Parte 2

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Apoyó su cabeza en sus nudillos, que se tornaron pálidos cuando apretó fuertemente el volante de su automóvil.

Ese día se cumplía exactamente un mes desde ese día.

Hacía ya un mes que habían asesinado a Milo.

Hacía ya un mes que su vida es había vuelto una completa basura.

Salió del vehículo y cerró de un fuerte portazo, que al parecer se escuchó hasta adentro de la residencia de los Megalos, ya que Kardia, el único hermano de Milo, se asomó a la puerta para recibirlo.

Camus se quedó mirándolo con fatiga desde el otro lado de la calle. Kardia lo sabía. Sabía porque se comportaba así y se le notaba en la mirada.
Los ojos del pobre muchacho estaban apagados y sin vida alguna, su rostro denotaba alguna clase de enfermedad latente, y aunque su aspecto lucía bastante presentable, era obvio que ya nada quedaba de aquel Camus que conocieron.
El chico bello y refinado, que era pulcro y correcto se había marchado junto con la vida de Milo.

-Te ves bien... Dentro de lo que puede decirse.- Kardia corrió al otro lado de la calle para, no solo darle un buen y necesario abrazo a su cuñado, si no también para animarlo a que entrará a la reunión que llevarían a cabo ese día. -Pensé que no vendrías.

-La verdad es que no tenía ganas de hacerlo. Quería pasar el día en el cementerio con tu hermano y hablar de todo lo que pasó este último tiempo, pero se que eso me destruiría mas rápido de lo que ya esta sucediendo.

-Haces bien Cam. Yo tuve la misma idea que tú pero, se que a Milo no le hubiese gustado que una reunión en tornó a él, acabará en cataratas de llanto y lamentaciones.

Aioria Sagitari-León era el mejor amigo del heleno y suya había sido la idea de hacer una pequeña cena para recordar a su amigo.

-Tanto tiempo sin verte, Aioria. Te debo de agradecer por hacer esto.

Camus abrazó al de cabello castaño y no pudo evitar que una lágrima lo traicionará, ya que recordó que la última vez que abrazó a Aioria fue luego de sepultar a su esposo y antes de eso fue después de reconocer el cadáver del rubio en la morgue, y antes de eso fue cuando recibió la noticia de que su amor había sido asesinado y antes fue cuando Milo había desaparecido.
Sentía que cada vez que abrazaba a Aioria, algo malo le sucedía. Creyó que solo era coincidencia, además de que él no creía en la mala suerte.

-Te lo debía, todos estan aquí. Todos dejaron sus cosas para venir hoy y recordar muy a nuestro modo a Milo.

-O sea con toneladas de licor y strip poker.

Camus cerró sus ojos y luego miró muy enfadado a su cuñado pero acabó por rió un poco. Sabía que no debía de enojarse, pues Milo le había dicho mas de una vez que, el día que muriera, quería que se lo recordará dando una mega fiesta en un club nudista o haciendo una gran celebración donde el alcohol no se acabará en toda la noche.

-Milo me dijo que te dió indicaciones para su funeral después de hacer el amor. No se como no lo golpeaste por sacar semejante tema después de tan glorioso momento. Porque ustedes saben, hablar de muerte después de un orgasmo, es bastante ofensivo.

-Mi hermano era así, Aioria, me sorprende que te sorprenda que se haya salido con eso, cuando todos sabemos que Milo era tan experto para la pasión como para romperla.

-Si bueno, pero también...

-¿Se quieren callar? No quiero hablar de lo que hablamos en la cama con mi marido.

La voz molesta de Camus los hizo volver a la realidad y se dieron cuenta de lo desubicados que estaban al tener esa conversación justo en ese instante.

-Lo siento Cam, no quise hacerte sentir incómodo. Mejor me vuelvo adentro para terminar de ayudar con la comida.

El castaño menor se desapareció tan rápido como llegó y entonces, en ese instante, Kardia y Camus se vieron libres de tener la conversación que querían.

-¿Has sabido algo mas?- Preguntó al mayor mientras lo veía sacar un cigarrillo y encenderlo. Camus odiaba ese vicio presente también en Milo, pero lo toleraba y mas ahora que todo le daba lo mismo. -A mi no me quieren decir nada.

-Me llamaron a declarar ayer. Me sorprendió mucho ya que no me avisaron antes, solo se aparecieron en la puerta de mi casa, diciendo que debía de acompañarlos para declarar en la causa.

-Me suena a que intentaron inculparte en esto.

-Y muy alejado de ese pensamiento no estas. Quisieron ponerme en el papel del hermano homofóbico que no soportaba estar emparentado con un marica. ¡Ja! Tenías que haberles visto las caras cuando vieron que en mi estado civil, aparecía el nombre de Degel Aquarium como mi cónyuge. No les quedó otra mas que pedirme disculpas y dejarme ir.

-¿Pero porque harían eso? ¿Porque inculparte justamente a ti?

-¿Y porque mas sería, Camie?- Kardia se giró para ver a su cuñado a la cara y darle apoyo después de decir lo que debía decir. -Por que no tienen nada. Estan buscando culpables en donde no los hay porque ya pasó un puto mes y no tienen ninguna idea de que carajo pasó esa noche.

-Espera un poco.- Los nervios se apoderaron con facilidad del francés, con solo pensar en eso que se le insinuaba. -Me estas diciendo que, como no tienen nada y no saben para donde ir... ¿Ya no harán nada mas?

-Es que ya no saben que hacer o para donde ir. Así parece que se darán las cosas y la justicia al parecer no es para todos.

-¡No! ¡Me niego! ¡Me niego rotundamente a que eso suceda!

-Camus cálmate por favor.

-¡No me voy a calmar una mierda, Kardia! ¿¡Cómo puedes tu estar tan tranquilo!? Primero quisieron acusarte de la muerte de tu único hermano y luego, como no pudieron, te dejan a entender que ya no harán nada en el caso y dejarán que el hijo de puta que lo mató ande por la vida como si no hubiese hecho nada ¡¿Y tu estas tranquilo!??

-¡No estoy para nada tranquilo! ¡Era mi hermano, carajo! ¡No eres el único que sufre con esto!

-Pero parece que soy el único con la suficiente voluntad para hacer algo y que esto no quede así.

Ambos estaban muy enojados y se sabían lo suficientemente testarudos para ceder, por lo que sin despedirse ni pedir disculpas, volvió a subir a su auto de la misma forma brusca en la que se bajó, se marchó de regresó a su hogar.

Era una burla para Milo y su memoria que no se hiciera nada mas.

No podía y no debía de quedar así.

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