La chica de ojos Negros

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   Era un día soleado, el Sol relucía con fulgor y grandeza, te complacía su calor, no era uno arrogante y sofocante, era uno cálido y abrazante.
   En un aula, una chica de profundos ojos negros miraba hacia la ventana, esperando a que acabase el frustrante módulo de Matemáticas. Veía el paisaje de su escuela sin poner atención a la clase, pero sentía una necesidad de salir, de que alguien la buscaba, que la necesitaba, pero no perdería una calificación por una insignificante corazonada.
    La clase terminó, junto con la escuela y el día soleado, la chica fue la última en salir del aula, tomó sus cosas y salió de la sala. Pero una mano la detuvo de la muñeca, se volvió intrigada y vió a un chico de ojos marrones, tal como un roble. La ojinegra le otorgó una mirada intrigante, a lo cual, el chico respondió cabizbajo, para después decirle con un toque de firmeza y temor en su voz:

   --Me gustas...- confesó subiendo la mirada, viéndola a los ojos

   La chica se perdió en aquellos iris cual madera, pero no pudo mantener la mirada, así que la bajó y con voz baja, le respondió;

   -- Dilan, eres un chico muy bueno, generoso y amable...- para evitar mantener contacto visual, lo abrazó -- Y créeme, me gustas mucho, pero no puedo ser algo más... no te convengo, mereces más que a mi...- confesó sollozando un poco

   Dilan se quedó paralizado, no sabía como reaccionar y le devolvió el abrazo

   --Pero yo te amo...- replicó serio

   --Igual yo, pero no podemos estar juntos...-

   Dilan, con el corazón roto la suelta, se voltea, otorgándole la espalda a la ojinegra, para decirle con voz fría e intimidante

   --¡Yo pienso que más bien eres una zorra que juega con los sentimientos!- le gritó, para así caminar y desaparecer de la vista de la chica

   Se quedó inmóvil, pensó que lo había tomado bien, pero al parecer no...

   Comenzó a llover y la chica corría con rapidez hacia su casa, pero tropezó y cayó al suelo en plena carretera, se apoyó en sus codos con debilidad y dolor, pero vió a lo lejos una luz.

   No supo darle significado, sólo la observaba, hasta que reconoció mejor la silueta y notó que era una camioneta negra. Supo su destino, no se movería, no podía hacer nada, solamente esperaba su dolor.

   El impacto llegó, se le nublo la vista, de su cabeza brotaba sangre, de repente se le dificultó la respiración, cerró sus ojos y expiró...

Efecto Mariposa #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora