1. Los Gemelos Kanda.

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Advertencia: contiene muertes de personajes.

Los días en la casa con más aspecto de mansión que otra cosa, ya que era de estilo japonés antiguo a simple vista pero que por dentro mezclaba lo clásico con lo moderno, eran días tranquilos y comunes, la rutina repetitiva era estorbosa para el se...

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Los días en la casa con más aspecto de mansión que otra cosa, ya que era de estilo japonés antiguo a simple vista pero que por dentro mezclaba lo clásico con lo moderno, eran días tranquilos y comunes, la rutina repetitiva era estorbosa para el señor de la casa, había alcanzado la madurez suficiente para no entretenerse con juegos de adolescentes y ahora tenía que dirigir el negocio familiar, el hombre de cabellos castaño oscuro y crespo, removía los anteojos gruesos rojos de sus orbes cafés, que segundos atrás le ayudaban a terminar de pintar un bello cuadro de su propio jardín, la única afición que conservaba de su juventud hiperactiva era el dibujo y la pintura, se le daba de maravilla pintar bellos paisajes y el enorme jardín que rodeaba la casa le proveía de suficiente inspiración con cada cambio de estación. Pero nada era más placentero para él que pintar a su bella esposa Klaud Nine.

Para Tiedoll Kanda su esposa era su pilar, Klaud tenía el cabello de un color tan dorado que le daría envidia al mismo sol, sus ojos amatistas rayaban con un tono azul y eran hipnotizantes, y a pesar de tener un carácter muy fuerte y estricto, lo complementa a la perfección, ella era todo lo que él no, el era risueño y tranquilo, muy paciente y amoroso, pero muy serio en lo que al trabajo refiere; mientras que Klaud, ella era más hiperactiva y su expresión siempre era seria, a veces necia y estoica, podía llegar a ser tu peor pesadilla si se enojaba, pero todas esas cualidades y su bella sonrisa que solo él conocía, eran lo que había enamorado al castaño en su juventud. Ahora tenían casi un año de matrimonio y esperaban a su primer bebé.

Cuan grande fue su sorpresa cuando el ultrasonido de los cinco meses les reveló que no esperaban a un niño, sino a dos, tendrían gemelos, al parecer el ultrasonido anterior no detectó al segundo ya que estos se desarrollaron en la misma bolsa y estaban abrazados, Tiedoll lloró como un bebé y Klaud le abrazó feliz como una madre calmando el llanto de su pequeño. Eso explicaba el por qué su vientre era tan inmenso y le causaba mucho dolor en la espalda por el peso, pero Klaud era una mujer muy fuerte y jamás protesto por estar adolorida, excepto un par de meses más tarde, ya que, como se lo había advertido el doctor que llevaba el control del embarazo, los embarazos de múltiples suelen adelantarse un par de meses al no caber en el abdomen de la madre, y vaya que tenía razón.

Tiedoll estaba hecho un lío, caminaba de un lado a otro en la sala de espera, ni una noticia aún y ya habían pasado unas 10 horas en el hospital, miraba por la ventana innumerables veces contemplando el amanecer primaveral que la estación ofrecía, estaban en la primera semana del último mes de la estación antes de que volviera el verano, ese día no lo olvidaría nunca, ya era la mañana del 6 de junio cuando un doctor se acercó al preocupado hombre a informarle el estado de su familia, ya podía pasar a verlos a la habitación número 12 de maternidad.

Los orbes marrones desbordaron lágrimas de felicidad mientras estrechaba enérgicamente la mano del doctor agradeciendo por las noticias y toda la labor hecha. Se dispuso a pasos veloces avanzar a la habitación indicada y al entrar su esposa le esperaba con aquella sonrisa que solo él era capaz de provocar en la rubia, mientras esta sostenía entre sus brazos a dos pequeñas bolitas envueltas en las sabanillas de color celeste. El hombre se acercó a la mujer y preguntó quién era el mayor, está sin dudar le entregó al primero en nacer.

Kakū no Genjitsu [Realidad Imaginaria] YULLENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora