Capítulo 2

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Había tenido pesadillas muy extrañas esa noche, en cierto punto uno de sus exnovios se estaba hospedando en nuestro departamento durmiendo en nuestra cama. Me levante con dolor de espalda, a mi edad ya no debía dormir hasta medio día, esa buena época ya había pasado.

Sally se había ido temprano al trabajo. Me lave los dientes y vi que me había dejado una nota en el espejo del baño – consigue un calentador – nunca podía dejarme un mensaje solo para hacerme sentir bien o tan siquiera dar los buenos días, siempre debían de ser mandados. Ella aunque no lo aceptara me resentía mucho el que no tuviese que levantarme temprano y salir a trabajar como el resto de la gente – yo no escogí mi vida – dije mientras revisaba los pedidos en mi pagina web.
Eran varios, los suficientes para pagarnos todo un mes de renta.

Tome dinero del arca donde lo guardábamos y me dirigí a la paquetería para hacer los envíos necesarios y después pasaría por un calentador de agua.

Sally me había dejado la camioneta, seguro llegaría de malas por la noche y yo ocasionaría una pelea por un mal gesto suyo o una palabra hostil.
Al encender el auto tuve una idea, la paquetería y la tienda de cosas para el hogar estaban muy cerca del antiguo departamento de uno de sus ex, el mas reciente anterior a mi. 

Abrí su baúl y recordé como había conocido a Sally mientras admiraba el gran manojo de llaves, algunas tan comunes como las que usábamos para abrir nuestra casa.

No había tenido dinero para comprarle un estéreo al auto así que maneje tarareando en mi cabeza una cancionsita tonta que me recordaba mucho a Sally.
Una vez que envíe mis paquetes visite el departamento de mi antiguo rival, no fue difícil llegar hasta el lo que si era evitar el torrente de recuerdos que me llegaban al recordar la pelea de anoche.

Era un lugar feo digno de una sucia criatura de rapiña como lo era su exnovio. Casi no había gente en el edificio, todos se encontraban fuera haciendo su vida en sus trabajos o escuelas.

Una señora me saludo cuando me vio pasar delante de ella, casi no le extraño verme por ahí con ese enorme manojo de llaves.
Llegue a la puerta indicada, debía de probar si alguna de las llaves correspondía a la cerradura, no por otra razón mas que por un morbo personal y para comprobar que la moral de mi novia era igual de cuestionable que la mía.

Mientras probaba llave por llave fracasando con cada una pensé que quizás las nuevas personas que vivían ahí hubiesen cambiado la cerradura, cosa también improbable ya que se le veía muy vieja. Saltando me varias llaves algo me impulso a probar la extraña llave con círculos y numeraciones grabadas en sus costados.
– Funciono – dije realmente asombrado, la puerta se abrió rechinando y por suerte mía no había nadie. El lugar era una estancia agradable aunque algo pequeña. Lo primero que llego a mi mente era que Sally me había mentido, tuve intención de enojarme realmente con ella pero luego me tranquilice tomando una bebida del refrigerador de quien sea que viviera ahí.

Si me había ocultado la verdad o me había dicho el cuento de su padre  era porque yo seguramente le haría un drama innecesario. Tuve un cierto rencor hacia ella cuando recordé con tanto cariño había guardado las llaves, aunque también quizá había dicho la verdad y su papa le había traído aquel manojo de llaves pero ella simplemente le añadió la llave del simio que tenía por novio en esa época.

– es una llave realmente hermosa – dije mirándola al bajar las escaleras para salir de aquellos edificios.

Conduje hasta la tienda donde vendían de todo para tu hogar y me entretuve mirando cuantas cosas inútiles vendían antes de llevarme un boiler. Siempre me sentí bien rondando por los pasillos de tiendas como esta, aunque por separado odiaba la musica instrumental que ponían de fondo

Le pedí a un hombre de uniforme que me guiara hacia los implementos de baño, el amablemente me dijo que lo siguiera y mientras Caminábamos me hizo un par de preguntas personales, quizá para simular calidez en el servicio.

– ¿es usted casado? – inquirió doblando por los pasillos con hábiles  – no pero algún día me cansare, es decir me casare – el empleado río por mi juego de palabras – le daré un consejo, si quiere que ella sea para siempre no Indagué en su pasado, disfrute el presente – lo mire extrañado porque una plática informal con un desconocido fuese tan intensa.

– así lo haré – dije nervioso cortando el tema.

– un calentador de agua, un modelo compacto pero funcional – me dio exactamente hacia lo que buscaba y se fue, parecía muy ocupado pero antes añadió – lindas llaves – una vez que tuve el calentador en mi camioneta y pensando mejor las cosas decidí no seguir obsesionado por el yema de las llaves, después de todo quería un futuro con Sally.

Por la noche llego Sally, escuche como azotó la puerta de entrada, tal como lo imaginaba estaba molesta – como es asquerosa la gente – se quejó mientras arrojaba su saco al sillón
– no te enojes mi vida ya mañana te llevas en la camioneta – ¿y porque no fuiste a recogerme? – gruño con aquella mueca que tanto me molestaba, buscaba pelea. Yo le argumente que había tenido un día ocupado, ella me recriminó que haber mandado un par de cosas al correo y comprar un calentador no calificaban cómo tal, que era un egoísta y un canalla que no le ayudaba en nada, que sus sentimientos me importaban un cacahuete y que ni siquiera pude instalar el puto calentador, que era un holgazán bien hecho.

Eso fue suficiente para que como lo había pronosticado peleasemos, quise no hacerlo pero no pude contenerme de echarle en cara que guardase las llaves de todos los hombres con los que había estado y aun más de mi nueva evidencia.

– ¿de que carajos hablas? – me grito mientras se llevaba las manos a la cabeza. No quería decírselo pues realmente era mas vergonzoso para mi pero me estaba quedando sin argumentos y así lo hice – una de las llaves que tienes en ese gran manojo es de tu exnovio, vaya drama me hiciste por esa carta insípida y tu guardando aquello – ¿porque dices que es de el? – pues porque fui a su antiguo condominio y lo comprobé yo mismo.

Sally me miro con un gesto entre molestia y risa – ¿enserio hiciste eso? – pregunto totalmente incomprendida – lo hice y la llave abrió a las mil maravillas mentirosa – idiota, es imposible yo nunca he tenido su llave, te lo dije esas llaves me las trajo mi padre de todas las ciudades que visitaba – no te creo, y entonces como explicas que la llave abriera – no lo se, pero si tanto te obstinas mañana mismo le hablamos para que le puedas preguntar si alguna vez yo tuve llave de su casa – ¿es que guardas su teléfono? – mierda eres imposible, me voy a la cama tu duerme en el sillón y que no se te ocurra entrar a mi cuarto.

Mientras trataba de acurrucarme en el duro sofá recapacite, si había sido algo obstinado ¿porque iba a seguir mintiéndome después de todo? No obedecía a ninguna lógica, pero esa llave demostraba lo contrario.

Un simple acto de confusión me dije quedándome dormido.

Gracias por leer, vota, comenta y sigue me si te ha gustado.
Se que estos últimos capítulos no han sido muy entrañables respecto a la historia del viaje en el tiempo pero por favor tengan paciencia que nuestro protagonista apenas empieza a sospechar, comprender y entender el poder de tal objeto. Espero que haya sido de su agrado y si es así comparte mi obra para que mas gente pueda leerla y ya sin mas que decir un saludo y hasta la próxima.

Oztoatl

La llave del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora