Capítulo VI

493 56 20
                                    

Mis ojos se fijaron en la vista que tenia disponible. Estudiaba las luces mientras mi mente no dejaba de pensar que Elysa estaba ahí salvándome el pellejo por segunda vez. Pero estaba consiente de que no lo hacía por mi... sino por Ria. Me llevé el cigarrillo a los labios y sentí el humo en mi garganta, había permanecido en la misma posición por una hora sin dirigirle palabra ni mirada a mi hermano. Escuché la puerta corrediza deslizarse y de reojo vi Bill levantarse de la silla del comedor de jardín que teníamos afuera. Se aproximó a mi y me dio una palmada en el brazo. Eso llamó mi atención, al ver la dirección que mi hermano había tomado, pude ver a Ria con los brazos cruzados caminando hacia mi dirección. Tenia los ojos hinchados, odiaba verla llorar.

–Lo lamento, Elysa me advirtió pero soy muy necio –Dije sincero y la abracé. Ella aceptó mi abrazo, comenzó a llorar y negó.

–No, discúlpame tu a mi. Fui muy injusta, se que es difícil para ti desconectarte porque es tu trabajo. –La miré con urgencia.

–Vamos a resolverlo ¿verdad? –Pregunté con aprensión. Ella asintió.

–Puedo ser mas comprensiva. No quiero que seamos arrastrados por esto... tengo que entenderlo. –Suspiré aliviado.

–Tendremos tiempo, lo prometo. –Ella me atrajo hacia sus labios y recibí el beso sin objeción alguna.

–Lo que te hace feliz a mi me hace feliz, Tom. Se que tendremos tiempo, pero necesitamos procurarnos. –La miré fijamente y asentí.

Al regresar a la sala, Bill ya estaba en su recamara. Elysa había pedido un taxi mientras platicábamos y se había ido a su departamento, Ria se sentía culpable de que su amiga se había ido sola y sin decirle nada. Mientras tanto, me encontraba apenado con Elysa porque me había advertido y no quise hacerle caso. Después de asegurarnos de que había llegado con bien nos fuimos a la recamará y le hice el amor sin premura. Posteriormente nos recuperarnos un poco la miré y reprimí una sonrisa.

–¿De que te ríes? –Ría preguntó con gracia.

–Elysa –Dije suavemente–. Ella te adora y sin importarle nada.

–Lo sé, desde el día que la conocí me ha mantenido con los pies en la tierra. No puedo verla mal es por eso que necesitaba de tu ayuda –Moví un mechón de cabello en su rostro para poder ver bien sus ojos.

–Ahora lo entiendo, ella es demasiado noble –Bajé la mirada apenado–. Fui muy severo con ella desde el principio y no me he dado la oportunidad de conocerla mejor.

Ella parpadeó rápidamente confundida.

–¿Severo? –asentí con culpabilidad–. Tom... –Dijo con cierto reproche.

–Lo sé, lo sé... Me sentí raro. Es tu mejor amiga y sentía que querías vigilarme –Pude percibir su cuerpo tensarse–. Ella ha sido eficiente y me ha respetado en todo momento.

–No, Tom... no... pienses eso –Se removió un poco.

–Bill tenía razón –Dije finalmente–. Cuando le contaste de ella, dijo que sería como tener otro gemelo.

–Ustedes son muy iguales, demasiado –Sonreí.

–¿Y porqué yo no puedo tranquilizarte como ella? –Ella simplemente me miró con una sonrisa.

–Ella siempre va a encargarse hacer sentir bien a la gente que quiere. Después ve por ella misma. Exactamente como tu. Pero ambos tienen diferentes maneras de reaccionar, tu eres muy impulsivo y ella es más lógica.. –Me viene a la mente su mirada cuando me prohibió entrar a buscar a Ria a la habitación.

In the middleWhere stories live. Discover now