Siempre en las historias las clases con muy aburridas, pero las mías no. Apenas entré, amé la clase de Arte.
Nos dividieron en grupo y categorías; la barra A le toca arquitectura, la B pintura, la C escultura, y así sucesivamente hasta llegar a la H, donde estoy yo. Nos toca música. Amo la música, creo que no es necesario decirlo.
Y lo mejor; solo tengo un compañero, que es muy agradable, del cual hacerme cargo. El se distrae con facilidad, así que ese es un pequeño detalle que tendré que ver, también es algo flojo, y ¿cómo me doy cuenta?Se está durmiendo con la profesora explicándonos que hacer.
Y eso no lo voy a permir. Oh, no. Si se atreve a dormirse mientras yo esté dando ordenes, lo haré sufrí y nunca en la vida volverá a tener sueño.
- Bien, comiencen. - finaliza la profesora.
¿Qué? Por haber pensado en todas las roturas que le puedo hace a Dylan, olvidé poner atención y ahora no se que hacer.
- Tenemos que elegir una pieza de música, del género o época que sea, investigar su historia y el autor, y tocar la en algún instrumento. - Aclara Dylan, saliendo de su ensoñación.
- ¿Qué demonios? ¿Cómo lo sabes? Estabas casi dormido. - Mascullo con total sorpresa que no me limito en ocultarla.
- Oye, que poca fe me tienes. - Como no digo nada él se explica -. Bien, tengo una memoria fotográfica.
Por segundo dudo de que sea real y no sólo una broma para ocultar o eludir alguna otra cosa, pero su sinceridad, tanto en sus ojos como en su voz, me hace confiar.
- Y eso también es con sonidos, según yo, era solo con imágenes. - Pregunto maravillada.
- Algo así, mi mente es muy receptiva, casi todo lo que escucho se queda en mi cabeza por media hora, si no es importante. Aun cuando solo tengo a mi subconsciente.
- Wow.
- Si, lo se. Es algo loco.
- Definitivamente.
Seguimos conversando un poco, pero ahora sobre lo que vamos a hacer. Un golpe en la puerta nos hace callar a todos. La maestra se para de su silla y va a la puerta para abrirla.
No es nadie mas ni nadie menos que nuestro mejor amigo: el chico del pasillo. Genial.
- Señor Callaghan, está es la tercera vez en el mes que usted llega tarde, por favor evitelo.
- Sip.
La pobre profesora solo suelta un suspiro de derrota, y lo deja pasar resiganada.
- Siempre es lo mismo con usted, señor Callaghan.
Bueno, al menos, ahora se su nombre; realmente solo su apellido pero no importa.
- Pase a su asiento. Que sus compañeros le expliquen su trabajo.
Él camina con una lentitud que desespera a los caracoles, hasta que posa su vista en mi, y esta se convierte de sorpresa, pero como llega se va, y es remplazada por una sonrisa traviesa.
- Señor Callaghan, podría dejar de mirar a su compañera de esa forma.
Oh, cada vez la amo más, profesora. Él solo se encoje de hombros y continúa su camino hasta mi lado, donde no hay nadie. Cada quien regresa a sus cosas.
- El lugar está apartado. - Advierto para que no siente aquí.
- Lo siento, mi vida, pero es el único lugar disponible y, lamento informarte, que este es mi asiento.
Busco a Dylan para que me ayude pero solo se hace el que la virgen le habla. De acuerdo, ya sé que no puedo contar contigo. Cobarde.
Me rindo y lo dejo ser, hasta que caigo en cuenta de otra cosa. Me tocará hacer equipo con él.
- No, por favor, te lo suplico. Cambia de lugar con otra persona. - Sí, estoy desesperada.
- Cambiate tú. Y aún si quisiera, linda, los asientos ya están asignados, no puedo cumplir tus deseos, mi amor.
- Oye, a mi no me pones ese tipo de apodos, imbécil.
- A mi tampoco, princesa.
Me limito a ignorarlo, pero solo dura como dos segundos.
- Necesitamos hacer el proyecto, y bien. - Me dirijo a Callaghan -. Así que no me lo hagas más difícil y coopera.
- Ni siquiera se qué es todo esto.
- Amigo, estás en la escuela, se supone que es el lugar donde debes usar esto - Digo señalándome la cabeza, donde está el cerebro.
Suelta un bufido y ahora el me ignora, me conformo con que haga su parte.
- Yo, bueno, se tocar el violín, no muy bien pero algo es algo, ¿no?
- Si, claro, Dy. - Espero que no le haya molestado su nuevo apodo, pero afortunadamente, no dice nada. - Yo sé con el piano. Creo que con eso podemos...
- Puedo ayudarles con otro piano. - Interrumpe la voz de mi 'mejor amigo'.
- ¿Disculpa? - Lo miro boquiabierta.
Bueno no tanto, solo levanto una ceja y lo miro como si hubiera dicho que los cerdos vuelan. Él, ni se inmuta por mi gesto.
- Te disculpo. - Ay, qué humilde me saliste, chiquito. -. Gracias.
Diablos, lo dije en voz alta.
Decido ignorarle porque sé que peleando no llegaré a nada.
- Creo que no te escuché bien. ¿Tú tocas el piano?
- Claro. - La arrogancia le desborda por los poros.
- Si. Ajá. - Decido ignorarlo. - Bueno, Dy, que canción escogemos. No quiero una clásica, definitamente.
- Como quieras. - Bufa Callaghan de manera casi inaudible.
Y así pasamos toda clase poniendonos de acuerdo con el trabajo, aunque me dediqué a ignorar olímpicamente a Callaghan. Y él tampoco hacia mucho esfuerzo por hablar, casi nunca dijo nada.
Las horas pasaban y...., retiro lo dicho antes de que la clase de Arte terminara; las clases, sí son aburridas. Y mucho.

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la capitán
Novela JuvenilAhlaya es una chica que proviene de una familia, secretamente, pirata de gran estima. Su futuro como hija única es liderar a todos los hombres de su padre en cuanto cumpla dieciséis. Su gran carácter la identifica a cualquier lugar que vaya: es test...