Capitulo 1 - A Cazar.

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A veces desearía que todo fuese un sueño o mas bien una pesadilla, no es fácil saber que puedes morir cualquier día, en cualquier momento y en cualquier lugar, de la manera mas inesperada posible; lo único que me calmaba era el hecho de tener amigos, es decir, un grupo, todos nosotros sabíamos que los demonios existían, ya nos habíamos enfrentado a ellos en diferentes ocasiones, nosotros eramos una familia o eso creía yo, eran hasta mas amables que la mia…en fin, como siempre en toda familia hay problemas y mi problema era Anthony, es el tipico chico que se cree mas listo que los demás, el que por asi decirlo me odia sin razón… y obviamente yo no me llevo bien con el, pero extrañamente todos lo quieren, menos yo, siempre esta interrumpiendome en todas las conversaciones, ignorandome, haciendome quedar completamente mal ante los demas, de modo que siempre terminamos en pelea.

-Elizabeth,Necesito que me traigas un café. – me ordeno mi jefe quien era exageradamente guapo. Este era el mas normal que habia tenido desde hace una buena temporada.

-Claro, no me tardo. – Sali de su oficia, me dirigi a la cafetería,mientras me dedicaba a servir su café, Meredith se quedo frente a mi y luego empezó con lo mismo de todos los días.

-Elizabeth, necesito tomar mi café de todas las mañanas… - ella comenzo a sonar sus estupidos zapatos rosados.

-Que interesante. - comente sin dejar de preparar el cafe.

-¡Siento que moriré! ¡Date prisa! - el ruido se volvia cada vez mas desesperante.

- Lo siento Meredith, acabe de llegar - me detuve y la observe - y es para el jefe. - continue haciendo el cafe.

- Pues no es culpa del jefe que no seas tan ágil. Asi que muevete. - me ordeno con un tono severo.

Si Meredith  supiera que tan buena soy con la agilidad, estaría muerta… el cuchillo le atravesaría su corazón sin ella notar que me movi.

-¡Ya! Me voy, puedes usar tu cafetera favorita. En la esquina de allá hay otra igual… nunca comprenderé porque tus pies no pueden moverse a esa direccion…  - le dije señalando la esquina con mi mano desocupada.

-¿Tienes algún problema? Además, la otra no me gusta, es muy lenta, como tu. 

Yo me marche a zancadas antes de degollarla con la servilleta… si es que era posible. Entre a la oficina de nuevo y el estiro su mano recibiendo el café.

-¿Necesita algo mas señor? - Pregunte con una sonrisa pintada, pero antes respire profundo.

 - No,no, sabes pequeña, hoy me voy temprano, como en tres horas, por lo tanto tu tambien puedes marcharte. - Me dio una sonrisa hechizante, sus dientes era tan blancos y alineados, diria que eran perfectos. luego continuo con su papeleo.

-¿Es enserio señor? ¡Se lo agradezco mucho de verdad! – El volvio a mirarme y yo le sonrei ya que era muy extraño que el jefe estuviese de buen humor. Sali dando pequeños saltitos de felicidad que apenas se notaban.

Finalice la tarde ordenando la agenda de mi jefe y confirmando sus proximas citas con empresarios importantes, despues de eso guarde todo bajo llave, entre a la oficina de el y me despedi. Meredith aun no podia marcharse ya que era la encargada de atender las llamadas mientras el no se encontraba. por ultimo le regale un sonrisa victoriosa mientras ella me sacaba la lengua con disgusto.

Llegue a casa y me quede hablando con Adam en mi habitacion.

-¿Elizabeth? ¿Estas bien? – dijo Adam interrumpiendo mi trance.

-Eh, ¿Qué? Si, si estoy bien - lo mire a los ojos.

-¿Segura? Esto no será por… ya sabes, ¿Michael? – el recuerdo paso por mi mente y apuñalo mi corazón.

La realidad de ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora