Capítulo VIII

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Me retiré lentamente y desvié la mirada. Mike tenia ese aspecto apenado y negó.

–Lo lamento –Dijo con voz suave.

–No... no –Repetí–. No es tu culpa, no sé que sucedió... –Detuve mis palabras y no supe como arreglarlo.

–Esto no está bien –Se llevó las manos al rostro frustrado.

–No, Mike no está bien... –El suspiró–. No me mal interpretes.

–Tienes toda la razón –Agaché la cabeza–. Me dejé llevar, eres linda, encantadora y tienes una hermosa personalidad.

–Mike... yo estuve en una relación muy larga y esto... –El me tomó de la barbilla e hizo que lo mirara a los ojos.

–Elysa, escúchame. No te sientas mal, será nuestro secreto... Créeme que si no estuviésemos trabajando juntos, me las arreglaría para cortejarte como mereces. Pero no quiero arriesgar mi trabajo.

–Yo lo sé. ¿Entonces todo queda igual? No quiero que por lo que acaba de suceder cambie todo –Pregunté con preocupación y el me miró con una sonrisa y lo imité.

–Todo queda igual compañera... aunque, quisiera ver mas de esto –Señaló mi computadora donde se encontraba la ultima foto que le había enseñado–. No lo dejes a un lado, eres muy buena. Piensa en lo que te dije. Envía tus obras por todos lados para darte a conocer. A lo mejor después podré presumir que tuve el placer de trabajar contigo.

–¿A caso en tus tiempos libres das platicas motivacionales?–. Pregunté curiosa y el se encogió en hombros.

–Me hubiese dado gusto conocerte en otras circunstancias –sonreí con pesar.

–Lo sé, lo que nos mantiene hace que todo sea complicado –El se giró para dirigir una rápida mirada hacia la habitación de Tom y afirmó.

–Creo que es hora de irnos a descansar y olvidar esto... Mañana tenemos un día largo –El se levantó y me tendió una mano para ayudarme a levantarme del sofá y ponerme de pie.

Cerré mi computadora, tomé la cámara, le di las buenas noches a Mike y me dirigí hacia mi habitación. Coloqué todo en su lugar y me desmaquillé un poco distraída. Todo lo que había pasado durante la noche me hizo pensar. El vino que había tomado previamente en la cena me había dado la valentía de besar a Mike, ni siquiera quería hacerlo, pero quería que la noche terminara bien. Sin pensar demasiado, desvestí la cama y me metí dentro de las sabanas. Caí en un sueño profundo apenas mi cabeza tocó la almohada.

Escuché la alarma de mi móvil repicar con insistencia. Me llevé las manos a los ojos para tallarlos un poco y aclarar mi vista. Salí de la cama para buscar mis cosas y me duché. Después de vestirme y tomar mis cosas, abrí la puerta de la habitación con dirección al comedor, nadie se había despertado, traté de no hacer ruido. Comencé mi rutina que no era tan complicada. Revisé correos electrónicos, anexé mas compromisos a la agenda. ¿Un libro? ¡Que demonios! Me llevé las manos a la frente incrédula. Planearlo llevaría tiempo. Después comencé a estudiar todos los compromisos que teníamos en la semana. Ensayos, ensayos y mas ensayos. Me levanté y me hice camino hacia la cocina, mi móvil comenzó a repicar giré rápidamente para regresar al comedor y atender la llamada. Era Summer, hice mis cuentas y era casi la media noche en Los Ángeles. Vi a Mike asomarse a la cocina y le sonreí en señal de buenos días mientras me llevaba el móvil a la oreja y contesté.

–¿Hola? –Dije rápidamente

–¡Hola! –Me despegué un poco el teléfono de la oreja al escucharla, ya que prácticamente me había gritado–. Necesito que me ayudes con esta... –Junté las cejas extrañada.

In the middleWhere stories live. Discover now