Parte 4

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-Te esperé. Te esperé tanto tiempo luego de eso. No dormí en toda esa maldita noche. Llené los papeles que te dieron en la oficina de bienestar infantil con todos mis datos, puse mi firma al lado de la tuya, y me quedé esperándote toda la maldita mañana... Y esperé y esperé por cuatro malditos días y tu no volviste nunca... Íbamos a ser una familia y tu... Milo...

No pudo mas y se derrumbó sobre la placa de mármol que indicaba donde el rubio había sido sepultado.
Mes y medio había transcurrido ya y no había día en que no llorará al recordar todo lo malo que había pasado.
Su mayor reproche fue, es y será, el no haber detenido a su esposo esa noche y pedirle que se quedará. Su mayor carga era el haber sido impulsivo y haberle gritado todo lo que le grito de manera injusta.

-¿Qué paso, mi vida? Nunca fuiste a ese lugar. Siempre te burlabas de todos los que se la pasaban en bares, matando penas en alcohol barato y cigarrillo con tabaco de pésima calidad. Y tu fuiste a uno la noche en que desapareciste.
¿Porque hiciste eso? Podrías haber ido con Kardia y te hubieses emborrachado con él, hablando mal de tu esposo y diciendo hasta cansarte que te habías casado con un insensible... ¿Qué fuiste a hacer allí, Milo? ¿Qué no estan viendo? ¿Qué están pasando por alto?

Levantó su mirada acuosa y pasó la punta de sus dedos por el nombre del rubio.
La placa era simple y sin adorno alguno. Solo decía el nombre completo de Milo, su fecha de nacimiento y de muerte, y un sencillo "amado hermano y esposo".
Algunos le habían dicho a Camus que incluyera algún pasaje bíblico pero él se negó rotundamente. Milo, algunas veces, no creía ni en si mismo, sería una completa ridiculez ponerle alguna cosa de esas.

Se quedó varios minutos así. Acariciando el mármol y dejando sus lágrimas caer.

-Van a cerrar el caso. Me dijeron que como ya paso mas de un mes, no ven viable la posibilidad de encontrar algo relevante, por lo que van a cerrar tu expediente y a archivarlo como "no resuelto".- Llevó sus manos a su cabello y se despejó el rostro lo mas que pudo, se inclinó y apoyó la frente en el mármol, como si así pudiera sentir el tacto de la piel de Milo. -Tu eras una luz para todos, pero sobre todo para mi... Yo definitivamente no te merecía. Todos tienen razón, soy una mierda de persona, soy una basura de esposo que no merecía nada de todo lo bueno que tu tenías para ofrecerme. ¿Porque tuviste que irte esa noche? Jamás te marchabas cuando peleábamos, solo te encerrabas en el auto y allí pasabas la noche hasta que yo iba a sacarte para que regresaras a la cama. ¿Qué cambió esa noche? Ay Milo, ¿Qué haré ahora sin ti? Tengo miedo, cariño... No se que voy a hacer y no se a donde debo ir... Solo se que voy a enloquecer si esto no acaba pronto... Necesito que esto acabe pronto...

Mas amargo llanto cayó por sus mejillas y por primera vez en toda su vida, no le importó que alguien lo viera.

-Necesito darle fin a tu situación...

-Una cerveza, por favor.

El tipo de la barra asintió sin ganas y Camus solo apoyó desganado sus brazos en la mesa.

Ese bar se veía y olía horrible. El aspecto era lúgubre por donde se lo miré. La oscuridad y el humo constante en el aire era totalmente insoportable pero no le quedó de otra mas que ir allí y ver si podía encontrar aunque sea un mínimo indicio acerca de "por que" Milo había acabado en ese lugar de mierda.

El barman le acercó su pedido y con algo de desconfianza tomó un trago y con demasiada dificultad la pasó.
Hasta el alcohol era asqueroso en ese sitio. Eso se le hizo mucho mas raro y mas dudas de porque su rubio había acabado allí surgieron.

-Siempre dijiste que no tomarías otra cosa que no fuera un buen whisky o una cerveza de las mejores... Y lo último que tomaste es esta basura. ¿Qué pasó contigo esa noche?

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