Esquivaba sus balas y disparaba mis flechas.
El deseo de dispararle una explosiva y terminar con todo de una vez por todas abarcaba cada uno de mis pensamientos, los nervios me carcomían pecho. Pero me contuve, el silencio, la prolijidad y la discreción era una parte muy importante en mi trabajo. Los márgenes de errores eran prohibidos para mí, inexistentes para SHIELD e imposibles si de matar a la Viuda Negra se trataba.
Si cometía un error más, lo arruinaba todo.
Realicé un movimiento rápido al poner la flecha en el arco pero antes de que pudiera apuntar en su dirección y disparar, algo caliente y filoso me rozó la sien. Me desestabilicé por un momento, llevé mi mano a la herida que le brotaba un pequeño hilo de sangre y me oculté en un lugar donde ninguna otra bala de la Viuda me pudiera alcanzar. Ahí comprobé lo que ya sabía: ella era buena, rápida y su puntería era casi perfecta.
Cuando me dispuse a acabar con mi trabajo, ella ya no estaba en el lugar que la había visto por última vez. Solo tuve que seguir su rastro de sangre para saber donde estaba. Había ingresado al edificio.
Yo, a diferencia de ella, me adentré por la terraza. Sabía en donde iba a ejecutar su misión, me había estudiado los planos de la instalación así que sabía donde me encontraba y cómo llegar hasta ese lugar. Ya tenía el plan armado en mi cabeza, ahí la iba a esperar y ahí la iba a atacar.
Caminé con pasos rápidos y seguros pero silenciosos por los pasillos que dirigían a las escaleras internas de emergencia. Recuerdo que hacía frío ahí dentro, y que la iluminación era escasa.
Avencé varios metros y bajé dos pisos para luego recorrer a las corridas otro pasillo, ese era más ancho y poseía muchas más puertas. Comprendí tarde que estaba haciendo lo que ella quería, me estaba encaminado directo a la trampa, a su tela de araña. Había intentado deshacerse de mí a la distancia y mediante balas, y como no le funcionó, lo iba a intentar de otra forma. Esa era su otra forma. Me iba a acorralar, y sin la molestia de la lejanía que lo impidiera, se iba a encargar de mí cuerpo a cuerpo. Cuando digerí las conclusiones que había sacado, supe que tenía que formar otro plan inmediatamente.
Di media vuelta para volver por donde había entrado. Vi una sombra que se movía rápidamente. Ella estaba detrás mio.
No tuve tiempo de reaccionar, me había atinado un golpe en el rostro que me hizo tambalearme y soltar el arco; ignorando el dolor me cubrí de los que siguieron, hasta me apuntó con el arma en la cabeza pero logré desviarla antes de que dispare. Con un intento de arrebatarle el arma, forcejeamos. La empujé contra la pared y cuando le di un golpe en la mandíbula soltó el arma pero respondió con más golpes, uno de ellos fue una patada en mi entrepierna que me quitó el aire de mis pulmones y hasta quizá mi dignidad cuando retrocedí varios pasos de ella, encogiendome de dolor.
Retomé la postura lo más rápido que pude, pero ella ya estaba corriendo hacia mí. Dio un salto, tomó impulso apoyando un pie en la pared y se trepó en mí, envolviendo sus piernas en mi cuello. Con un movimiento brusco, veloz y ágil me tiró al suelo, todavía sin soltarme. El aire me comenzó a faltar cuando ejerció presión contra mi cuello, al siguiente segundo la desesperación me estaba invadiendo. Tiré manotazos y me sacudí en un vago intento de zafarme, pero ella parecía ahogarme con más fuera a medida que pasaban los segundos. Cuando estaba viendo todo borroso mi mano alcanzó una flecha de la carcaj. Intenté clavarsela en una de sus piernas, solo logré hacerle un gran raspon, que por suerte, pudo liberarme.
La Viuda Negra en un intento de reprimir un grito de dolor emitió un quejido lastimero y se intentó alejar de mí, arrastrandose, tratando de ponerse de pie. Yo tomé una bocanada enorme de aire y el dolor y ardor en la garganta me hizo toser varias veces. Ya no tenía tantas fuerzas, sin embargo la adrenalina y los nervios me mantenían todavía con energía. Me avalancé hasta la espía, la sujeté del pie antes de que pidiera pararse y de un tirón la volví a tirar al suelo. Cayó de cara contra el piso pero en una milésima de segundo se volteó para enfrentarme. Como la gran asesina que era, nunca se permitió bajar la guardia.
Me ubiqué a horcajadas sobre ella y con la flecha que aun tenía en mano traté de incrustarsela en el pecho. Ella me sujetó la mano y me dio un cabezazo en la boca. Cuando ya no poseía la flecha, para liberarme de su agarre, dirigí mi mano libre hacia su brazo, donde anteriormente, mi flecha la había herido, pero ya no estaba, se la había quitado. Sentí la humedad de su sangre ni bien la toqué, pero sin darle importante, presioné con fuerza en su herida, casi enterrando mis dedos en su piel.
Esa vez sí soltó un grito fuerte de dolor mientras se retorcía. Luchó por soltarse, totalmente en vano.
Vi la oportunidad perfecta y única y la tomé, era ahora o nunca. Planeaba matarla como ella lo había intentado conmigo.
Solté su brazo y llevé ambas manos a su cuello, lo estrujé con fuerza. La miré a la cara, pero solo pude ver si silueta y tan solo un mínimo brillo de lo que suponía eran lágrimas en sus ojos. No sabía si estaba llorando porque iba a morir o porque la falta de aire le provocaba eso.
De a poco sus quejidos fueron sesando a medida que su cuerpo dejaba de sacudirse, ya no luchaba por inhalar un poco de aire. Creía que ya todo había terminado, que había ganado, que había derrotado a la gran y temible Viuda Negra. Que la había matado.
Pero la subestimé.
La rapidez con la que había llevado su mano a mi hombro fue casi imperceptible. Sentí un leve pinchazo y luego una corriente de electricidad sacudir mi cuerpo hasta dejarme inmóvil en el suelo.
Requirió una fuerza inhumana que creí que no tenía para mover mis extremidades. Apenas generé movimiento alguno apareció un grado de dolor que nunca había sentido. Me había picado, esa era la tan famosa picadura de la Viuda Negra que había experimentado y esperaba nunca más hacerlo.
Desesperado porque sabía que si no me ponía de pie enseguida el siguiente ataque de la Viuda me iba a matar, me arrastré por el suelo hasta que lo sentí. El mango de mi arco.
Lo tomé, me puse de pie mientras sacaba una flecha y la posicionaba y apunté a donde creí haber visto su sombra.
Ella ya no estaba. Se desvaneció como humo.
Lo había arruinado. Pero de algo estaba bien seguro: iba a volver a completar su misión, y yo la iba a estar esperando.
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¡Hola! Aquí otro pequeño capítulo ♡
Como acá es el día del amigo, le quiero desear un feliz día a BrendaRomanoff ♡Si quieren leer otra historia Clintasha, escribí un oneshot hace mucho sobre ellos dos en mi especie de blog, en 'Everything is blue', el oneshot se llama "Emotionless" así que si quieren pasen y lean :)
Gracias por leerme, les deseo un lindo día ♡
- Cami ✌
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17 ARROWS
Fanfic"¿Cuántas flechas se necesitan para derrotar a La Viuda Negra?" |Fanfic Clintasha| [Itsamelon - jul. 2017]