Entre el bien y el mal

CAPITULO 1

El mundo tiene miedo, esa frase resume bastante bien la situación en la que nos encontramos. Un grupo de asesinatos alertan a medio mundo. La policía y el ejercito trabajamos ahora juntos ante este problema, pues no se trata de un asesinato sin culpable, si no de varios. Las autoridades afirmamos que se trata de una "moda". No todos son asesinos expertos, la mayoría son imitadores. Un asesino mató a una persona sin consecuencias y ahora varios delincuentes creen que pueden hacer lo mismo o, al menos, intentarlo. Pero esto es más que un intento, esto es una victoria para los criminales. Ya son más de 50 las víctimas de "asesinatos fantasmas", crimines en los que los culpables salen impunes.

El mundo tiene miedo, la gente teme que se trate de una banda criminal experta en que no se les encuentre, experta en matar sin testigos, EXPERTA en burlar a la seguridad de todo el planeta. Y puede que toda esa gente tenga razón, aún no lo sabemos. Todos nos hacemos la misma pregunta, ¿Cuántos minutos y personas han de morir para que se haga justicia?, todavía nadie tiene la respuesta. Nadie sabe nada, nadie dice nada y, eso, comprendo que es aún más escalofriante. El ejército a salido a las calles y llevan en ellas tantas semanas que nos hemos acostumbrado a verles como vecinos.

El mundo tiene miedo, muchos se refieren a esto como una "masacre", yo no lo veo así. Una masacre es, por definición, el asesinato de muchas personas indefensas de manera salvaje y violenta. Estos asesinatos se pueden calificar de muchas maneras pero, no son salvajes, no hay sangre. La mayoría de las víctimas estaban armadas así que, desde mi punto de vista, tampoco estaban cien por cien indefensas. Por otro lado, el hecho de que los asesinatos se cometan de una manera tan sutil y silenciosa como para que nadie descubra al asesino, elimina el adjetivo "violento" de la lista. Yo, en su lugar, usaría otro tipo de adjetivos para estos crímenes; elegancia e inteligencia.

Aurora dudaba de su última reflexión, la del final del texto. ¿Podría parecer que defiende a los asesinos? Buscó otra manera de expresar su admiración hacia ellos y a la vez su desaprobación, pero no se la ocurría nada...

- ¿Lo tienes ya?- Bruno entraba exhausto al estudio que Aurora y él compartían como compañeros de piso.

- Tienes que aprender a llamar a la puerta- Aurora dudó su texto un último segundo y finalmente decidió dejarlo tal y como estaba. Le dio al botón de imprimir y fue rodando sobre su silla hasta la impresora.

- Te recuerdo que esta es mi casa...- Observó las ruedas de la silla.- por cierto, deja de hacer eso con la silla, estropeas la madera.

Bruno seguía a Aurora por la habitación mientras ella buscaba por todos los cajones una funda de plástico para meter los papeles recién imprimidos. Cuando por fin la encontró y guardó el discurso en ella, se lo dio a su compañero. Él, apenas tenía manos libres para sujetarlo, estaba demasiado ocupado con un maletín en una y una bandeja con dos vasos y un pequeño paquete en la otra. Ella, por fin se levantó de su silla y se acercó a él, pero no para ayudarle. Señaló uno de los vasos de papel de la bandeja.

- No...- la respondió Bruno.

Aurora cogió el otro vaso y el paquete mientras Bruno hacía malabares para que no se le cayera nada. Ella se sentó en un sillón, quitó la tapa al vaso y comenzó a beber su batido de vainilla, entretanto, observaba la pizarra que tenía frente a ella a pesar de que esta estuviese en blanco. Bruno consiguió meter la funda con el discurso en su maletín y comenzar a beber del vaso que aún estaba en la bandeja.

- Gracias Au, te debo una.

- Otra- le corrigió ella.

- Lo sé, aún te sigues cobrando la anterior- Bruno tiró la bandeja de cartón a la papelera- ¿Por qué no pruebas los batidos de la cafetería de aquí abajo? Seguro que te gustan, además, me quedaría más cerca.