Abril

Duende

Lo dado por los dados

IV. Duende (sust.): gran encanto o atractivo, casi mágicos, que se desprende de una persona o una manifestación artística.

La música se escucha a medida que me acerco a la cocina. Suena una canción de su cantante favorito o eso parece por la forma en la que baila. Permanezco parado, apoyado en el marco de la puerta e intento no hacer mucho ruido para que no se pare.

Me quedo deleitado con sus movimientos y con la forma en la que mueve su cadera, como si supiese que mi respiración fallaba cada vez que lo hacía.

Embobado siento que estoy viendo la mejor obra de arte, reprimo mis ganas de acercarme a ella y me quedo quieto, atento, admirándola. Pega un salto cuando me pilla observándola y viene corriendo a darme un beso, creyéndose que no le había visto sonrojarse.

Niego con la cabeza al pensar en lo afortunado que era y recuerdo que nunca creí en el destino, ni en el azar y mucho menos en la casualidad, pero no hacía falta ser un genio para ver lo que me habían dado los dados... Algo tan mágico, que sentía que se me escapaba de las manos.