Era de noche cuando termine de leer un informe policial sobre un asesinato, cerré el periódico indignada y dirigí mi mirada asía el exterior. La nieve caía lenta y delicadamente adornando el paisaje que se extendía delante de mis ojos.
Las lágrimas escaparon de mis ojos sin previo aviso al recordar la muerte de mi madre, habían pasado casi cinco años y aun no superaba dicho suceso.
-Tienes visitas-dijo mi padrastro entrando a mi pequeña habitación.
Coloque pantuflas en mis pies y me abrigue con un buzo negro preguntándome quien seria a esta hora.
Baje las escaleras y me dirigí al diminuto living. Gregory miraba un partido de futbol americano aparentando entender lo que estaba sucediendo.
Cándase: Buenas noches- dijo una mujer de aspecto cansado-.
Mi nombre es Cándase.
TN: Buenas noches-sonreí y le di un leve apretón de manos.
-Seguramente se preguntara quien soy ¿no?-asentí mirándola confusa-.Era amiga de tu madre, siento tanto lo de su muerte. Me entere ayer cuando volví de Italia, Leah era una mujer estupenda.
TN: Ella era una gran madre-admití en un susurro.
Cándase: Claro que lo era- hizo una mueca para luego colocar su mano en mi hombro-.Si necesitas algo, lo que sea, vivo enfrente. Seria estupendo para mí poder hablar con la hija de alguien tan querida como le era Leah para mí.
TN: Agradezco mucho que haya venido- sonreí intentando no derramar lagrimas.
Cándase: Bueno, es hora de partir. No quiero preocupar a mi sobrino – sonrío la mujer.
TN: Hasta luego –me despedí de ella antes de cerrar la puerta de entrada.
Subí a mi habitación y me recosté en mi cama, debía despertar temprano al día siguiente ya que Andrew, el dueño de la pequeña cafetería en la que trabajo, quería que fuera a trabajar a las ocho de la mañana en punto para poder atender a los madrugadores que se dirigían a sus trabajos.
Desperté una hora antes para poder ducharme y desayunar correctamente. Algo me decía que el día seria muy largo y agotador. Tras una corta ducha de quince minutos me abrigue bastante ya que una tormenta de nieve se aproximaba según los informes meteorológicos de Jonh Openshaw un hombre mayor que era responsable del programa matinal por radio, “Buen día Canadá”.
Encendí la estufa de leña del living y desayune un café con waffle mientras intentaba recordar el nombre de las amigas de mi madre, estaba casi segura que había visto a mi madre con Cándase en una foto del anuario escolar del año 1989.
Coloque una bufanda negra alrededor de mi cuello y guantes de mismo color acompañado de una chaqueta que pertenecía a mi madre. Salí de casa intentando no caer al suelo congelado y camine hacia la cafetería Owens.
Andrew: Llegas tarde-dijo Andrew al verme entrar.
TN: Llegue cinco minutos antes-dije colocándome mi uniforme de trabajo.
Andrew: No creo que quieras perder este empleo por lo cual no te quejes y apúrate que ya hay clientes esperando.
Rodé los ojos y camine asía una mesa al fondo del salón, justo al lado de la rocola. Un joven castaño miraba el menú intentando encontrar algo que llamase su atención.
TN: ¿Puedo tomar su orden?-sonreí
XX: Quiero waffle y un café- respondió entregándome la carta.
TN: En breve traigo su pedido –dije antes de retirarme rumbo a la cocina.
