Capítulo 32

1.4K 72 4
                                    



Narra Vane

El resto de la noche nos la pasamos bailando, hicimos una ronda y de ratos acercábamos a Nali y Jenny que estaban algo tímidas. Regresamos caminando, a paso no muy firme ya que habíamos bebido bastante, pero aun así, disfrutando del amanecer que se empezaba a visualizar.

-¡Que bonicas se ven juntas!- Dijo mi Amparo que caminaba con sus brazos entrelazados con el mío y el de Malú, detrás Ana, Pau y Gaby de la misma manera, todas observando a la "parejita" que caminaba un poco más adelante, sin tomarse de la mano o abrazarse, pero empujándose suavemente de a ratos, era muy tierno.

-¡Me muero de amor, chicas!- Suspiró Pau

-Creo que es hora de vengarnos, gorda.- Dije a Malú suave en el oído, pasando un brazo sobre su hombro mientras Amparo decía no sé qué al grupo de atrás.

-¿Vengarnos?-

-Tú, sígueme el juego.-

Llegamos a la cabaña, tomé a Jenny por el brazo y la acerqué a nosotras

-Bueno chicas, es hora de dormir, esta señorita se va con nosotras.- Dije

-¿Cómo?- Preguntó Nali.

-Si cariño, no creeréis que vais a dormir juntas ¿no?- Agregó Malú.

-Tontas.- Decía India riendo, roja como un tomate.

-Ya, no seáis malas mujeres.- Agregó Ana.

-¡Nada! Vosotras no nos dejaron dormir juntas, ellas tampoco lo harán, ley pareja para todas.- Recriminé riendo.

-Oye, hablando de eso, ¡vosotras no deberíais estar en la misma habitación!- Gritó mi Amparo.

-Ya, hasta mañana chicas.- Dijo Malú empujándonos a Jenny y a mi dentro de la habitación y cerrando la puerta, haciendo caso omiso a los gritos entre risas del grupo.

-Oye gorda, como que no pensamos mucho esto de traer a India a dormir aquí ¿no?- Susurró Malú a mi oído una vez que nos acostamos, mientras con su mano hacía un recorrido por mi cuerpo.

-Te juro que mañana te lo compenso, mi amor.- Respondí besando su frente y acariciando su espalda. -Ahora duerme mi María Lucia, te amo.-

Narra Malú

Nos levantamos cerca de las 10 a la mañana siguiente, India aún dormía, en la cocina las chicas preparaban el desayuno, Nali y Pau mate en mano como siempre.

-¿Qué hacemos hoy niñas?- Preguntó Pastora.

-Nosotras estamos ocupadas.- Respondió Vane que me abrazó por la espalda susurrando un "te tengo una sorpresa, amor", haciéndome morir de la intriga.

-¿Pero regresan a la noche? Es que queremos hacer fogatas, cantos en la arena, ya saben...eso.- Dijo Gaby y Vane asintió.

-Buenos días.- Saludó India entrando a la cocina, cruzando miradas y sonrisas con Nali.

-¿Te... te... sirvo café?- Preguntó Nali acomodándose el cabello nerviosa y cediéndole la silla para que se sentara.

-Uy no, todavía nada que tengo el estómago dado vuelta y la cabeza que me explota. Mejor ven.- Tomó a Nali de la mano, hizo que se siente a su lado y apoyó su cabeza por su hombro.

-Buenos días ¿no?- Pronunció Nali luego, tomándola de la barbilla y besándola.

Vane hizo que me sentara sobre sus piernas, al igual que a todas, la emocionaba verlas así, mas después de conocer la historia de Nali, nos alegraba que se diera una nueva oportunidad en el amor.

-Nosotras...tenemos que...- Dijo Nali, luego de un rato de hablarse al oído con India. -Bueno, ya, chau.- Finalizó y salieron abrazas, lo que nos hizo reír al resto.

-Bueno, nosotras también.- Anunció mi Vane.

-Pero vuelvan esta noche ¿no? si quieren...o no ¡pillinas!- Gritó Ana mientras salíamos.

-¿Me vas a decir a donde vamos?- Le susurré.

-Controla la impaciencia María Lucía.-

Fuimos a una playa privada que para llegar teníamos que pasar por una gran vegetación, no era de fácil acceso. Allí, sobre la arena, una flecha hecha de rocas que señalaba una mesa en el centro y a su lado, una cama balinesa rodeada de cientos de velas.

-¿Y esto?- Pregunté emocionada

Ella me llevó hacia la mesa, sirvió dos copas de champagne y puso música de Adele para ambientar.

-Es que, luego de ver todo lo de Nali y Jenny, sus miradas, sus nervios, la vergüenza y dudas de quienes están descubriendo a la otra persona... me pregunté si es que nosotras no estamos viviendo muy rápido todo y no quiero que eso nos pase. No me arrepiento de absolutamente nada de lo que hemos vivido en este tiempo, porque ha sido maravilloso, y cada día descubro algo nuevo de ti que me hace amarte mil veces más que el día anterior...- Hizo una pausa, clavó sus ojos en mí, se acercó y me levantó de la silla

-Es solo que no quiero que perdamos nuestras primeras veces, nuestros primeros besos, las primeras caricias, la primera vez que hicimos el amor, el vértigo de no saber que.- Tragó saliva, tomó una rosa que estaba ahí

-La verdad es que nunca te he pedido que seas mi novia, oficialmente.- Sonrió de oreja a oreja tras decir esto y a mi se me hizo un nudo en la garganta -Quiero que tengamos ese recuerdo, de nuestra timidez al saber que nos estábamos enamorando o de la revolución que siento en el estómago ahora mismo...- Bajo la mirada, estaba nerviosa -...de la emoción que me produce saberte tan cerca, de las ansias de besarte y decirte lo mucho que te amo... Por eso, Maria Lucía, mi hermosa María Lucía, ¿quieres ser mi novia?-

Yo me quedé perpleja, la miraba y no podía creer todo lo que acababa de hacer, ¡mi gran suerte! La miré unos segundos sin decir nada.

-No se como haces Vanesa, te lo juro, ¿cómo haces para lograr que cada día te ame un poco mas? Cuando creo que es imposible, te apoderas de una parte nueva de mi ser.- Tomé sus manos con las mías. -No se si estamos viviendo muy rápido o no, pero lo que si se es que no cambio ni uno solo de los días que he vivido contigo, así me ofrecieran conocer el paraíso hoy mismo... pero es que no me lo creería, el paraíso lo tengo en mis manos ahora mismo ¡Tu eres mi paraíso! Te amo Vanesa Martín y por supuesto que quiero ser tu novia, en esta y mil vidas mas.-

Nos besamos con ternura, lento, suave, disfrutándonos, ella me abrazó fuerte, rodeando mi cintura y hundió su cabeza en mi hombro, yo me aferré a su cuerpo mientras agradecía a la vida por tenerla conmigo -No imaginas cuanto te amo, gorda- Susurré en su oído.

-Es hora de recordar nuestra primera vez ¿no crees?- Dijo con picardía, luego de unos segundos, mientras tomaba de mi mano y me llevaba a cama.

Nos desnudamos a paso lento, acariciando cada parte que nuestra ropa dejaba libre, nos besamos sin prisa, mirándonos con timidez, descubriéndonos como la primera vez, hicimos el amor con ternura y pasión, arañándonos la piel y el alma, dejando nuestros cuerpos exhaustos y libres como la primera vez, y como lo hacemos cada día, porque ella es un mundo nuevo, un océano de sorpresas, mil historias por descubrir, historias que tuve la fortuna de que quisiera contarlas conmigo.


A veces la vida improvisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora