Capítulo III

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Tres días habían pasado. Me despedí de Summer en el aeropuerto, ella se había puesto de acuerdo con Tom y reservaron un boleto de avión para estar en Los Ángeles la semana siguiente. Algo me decía que debía tener miedo, que irme sería el peor error de mi vida ¿Pero qué sería del ser humano sin el miedo? La vida sería demasiado aburrida e insípida. Y eso era yo, una insípida y aburrida, es por eso que me habían abandonado. Pero esa no había sido la razón por la que había tomado la decisión. Le pedí a Summer que no cuestionara porqué había aceptado, tenía demasiadas cosas en la cabeza en que enfocarme, dejar un departamento vacío, buscar un lugar donde guardar las cosas que no podría llevarme y la mas difícil, la cual era contarle a mis padres al respecto. Le había prometido que cuando estuviera en Los Ángeles le diría la razón y simplemente que lo escuchara cuando yo pudiera demostrarle que iba a ayudarla.

–Hola Mami –Me llevé un mechón de cabello que se me había escapado después de bajar una caja pesada.

–Hola Elysa, que bueno que llamaste justamente tu padre y yo hablábamos de ti, no hemos sabido de ti por varias semanas –Sonreí con tristeza y culpabilidad.

–¿Está papá cerca? –Pregunté rápidamente.

–Aquí estoy mi pequeña princesa –Mi padre me respondió en su idioma natal y con ese fuerte acento inglés.

–¿Ya saben usar el altavoz? –Respondí en el mismo idioma de mi padre. Ambos rieron.

–Teníamos que aprender ¿Cómo han estado Vince y tu? –La boca se me secó en ese momento y el corazón me latió demasiado rápido.

–Bueno... por eso justamente les hablaba. Vince y yo... decidimos terminar –Un silencio profundo embargó el otro lado de la línea y tragué un pesado nudo para evitar que me cayeran las lagrimas.

–Mi amor... ¿Estás bien? –Preguntó mi madre preocupada.

–Si, si... –Hablé con una naturalidad impresionante después de reponerme un poco–. Era muy difícil coordinarnos, a veces no nos veíamos y pues nos dimos cuenta que la vida nos llevaba a caminos diferentes fue en común acuerdo –Cerré las manos en un puño–. Pero les hablaba para darles una buena noticia... me ofrecieron un mejor trabajo.

–¿Un mejor trabajo? –Mi madre continuó preguntando.

–Prométanme que no se van a alterar... –Les advertí.

–¡Cielo santo! ¿acaso es en un bar de mala muerte o algo? –No pude evitar que el comentario me diera gracia. Eso apaciguó un poco mi ánimo.

–Por supuesto que no mamá, es un buen trabajo y estoy emocionada –Mentí en lo ultimo, no lo estaba–. ¿Recuerdan al novio de Summer? –Les pregunté a ambos ya que sabía que papá estaba escuchando.

–Si, si... lo recuerdo. El chico alto con aspecto demasiado extraño para ser alemán. –Dijo mi padre rápidamente.

–Bueno, el y su grupo necesitan una asistente y me ofrecieron el trabajo. Tendré que mudarme...

–¡Ellos están en América! De ninguna manera. –Mi padre habló con decisión.

–Ya lo decidí papá, ni siquiera es discutible. Lo de Vince me afectó un poco. No puedo continuar aquí... –Les hablé con voz apagada.

–Puedes buscar un trabajo aquí en Londres, puedes vivir con nosotros. No tendrás que pensar en alquiler y no te faltará nada. –Suspiré rendida.

–¿Vivir con ustedes? Creí que ya habíamos discutido eso antes. Lo lamento, pero no es lo que quiero –Me quedé callada unos segundos–­. Podré visitarlos mas seguido. La paga es buena.

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