Capítulo 4

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Casi brinque de la cama cuando Sally se había ido, estaba realmente emocionado pensando en todo lo que haría con esta llave. Pero primero tenia que verificar que todo esto no fuese un sueño. Tome el manojo de llaves y desprendió aquella especial, cuando me estaba lavando los dientes escuche que la puerta del departamento se abría.

Era Sally había faltado al trabajo para llevarme al doctor y regresaba de haberme sacado una cita.

Eso retrasaría mis planes y realmente no era necesario puesto que el golpazo que me había dado no había tenido consecuencia alguna. Las lagunas que experimentaba y los recuerdos que faltaban se debían a una fuerza mayor que a nosotros, a esa llave mágica con la que había viajado en el tiempo.
No pude convencerla y terminamos en la sala de espera de nuestro doctor de cabezera.

A eso de las 2 de la tarde logramos abandonar el consultorio medico, el doctor me había recetado unas pastillas para la jaqueca y me dijo que el golpe pudo ser fatal las primeras 6 horas pero que ahora no corría ningún peligro. 
Ese día aunque no pude experimentar con la distorsión del tiempo, fue muy bueno. Sally había faltado al trabajo para cuidarme y se esmero en hacerlo, estuvo con sintiéndome como a un niño enfermo pues le preocupaba de sobremanera que yo hubiera tenido esas lagunas mentales. Ella no sabia que habían sido gracias al cambio de variabilidad temporal que la llave causo.

Sally y yo estrechamos los lazos rotos que habíamos trastocado por tantas peleas sin sentido, sin embargo pude notar en sus ojos y sentir en su misma forma de tocarme que aun cargaba con aquel recuerdo, con aquel miedo,  con la duda de mi error.
Estos pensamientos fueron acallados por el sonido del timbre – ¿quien podrá ser a esta hora? – preguntó Sally extrañada pues ya daban las 10 de la noche – no lo se querida, espero que no sean malas noticias – dije levantándose del sofá donde estábamos acostados viendo televisión.

Me asome por la mirilla de la puerta donde pude ver un rostro lamentablemente familiar, abrí la puerta confuso – ¿quien es? – pregunto Sally levantándose también – Buenas noches – dijo nuestro invitado no deseado – es el chico que me ayudó a instalar el calentador el día de ayer – le comente a Sally. Ella lo miro extrañado por lo inusual de su visita – muchas gracias por su ayuda – dijo Sally con una sonrisa que aparentaba ser natural – No hay de que, fue solamente el servicio de la tienda. Pero lo que me trae de regresó no es un asunto laboral, simplemente me preguntaba si no había dejado por aquí una bufanda rosa – había sido este idiota el que la escindió bajo el sillón pensé y como si supiera lo que estuviera pensando me clavo una mirada maliciosa.

– no la dejaste aquí – dije con sutil aplomo sin quitarle la vista. El joven sonrió satisfecho – bueno debí dejarla en otra de las casas a las que fui, les agradezco  su amabilidad y perdonen por la grosera interrupción, que descansen –  dijo saliendo de nuestro departamento.
Sally me miro confundida, cuando escuche que el chico iba bajando las escaleras le dije a Sally que me esperara, que tenia que preguntarle algo sobre el calentador y salí a buscarlo.

Lo vi caminar pausadamente, casi esperándome – ¿a que viniste realmente? – le dije terminando de amarrarme la bata – a buscar la bufanda – dijo tranquilo – la arroje a la calle, lo siento – exclame titubiante. 

El chico chillo una risa extraña y tonta, se dio la vuelta y siguió bajando las escaleras – por cierto vi lo que hiciste, es asombroso – dijo volteando y guiñando me el ojo – maldición – pensé, al parecer el viaje en el tiempo le permitía a las personas que me hubiesen visto conservar su memoria.
Era lógico, del mismo modo que yo no podía recordar lo que había pasado. Me senté en las escaleras preocupado, pero ¿que era lo que aquel joven había visto realmente? Cuando mucho una duplicación de mi mismo. Su escaso cerebro no alcanzaría a saber que lo que hice era un salto cuántico a través del tiempo y mucho menos imaginaria el objeto de poder que me ayudaría a hacerlo.

Aun y así era peligroso dejarle conservar esa memoria, ese conocimiento de mi y de mi recién adquirido poder. Consultaría con la almohada y ya vería que haría por la mañana.

Sally me pregunto el porque de mi tardanza, le dije que me había puesto a platicar un rato con el muchacho de cosas sin importancia, ella dijo que era tierno que ya hubiese encontrado un nuevo amiguito.
La abrace y nos tiramos a juguetear en la alfombra.

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Esperemos los planes que tiene nuestro protagonista con respecto a el descubrimiento de su nuevo poder y lo que tendrá planeado para borrarle los recuerdos al muchacho de la tienda.
Ya sin más un gran abrazo y hasta la siguiente.

Oztoatl

La llave del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora