Capítulo VII

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–Esté lo compré en la tienda de lencería que te gusta –Su voz resonó por los audífonos, pero mi mente estaba en otra cosa–. ¿Tom? ¿Quieres hacer esto si o no?

–¿Cómo? –Pregunté rápidamente.

–Que si quieres hacer eso –Su mirada era de fastidio a través de la pantalla.

–Si, si... a ver, da una vuelta –Ella sonrió e hizo lo que le pedí –Ese es mi favorito ¿Es de la tienda que me gusta?

–Te lo acabo de decir hace menos de un minuto. No me estás prestando atención –Abrí los ojos preocupado.

–Si lo estoy haciendo. Solamente es que estoy cansado. Perdón. –ella suspiró rendida.

–Esto es ridículo, me siento ignorada –Movió la cámara hacia otro lado.

–Ria, regresa la pantalla a su sitio –Le hablé un poco mas fuerte –¡Ria! Se que me estás escuchando.

–Lo sé, por lo menos yo si te pongo atención. –Seguía sin poder verla, me froté las sienes con cansancio. Ahí iba otra discusión. No quería que ella me ignorara, así que saqué única la carta que podía salvarme en ese momento.

–¡Elysa! Ella es la que me tiene intranquilo... –Hablé rápidamente. Ella regresó la cámara hacia su rostro.

–¿Qué le sucedió? ¿La volviste a hacer sentir mal? –Preguntó con urgencia.

–No, no... Creo que ir a ver a sus padres la dejó algo intranquila llegó algo extraña, pensé... que debías saber. No sabía como decirte... –Ella se quedó callada unos segundos.

–¡Oh!... ¿Eso es lo que te tiene así? –Asentí lentamente–. Quisiera estar ahí... –Dijo con un semblante preocupado olvidando por completo su descontento.

–¿Qué dice el manual de la mejor amiga en estos casos? –Ella sonrió y negó en repetidas ocasiones.

–Mmm... –Ella se llevó sus finos dedos a los labios–. Darle un día libre puede ser una buena opción.

–¿Cómo ir a cenar? –Pregunté con algo de miedo.

–No. Ella es muy solitaria, supongo que una noche libre será suficiente –¡Mierda! Pensé.

–¿En verdad lo crees? –Volví a hacer el intento y ella asintió–. Ría, ella ha sido increíble contigo y no podría estar mas agradecido por ello.

–Lo sé... –Me quedé pensativo en buscar una manera de poder zafarme de la situación por haberla olvidado en el aeropuerto.

–Te tengo un trato –Hablé con esa voz que tanto le gustaba y ella sonrió–. Déjame que la invite a cenar. Podemos conocernos mejor, ganarnos confianza y cualquier cosa que le suceda puedo hacértelo saber.

–¿Estás seguro? Eso significaría mucho para mi –El tono de su voz mostraba alivio.

–Pero tiene un precio –Dije con voz juguetona. Ella rompió una sonrisa.

–¿Me vas a cobrar por mi tranquilidad? – Preguntó con falsa extrañeza  y yo asentí.

–Se me apetece un desfile privado con toda esa lencería antes del primer concierto. Toda esa adrenalina tiene que salir por algún lado –Alcé las cejas de manera seductora

–No me subestimes, cariño. Tenlo por seguro que lo tendrás... Muero por verte – lo ultimo hizo que su voz se escuchara apagada.

–¿Y quien crees que se muere mas por verte? –Levanté mi dedo índice y me apunté a mi mismo.

In the middleWhere stories live. Discover now