Capitulo 6 - La cita doble.

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El se detuvo y se aparto, en cambio yo aun no podía creer lo que había sucedido.

-¿Qué fue eso? ¿Qué rayos fue eso? – Pregunte muy confundida.

-¿Eso? ¡eso fue un beso! Ahora ve a dormir fastidiosa. - Respondio algo avergonzado.

Comenzó a empujarme para subir por las escaleras pero me detuve, estaba borracha pero no estaba loca.

-Si, pero, ¿Por qué me besaste? ¡no lo comprendo!.

- No tenemos tiempo para hablar ahora, ve a dormir, seguro mañana no recuerdes nada, estas muy borracha Elizabeth. – Me giro para darle la espalda y continuo empujándome.

-¡Anthony! – Me voltee a el – Dime que esta sucediendo… no entiendo esto, ¿Por qué lo hiciste? – Continue esperando respuesta pero el se quedo en silencio - ¡Anthony! ¿Estas escuchándome? ¡no estoy hecha un completo desastre para no darme cuenta que no me quieres responder!.

-Pues tenias que callarte ¿no crees? ¡hablas mucho! Solo fue por eso, además te vi con la cara de dolor y me diste lastima ¿Feliz? – Contestó fríamente.

- Asi que eso fue… ¡Eres un maldito bipolar! – comencé a gritarle.

- ¡No me digas que te creíste mi beso de nuevo!– respondió burlandose. El disfrutaba romper mi corazón. ¿Cómo podía ser tan cruel? ¿Cómo podía besarme y luego tratarme de esta manera? ¡definitivamente es un maldito!

- ¡JODETE ANTHONY! JO-DE-TE – Le di una cachetada tan fuerte que mi mano se torno roja y su mejilla también, nos quedamos mirando en silencio y luego le di la espalda,subí las escaleras tan indignada que estrelle la puerta lo mas fuerte que pude y luego me lance a la cama….

Abrí mis ojos lentamente confundida ya que no recordaba en que momento me había quedado dormida. La brillante luz del sol llenaba toda la habitación y era porque había olvidado bajar las persianas y yo odiaba por completo mantenerlas abiertas por esa misma razón, odiaba que el sol me levantara y mas cuando mi estado de humor no era el mejor y por tal razón estaba odiando mucho mas a Anthony en este mismo instante por hacerme olvidar bajar las persianas pero sobre todo por romper mi corazón de nuevo. El lo había roto ¿o no? Aunque nunca le confesé mis sentimientos, el no debía besarme y luego tratarme como una completa basura; de ahora en adelante Anthony no significaría nada para mi… absolutamente nada.

Me levante de la cama adormilada y dando zancadas al baño, Respire hondo ya que sabia a lo que me enfrentaría, no seria muy bonito verme después de una buena borrachera, así que me prepare y finalmente me mire al espejo, di un grito ahogado por lo que mis ojos estaban viendo, mi rostro se veía tan mal que comencé a lavarme el maquillaje corrido de la manera menos delicada posible, finalmente cuando me deshice por completo de el, entre a la ducha y comencé a dar un suave masaje por mis hombros y cuello que me estaban matando, agarre el shampoo y lentamente lo esparcí por todo mi cabello castaño  masajeandolo hasta hacer espuma. Después de tomar la ducha salí y como siempre me mire al espejo y no pude evitar notar un morado en mi muslo izquierdo lo cual se me hizo muy extraño, no recordaba haberme golpeado con algo ayer, pero seguro lo olvide… estaba borracha. Finalmente me cambie y seque mi cabello, baje las escaleras y me prepare el desayuno, después de observar fijamente la nevera vi un pedazo de papel con una nota que decía “Tuvimos que irnos, prepara el desayuno de Anthony”. ¿Saben quien no va  a preparar el desayuno de el? Yo. Termine de desayunar y a poco me tropiezo con el cable del teléfono que no colgaron cuando iba en camino a lavar los platos asi que me agache y recogí el teléfono, al levantarme veo su malditamente hermoso rostro recién levantado y trasnochado por mi culpa, aunque  no expresaba nada de vergüenza, era el… el mismo de siempre con un pantalón de dormir y sin camisa, lo cual fue muy raro, nunca lo había visto sin camisa y por mas que quería dejar de mirarlo no pude y mas al notar que tenia un tatuaje en su pectoral en latín decía “Hoc non pereo habebo fortior me”, no entendía lo que decía pero la curiosidad me estaba matando y también me estaba matando el porque estaba sin camisa, asi que me levante.

La realidad de ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora