La Supervisora

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   Era un día agradable, aparentaba no llover, lo que favorecía a unas personas para realizar actividades al aire libre, al igual que a otras para trabajar gustosos.

   En una complicada empresa de envíos y correos, se encontraba la supervisora que se encargaba que todo saliera de acuerdo al plan.
   Tenía que darse prisa para tener el día de mañana libre, pues estaba agendado un compromiso al que por ninguna sircunstancia podía faltar.
   Esta bella mujer que ya sobrepasaba los treinta años, aparentaba tener una plena edad de veintiañera, sus ojos miel penetraban en cada mirada que otorgaba, efecto que lograba en todo aquel que la mirara, claro en diferentes grados de influencia.
   Pero la única persona que lograba hacer este mismo efecto con ella, era su esposo, con el que llebava casada ya trece años.

   El día terminó bien, todo de acuerdo a lo planeado, se dirigió a su departamento, lugar donde sólo estaría esa noche, realizó una videollamada con su marido.

   -¿Cómo te trata el trabajo amor?- decía el esposo hablando a la cámara de su laptop

   -Pues, al parecer llegaré a las 8:00 pm. allá- respondió esbosando una gran sonrisa

   -¡Qué bien!, te esperaremos entonces-

   -¿Ya sabes que comprarás?- preguntó con su típica mirada penetrante

   -No...- soltó una risa nerviosa al terminar

   -Vamos Nick, solo piensa en lo que le gusta, lo conoces mejor que yo- decía alientándolo

   -Te aprecia más- respondió algo desanimado

   -Nick no digas eso, pasa más tiempo contigo, te apuesto que te adora- confesó con humildad

   -No sé cómo siempre logras ser tan optimista- rió un poco

   -Es un don- le guiñó un ojo en tono bromista

   -Bien cariño tienes que dormir, mañana hablaremos, en persona- remarcó la frase "En persona"

   -Si amor, dulces sueños- estaba por cerrar la videollamada -No te pienses mucho el regalo, sólo cómpralo y ya- dijo y acto seguido cerró la sesión.

   La mujer apagó la webcam, dejó de iluminar su lámpara de mesa, se cobijó entre las sábanas y calló en brazos del famoso Morfeo.
   Al día siguiente una gran nube gris apagó la incandescente luz solar, provocando la sensación de lluvia en cualquier momento.

   La ojimiel se dirigió a la empresa e hizo lo de cada día, nada relevante en realidad. Ya de tarde, se dirigió a la oficina para dar por terminada su jornada laboral, se quitó el uniforme y se vistió con un presentable vestido negro.
   Llamó a un transporte privado y esperó en la entrada de la empresa.

   -¡Disculpe!- gritó una masculina voz dirigiéndose a la mujer

   Esta volteó intrigada, un jóven trabajador venía corriendo, al parecer algo salió mal -Un conductor esta ebrio y otro tiene enyesada la mano ¿Cómo transportaremos la carga?-

   La mujer vió muy fácil la salida
-Transpórtela usted-

   -Pero, yo tengo miopía- confesó algo apenado

   -No le dí una opción...- su transporte llegó, se montó en él -Le dí una órden- cerró la puerta tras sus palabras.
   El chofer arrancó y salió de las instalaciones. Iban por una avenida cuando vió un gran destelló que iniciaba en el cielo y terminó en algún otro lugar de la cuidad, después de pocos instantes se escuchó el feroz rugir de este magestuoso relámpago, y tal como su esplendor fue su voz.

   Al llagar, la hora era exacta a la que estimó la mujer, 8:00 pm. Le pagó al chofer y se percató que la lluvia había cesado. Notó su casa en oscuridad, lo que la extrañó, tomó las llaves y abrió la puerta, no observó  presencia alguna.

   -Debieron de haber ido por el pastel- pensó intentando dar explicación a su ausencia, pero, notó un extraño ruido.

   Se repetía en lapsos cortos de tiempo, era como un rechinar constante, a la mujer le intrigó aquel sonido y se dejó llevar por su oído.
   Caminó por la oscura casa siguiendo el ruido, cada vez se oía más cerca, cerró los ojos para concentrarse mejor.

   El rechinido estaba a la vuelta de la esquina, ingresó en la habitación, la cocina para ser exactos, abrió los ojos, se arrepintió por completo de haberlo hecho. Soltó un desgarrador gritó mesclando terror, tristeza e inpotencia, se arrodilló y rompió a llorar, mientras otro gran relámpago asotó la tierra, igual de imponete y feroz que el anterior...Pero ¿Eso cambiaría esta malvada realidad?.

Efecto Mariposa #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora