Capítulo I

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El sonido de la música rebotó en lo mas profundo de mis oídos. Summer, como le decía de cariño a mi mejor amiga desde hacía varios años atrás, me tomó la mano guiándome entre la masa de gente. Sentía el calor corporal de la gente moviéndose al compás de la canción del momento. Me gustaba ir de fiesta, siempre íbamos juntas. Esa noche, ella me animó a salir y desde que había terminado con su ex se había vuelto en una experta en escapadas nocturnas. Yo tenía que dormir temprano, pero ella insistió.

Ella era dos años mayor que yo. Nos habíamos conocido en una sesión de fotos, en la cual yo asistía a un fotógrafo medianamente conocido. Siempre había convivido con personas como ella, trabajamos juntas por varias semanas en una campaña, ella como modelo y yo como asistente de fotografía. En sus tiempos libres, se acercaba a conversar conmigo y podíamos permanecer horas sumergidas en una platica. Ella me aconsejaba con problemas del corazón y me explicaba la sed que tenía por hacer cosas grandes como ser estilista. Ella era como un imán por sus rasgos asiáticos, lo cual la convertían en una belleza poco convencional a lo que los europeos estaban acostumbrados a fotografiar. La admiraba por su decisión y mente abierta. Nos volvimos inseparables.

–¡¿Winter?! –Gritó cuando no sitió mi agarre, dado que el gentío me obligó a soltarla.

Volví a tomarla de la mano y me sonrió cuando volvimos a hacer contacto.

Se detuvo y me coloqué a su lado para ayudarla a buscar con la mirada su grupo de amigos. Ella apuntó el lugar donde se encontraban. Yo ya había comenzado a sudar un poco y sentía la boca seca.

–Nos quedaremos solo un rato... ¿Verdad? –Le pregunté, ella rodó los ojos y yo negué en repetidas ocasiones–. Summer, ¡Tengo que trabajar mañana!

–Si, si. Pero trata de divertirte. Sabes que eres con la única que salgo y... –La interrumpí.

–Has trabajado mucho, no la has pasado tan bien y necesitas fiesta –Dije con una sonrisa.

–¡Exacto! –Exclamó cuando le robé las palabras–. Y yo te he acompañado a divertirte, así que es mi turno.

Después de saludar a los amigos de Summer, me senté con un trago en mi manos. Mi mente repasaba el pretexto que usaría al día siguiente si llegaba tarde al trabajo. Me llevé la copa a los labios, estudiando el lugar. Summer me contaba a cerca su próximo proyecto como estilista. Nuestra relación era poco usual debido a que éramos polos opuestos, aun así nos apoyábamos mutuamente. Yo necesitaba independizarme y ella buscaba residencia en Hamburgo, así que decidimos que sería buena idea vivir juntas y rentar un departamento.

Sentí una mirada a mi dirección que provenía de la mesa de junto, decidí echar un vistazo curiosa. Estudie los ojos del chico, lo cuales por fin me hicieron entender porqué el lugar estaba a estallar. Los hermanos Kaulitz se encontraban en la zona y uno de ellos me miraba con interés. Seguí escuchando a Summer, ella no dejaba de hablar y contarme de sus proyectos. A pesar de que vivíamos juntas a veces no teníamos el tiempo suficiente para ponernos al tanto, ya que en mi ratos libres las pasaba con mi novio. Traté miles de veces centrarme en ella pero mi mirada se escapaba hacia el chico de las trenzas.

Pasaron unos minutos, Summer se había puesto de pié para bailar un poco, ignorando por completo la guerra de miradas que tenía con el chico. Cuando regresé la vista a la mesa adyacente, ya no se encontraba ahí. Bufé un poco desilusionada. A pesar de que tenía una relación de unos meses, me resultaba divertido jugar a las miradas y saber que le pareces atractiva a una estrella de nivel mundial. Definitivamente era una anécdota que podía contarle Vince, sabía que el reiría y me haría bromas sobre aquello durante toda la semana. De pronto, sentí un contacto en el hombro y alcé a los ojos y quedé completamente pálida.

In the middleWhere stories live. Discover now