CAPITULO 3

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- ¡¿Estas defendiendo al asesino?!- Bruno se levantó del sillón.

- ¡No!- gritó Aurora ofendida.

- ¡¿Entonces qué diablos estas diciendo?!

- ¡Solo digo que tiene mérito lo que hace!

- ¡Es un maldito asesino en serie Aurora!- Bruno cada vez estaba más cabreado- ¡Podría venir ahora mismo aquí y matarnos!

- ¡No! El asesino no...

- ¡No le defiendas! ¡NO- LE- DEFIENDAS!- Bruno no paraba de gritar esa frase para callar los argumentos de Aurora, hasta que ella subió la voz más que él.

- ¡Mi asesino no haría eso!- Bruno se callo de golpe, reflexionó la frase y se enfadó aún más.

- ¡¿Tú asesino?! ¡¿Ahora es TÚ asesino?!

- Bruno...- Aurora intentaba calmar la situación.

- No Aurora...No.

Bruno abrió la puerta del estudió y salió resentido. Aurora dejó caer el rotulador al suelo y salió tras él. Iba a paso rápido por el pasillo y solo frenó cuando llegó a la entrada, fue ahí donde Aurora le alcanzó. Bruno rebuscaba entre los bolsillos de su chaqueta, colgada en un perchero al lado de la puerta de la entrada.

- Bro, entiéndelo, es brillante...

- Es un asesino.- Bruno ni siquiera la dirigía la mirada.

- Sí, pero mata a asesinos. A no ser que tú seas uno, no tienes nada que temer- Bruno la miró y ella se quedó dudosa un instante.- ¿Eres un...?

- ¡No!- Bruno la interrumpió ofendido antes de que pudiera acabar la frase.- ¡Por Dios, Aurora! ¡No!- Bruno comenzó a mirar la pantalla de su móvil, le acababa de sacar de su chaqueta.

- Vale vale, lo siento- Él la interrumpió con una risita .- ¿Qué?

- Hunter me pregunta si puede pedirte una cita.- Como si nada, Bruno se puso la chaqueta y guardó de nuevo el móvil en ella. Aurora decidió pasar por alto ese último comentario.

- Bruno... El asesino...- Él la interrumpió de nuevo.

- Cumplo los tratos Aurora, no diré nada de esto y sé que tú también los cumples y cuando tengas la información me la darás para la policía. Pero una vez ambos hayamos cumplido nuestra parte, haré todo lo que este en mi mano para que encarcelen a ese asesino aquí, en Estados Unidos. Y no dormiré hasta que le condenen a la pena de muerte.

Aurora se quedó muda y asustada por esa nueva faceta de Bruno. Él, la dirigió una última mirada y, dando un portazo, se fue del piso. Ella se quedó de brazos cruzados, con la puerta cerrada en sus mismísimas narices. Cerró los ojos y respiró profundo antes de alejarse de la entrada. Fue a la cocina, a pesar de ser ya muy tarde, todavía no había comido. Tras comer un par de porciones de pizza y guardar el resto, volvió al estudio y, totalmente frustrada por lo que había sucedido con Bruno, se tiró al suelo. Con los pies apoyados en la pared donde estaba colocada su pizarra, intentaba verlo todo desde otra perspectiva, pero era un hecho que estaba distraída. Aurora, aunque no era una persona orgullosa, no era una entusiasta de disculparse, y menos en una situación como esta, en la que creía tener razón. Comprendía el punto de vista de Bruno, lo que no entendía era por qué él no había comprendido el de ella.

Entre el bien y el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora