la capitán

Prólogo

Si piensan que los piratas desaparecieron, están muy equivocados. Seguimos vivos y fuertes. Nos ocultamos y camuflamos entre los normales por las burlas, pero más que nada, lo hacemos por el bien de nuestra gente; los enemigos comenzaron a exterminarnos. Por años nos escondimos y nos fuimos convirtiendo en simples historias, al igual que nuestros perseguidores, seguimos quedando pocos.

Ya salimos con más libertad, y es extraño encontrar alguno de los dos -piratas y cazadores- pero debemos seguir ocultos, ya no tanto por los cazadores, sino por las personas mismas; ellos no creen en nosotros, creen que todos estamos muertos.

Mi familia es una familia admirada por muchas otras piratas, en especial mis padres, yo no he hecho nada heroico o algo memorable, hasta ahora. Ellos navegaron en El Indomable por dos años, sin tocar tierra firme, salvaron muchos otros barcos y pelearon en varias batallas al lado de tripulaciones pequeñas que hoy en día son grandes. Lo peor: todos esperan que yo haga lo mismo, o mejor.

Mi padre es un hombre paciente y normalmente feliz, y toda la familia carnal que tengo. Mi madre falleció a mis tres meses por una falla en sus pulmones. Mi padre dice que yo soy como ella: cabello entre rojizo y negro, ojos iguales, delgada, enojona y fuerte.

A mis catorce años ya se todo lo que un buen capitán tiene que ser. No seré la primera mujer capitán pero si la mejor, es lo que me propuse, y todas mis metas las cumplo. La razón de tener que ser yo la capitán es que no tengo ningún hermano varón, de hecho, no tengo hermanos, soy hija única.

No soy de esas que se avergüenzan de lo que su familia es, la que no quiere el destino de sus padres, el negocio familiar; yo me enorgullezco de lo que me rodea. Si fuera necesario gritaría al mundo entero lo que soy:

Un pirata.