Cuando era pequeña mi madre me leía la biblia todas las noches. Siempre me hablaba de ángeles que habían sido expulsados del paraíso.
“¿Por qué Dios los expulso?” Le preguntaba a menudo.
“Dios quiere que hagamos lo correcto, ellos no lo hacían” Me respondía arropándome. “Esa es la consecuencia de actuar mal”
Al pasar los años mi madre dejo de leerme la biblia, decía que tenia que aprender a manejarme sola pero que siempre ella iba estar allí para mi.
Un mes después de haber cumplido los catorce años mi madre se suicido delante de mí. “Nunca estarás sola” Dijo antes de soltar el gatillo.
Llore días y noches soportando las agresiones de mi padrastro. Dos años más antes me internaron en un centro de rehabilitación por consumo de drogas en exceso.
Con 18 años volví a la sociedad sintiéndome siempre una intrusa sin saber que hacer o decir. Quizás me había vuelto loca o quizás era la realidad pero siempre me sentí observada, nunca me sentí sola.
