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10 de Julio

Siento como se mueven a mi lado lo que hace que abra los ojos encontrándome con Lucas y Emma jugando a mi lado. Me siento en la cama haciendo que ambos me miren sorprendidos. Juan debió de haberlos acostado aquí.

-Buenos días pequeños- les doy un beso en la frente a los dos antes de dejarlos en la cama e ir al baño. Al salir, escucho como el timbre suena así que, después de tomar a Emma y Lucas en mis brazos como puedo, bajo a abrir la puerta.

-¿Juan?- le digo sorprendida cuando abro la puerta y me lo encuentro con las manos llenas de lo que parecen cuadros.

-Buenos Dias pequeña, lo siento pero no te quería despertar- le sonrío y después de apoyar los cuadros en la pared toma a Lucas- Chicos tráiganlos- les dice a los guardaespaldas lo que hace que frunza el ceño.

Por las grandes puertas de la mansión entran dos lobos siberianos cachorros totalmente blancos y con los ojos azules. Abro la boca totalmente sorprendida hasta que Luna aparece ladrando sacándome de mis pensamientos y Lucas se empieza a reír.

 Abro la boca totalmente sorprendida hasta que Luna aparece ladrando sacándome de mis pensamientos y Lucas se empieza a reír

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-¿Qué te parecen?- dice agachándose para dejar que Lucas los acaricie- Si no te gustan, lo entiendo y los devolveré.

-Juan yo...

-Se que ya estás estresada con tres bebés y Luna y que debí de habértelo consultado primero, pero pensé en como yo tenía un perro cuando era pequeño y me encantó la idea de que Lucas y Emma también tengan esta experiencia. Te dije que estaría más comprometido con la familia y aquí esto princesa.

-Me encantan- le sonrío- Pero créeme que no podré con yo sola con tres bebés y tres perros.

-Tranquila princesa.

Los dos nos quedamos completamente babeados al ver como los mellizos juegan con los cachorros. Juan los presenta como Bonnie y Clyde, una niña para Emma y un niño para Lucas.

-Ahora quiero enseñarte otra cosa- se levanta y me toma de la mano dejando a los bebés con los cachorros- Se que viajamos mucho y que no todo es color rosa, pero quiero que cada vez que vengamos a casa lo sentamos como un hogar. Así que pensé en esto porque estos somos nosotros pequeña.

Y cuando noto de lo que está hablando, me falta el aire. Primero me muestra un gran cuadro de los mellizos durmiendo cuando estaban recién nacidos lo que hace que los mire sin poder creer lo grande que están. Después me muestra una foto de él jugando con Emma, una de mi vientre en el hospital, una de Juan durmiendo con Lucas, una de parte de mi sesión de fotos en el embarazo pasado en la que salgo con ropa interior blanca y un ramos de flores a mi lado viendo mi vientre y una en la que salimos los dos dándole un beso a mi pequeña. Lo miro sin poder créelo. Juan tiene todos estos cuadros en grandes portarretratos que quiere guindar en nuestra casa.

Mi Pequeño Gigante 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora