Todas las desgracias inician.

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Nunca sé sintió así de desarmado antes, ese momento era terrible, el corazón le dolía y sentía la necesidad de disculparse con su amigo.

El padre de Yamamoto estaba en terapia intensiva. Según los reportes que sus guardianes hicieron para él después de unos momentos de que llamaran a su guardián de la lluvia, había sido atacado cuando iba de camino a casa. Había sido invitado a la boda, pero llegaría más tarde, a la hora del festín.

Arrojó su kimono a un rincón de la habitación y se tiró en la cama, cubriendo su desnudez con una sábana. Estaba triste, estaba furioso, decepcionado... ¿Cómo tenía que estar en esos momentos? Se sentía responsable de lo que estaba pasando t esa idea, verdadera o falsa, le estaba martilleando la cabeza sin descanso ni piedad. No quería sentirse así, era horrible.

—Dame-Tsuna, sal de ahí.

Escucho la demanda de su tutor pero no le dio importancia, se encogió más entre las sábanas y apretó la almohada para no gritar de desesperación e impotencia.

—¡Saldré más tarde, lo prometo! —gritó con esfuerzo para que su voz sonara firme o al menos creíble para su tutor.

Parecía que Reborn había decidido entender la situación, por lo que con un suspiro se retiró en silencio.

Por su culpa, por culpa de hacerlo pertenecer a una mafia. A un mundo lleno de peligros constantes.

Bien sabía que ahora arrepentirse de nada le servía, pero quizo hacer algo al respecto. A la mañana siguiente reunió a todos y cada uno de los trabajadores de su familia, a un auditorio y tomó un micrófono para dirigirse a ellos.

—La situación de hoy es mala, ayer ocurrió aquí una desgracia irreparable de la cual me arrepiento... De veras que lo hago —sollozó, pero se controló al instante—. Lo pondré de esta manera, si alguien de aquí tiene la firme intención de dejar la familia, que lo haga. Piensen en las personas cercanas, esposa, hijos, todo eso.

Observó unos segundos los rostros contrariados de todos los presentes, que se debatían entre su deber y su trabajo. Hibari yacía a su lado, mirándolo desde lejos, con una mirada consoladora en su rostro. Calladamente le decía que nunca le dejaría enfrentarse solo a los problemas que tuviera que enfrentar.

—Yo no tengo más que decir.

Dicho esto bajó del escenario y cuando estuvieron lejos de la vista de los demás, abrazó a su reciente esposo, lo abrazó fuerte y falto de un apoyo moral que lo sostuviera.

En ese momento su teléfono sonó, rompiendo ese bello momento en el que sentía la calidez de Hibari. Se separaron para dejar que el castaño contestara.

—¿Diga? —del otro lado del auricular una voz estalló en carcajadas burlescas—. ¿Quién habla?

—No es divertido, ¿verdad? Pero no te sientas culpable por su muerte. Algún día moriría...

—¡¿Quién eres?! —se exaltó.

—Nadie importante. Ah, te aviso que no podrás rastrear el teléfono por el que te he llamado, es anónimo.

—¿Eres de Millefiore?

—¡Bingo! —respondió la voz juguetona.

Tsuna estando consciente de que no lograría nada hablando con ese tipo, colgó la llamada, dejando caer el celular y volviendo al cariño que tanto necesitaba.

—Ese maldito lo mató, Kyoya... Lo mató y se rió de ello. No puedo seguir así, no puedo garantizar la seguridad de todos.

Tsuna se sentía en una arena movediza que lo arrastraba  por el pantano viscoso y aterrador del arrepentimiento. Las cosas eran complicadas, pero nunca llegó a pensar que tanto lo eran. Cerró los ojos y pensó y no encontró ninguna solución a su problema. Alguna forma alguna manera de poder cuidar a las personas más importantes de su vida. Ese había sido su propósito desde un principio, ser un jefe de la mafia para poder proteger a sus amigos y a la que él consideraba una familia.

—Dame-Tsuna, las cosas son así y a la hora de aceptarlo, tus guardianes dijeron que sí a todo. Y eso incluye los peligros a los que pudieran enfrentarse.

Reborn se cruzó de brazos en la sala, al ver que los guardianes entraban y escuchaban la conversación.

—Así es décimo, yo le seguiré hasta que mi corazón deje de palpitar —dijo Gokudera con una sonrisa.

—Somos amigos Tsuna, y a pesar de que todo esto me duele demasiado, estoy dispuesto a seguir contigo. Porque mi padre querría que siempre estuviese de parte de mis amigos.

Tsuna sonrió suavemente y se lanzó a abrazar a sus grandes amigos.

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Pues hola!

Creo que no lo he mencionado ya, pero este Fanfic fue pensado para tener SOLO 10 capítulos 😉

Una realidad alterna. (Hibari x Tsuna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora