar esta vez, no ahora que estaba tan cerca de conseguirlo.

-Iosif -La voz de Trotsky me sacó de mis pensamientos-. ¿Quieres algo de beber?

-Ah-Yo-Vodka -Tartamudeé.

Leon me guió hasta su sala de estar donde casualmente se encontraba el viejo Lenin en su silla de ruedas. Ahora sí que no podría llevar acabo mi misión de asesinar a Trotsky, no con testigos delante.

-Ahora vuelvo -Dijo Leon saliendo de la habitación. Yo, incómodamente, me senté en un sillón enfrente de Lenin.

-Camarada Stalin -Saludó el viejo.

-Camarada Lenin.

Un incómodo silencio llenó la habitación como la fría nieve llenaba el suelo ruso cada invierno. Por suerte o por desgracia, Trotsky no tardó en volver con el vaso de vodka que le había pedido. Tomé el vaso entre las manos mientras Leon se sentaba a mi lado y bebí un trago, comenzando a toser inmediatamente. ¿Qué tipo de vodka tomaba este hombre? 

-¿Te encuentras bien, Iosif? -Preguntó Trotsky y yo simplemente asentí, intentando recuperar el aliento.

-Bueno -Dije dejando el vaso sobre la mesa-. ¿Por qué estamos reunidos aquí? ¿Es para abrir más gulags? ¿Aumentar las torturas a los antirrevolucionarios?

-En realidad, la reunión la ha convocado el camarada Trotsky -Explicó el viejo Lenin. Yo alcé las cejas y miré a Leon confundido.

-¿Y bien? -Le pregunté. Leon tomó mis manos entre las suyas y miró al viejo Lenin.

-El camarada Stalin y yo somos... -Comenzó a hablar y sentí como mis mejillas enrojecían de tal manera que parecían la bandera de la URSS-. Más que camaradas.

¿Qué demonios estaba haciendo el idiota de Trotsky? ¿Estaba haciendo pública nuestra relación? ¿Sin habérmelo consultado antes? Mi corazón comunista se saltó un latido sin saber cómo reaccionaría a esto el líder de la revolución.  

Sin embargo, el viejo Lenin comenzó a reír.

-Camarada Trotsky -Dijo entre carcajadas-. Ya lo sabía. Cualquier camarada con ojos lo sabría.

No estaba seguro si era el vodka, la vergüenza o el hecho de tener a Trotsky tan cerca, pero de repente sentí más calor que en toda mi vida.

-Entonces, ¿aceptas nuestra relación? -Preguntó Leon.

-No tienes que preguntarme eso, camarada Trotsky -Rio Vladimir de nuevo, dirigiéndose con su silla de ruedas a la puerta-. Sois dos camaradas adultos.

Lenin se fue y yo me quedé allí en silencio, mirando a Trotsky. Parecía que el viejo Lenin apoyaba "nuestra relación". Igual ni siquiera necesitaba matar a Trotsky para convertirme en secretario general, quizás podía utilizar mi situación sentimental como un trampolín para mi carrera política después de todo.

More Than Comrades ||Trotsky x Stalin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora