Capítulo 8 (Leon Trotsky POV)

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Ya habían pasado varios años desde la muerte de Lenin y Stalin gobernaba en la URSS como secretario general. Fui yo quien le dejé tomar el mando, pero aún así no estaba de acuerdo con algunas de las cosas que hacía. Fuera como fuese, seguía enamorado de Iosif y pensaba quedarme a su lado hasta el final.

-Iosif -Dije su nombre para llamar su atención, él levantó la mirada de su escritorio-. ¿Estás seguro de que necesitamos aún más gulags?

-Por supuesto que los necesitamos -Respondió rápidamente-. ¿Dónde si no vamos a meter a todos esos kulaks? Además, estoy planeando un plan maestro para aumentar la productividad y convertir la URSS en potencia mundial. Echa un vistazo.

El camarada Stalin me puso entre las manos un plan económico para los próximos cinco años que consistía principalmente en aumentar la producción a base de la esclavitud en los gulags.

-Stalin, no podemos meter a tanta gente en los gulags -Repliqué-. Ya no cabe más gente dentro.

-Es por eso por lo que necesitamos construir nuevos gulags, tonto -Suspiró hondo y puso los ojos en blanco.

Dejé el papel sobre su escritorio y respiré profundamente, pensando en la situación del país cuando tuve una idea.

-¿Y si sacamos a algunas personas del gulag y las ponemos a trabajar aquí, en el Kremlin?

-No pienso dejar que ninguno de esos estúpidos burgueses capitalistas tomen parte de las decisiones de la URSS nunca más -Levantó su fría mirada y la clavó sobre mí.

-Quiero decir, pueden hacer el mismo trabajo que en los gulags, pero aquí -Expliqué-. Pueden limpiar, cocinar...

Stalin se quedó pensativo por unos segundos.

-Bueno vale, podemos intentar eso -Respondió-. Pero sigo prefiriendo mis planes quinquenales.

En los días siguientes algunos kulaks comenzaron a aparecer por el Kremlin, siempre vigilados por los guardias de Iosif. Mi idea parecía funcionar bastante bien ya que la gente parecía tan asustada de volver a los gulags que hacían todo lo posible por no causar ningún problema.

-No esperaba que esto fuera a funcionar tan bien -Confesó Stalin cuando ambos estábamos solos en su despacho-. Quizás debería escuchar tus propuestas más a menudo, camarada.

Iosif se acercó a mí y me besó apasionadamente, empujándome contra la pared de la habitación. Stalin estaba comenzando a desvestirme cuando se abrió la puerta de su despacho y ambos nos alejamos el uno del otro rápidamente. Nadie aparte de Lenin sabía de nuestra relación y desde que Lenin había dejado nuestra utopía comunista solo Stalin y yo sabíamos de nuestro romance y con el fin de no escandalizar al resto de camaradas habíamos decidido mantenernos en secreto.

Una mujer entró en la habitación con una escoba en la mano.

-Lamento interrumpir -Se disculpó rápidamente, tapándose los ojos-. Mejor me marcho.

-Espera -La detuvo Stalin-, ¿no te conozco de algo?

-Mi nombre es Druska. Usted me mandó al gulag, camarada Stalin -Le respondió la mujer.

-¡De donde nunca tendrías que haber salido! -Gritó enfadado el secretario general.

Mientras yo terminaba de vestirme, Stalin salió de la habitación y expulsó a todos los kulaks del Kremlin, mandándolos a todos de nuevo a los campos de concentración.

-Volvemos a los planes quinquenales, Trotsky -Dijo en un tono brusco cuando volvió al despacho.

Me molestó que Stalin acabara tan bruscamente con mi plan. Pero no podía enfadarme con él por mucho tiempo, no con ese hermoso bigote. Así que decidí seguir obedeciendo al secretario general, tanto en el gobierno como en el dormitorio. Pero eso no estaba destinado a durar mucho tiempo.

More Than Comrades ||Trotsky x Stalin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora