1| OLVIDADOS

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Olvidados

Junio, año 2024.

Alysson

¿Alguna vez han llegado a un lugar y sienten que la energía cambia de manera radical de un segundo a otro? Tanto así que se percibe a pesar de no ser un objeto tangible, y es lo que me sucede una vez veo cruzar el letrero que pinta en letra roja y cursiva: "New Paradise"

Cómo era de esperarse cuando me fui de este lugar y conté lo sucedido nadie me creyó. Cuando papá me encontró estaba convulsionando en la grama y la explicación fue que aluciné todo. Mis amigos estuvieron buscando por todos los alrededores donde dije que sucedieron los hechos y en ningún momento vieron algo. Por esa razón a veces me replanteo:

¿Me lo imaginé? Los años trajeron las dudas y estás nunca se fueron, mucho menos ahora que tengo dieciocho.

Es un recuerdo que nunca podré olvidar, incluso después que sufrir un horrible accidente de avión hace un par de años, quedé algo confusa sobre mi vida al punto que olvidé algunas personas y a veces vivía en el pasado, poco a poco y gracias a terapia fui recordando hasta llegar al presente pero aún así no olvidé aquello.

Ni siquiera un golpe terrible era capaz de sacármelo de la cabeza.

El taxi se detiene frente a una casa grande, la de mamá, de hecho es enorme y bonita, está en la mejor zona del pueblo y hasta ahora soy consciente de ello. Dejo de deambular en mis pensamientos y digo lo que de pronto siento en el pecho.

—Es como si hubieran pasado siglos... —susurro.

—Casi una década —me recuerda Jules colocándose un mechón suelto perfectamente tras la oreja—, para algunos, una eternidad.

El taxista se baja y nos ayuda con las maletas, me encargo de pagarle y cuando se va de vuelta a la ciudad nos quedamos viendo la casa un rato largo hasta que decido romper el silencio porque nunca me he sentido cómoda con ellos.

—Estoy muy cansada, y mi trasero se congela.

Jules ríe.

—Aquí las noches siempre son frías. Debemos entrar, mientras más rápido encendamos la calefacción mucho mejor.

—Roguemos al señor que aún funcione. —digo bajito sabiendo que mi amiga no es devota de ninguna religión.

Me quita las llaves y la sigo. Cuando entramos nos recibe un aire a guardado y polvo, los muebles siguen cubiertos por tela blanca pero al menos la electricidad funciona bien y no moriremos de calor durante el día, ni de frio en la noche. Dejo las maletas en la sala y le quito el polvo a unas de las fotografías sobre los estantes, es una de mamá y yo de bebé, la imagen me llena de nostalgia y un poco de tristeza.

Jules me coloca una mano en el hombro.

— ¿Segura que estaremos mejor aquí que en un hotel?

No lo pienso demasiado. Cuando papá me recomendó tomarme estos meses de descanso antes de entrar a la universidad en seguida supe que tenía que volver aquí, fue mi hogar durante gran parte de mi infancia y dónde parece que comenzaron mis problemas. Problemas que no me dejaran avanzar si no los enfrento de una vez por todas.

—Sí, ella vivió en este lugar y a pesar de no haber venido en mucho tiempo me hace sentir más cerca.

Es lo único que digo porque sé que decirle toda la verdad solo la preocupará y querrá que nos vayamos a pesar de haber conseguido que el viejo Garret, ex biólogo prestigioso nacido en este pueblo, accediera —luego de mucha insistencia— a ser su mentor por un par de meses. Además, nunca he sido buena mintiendo por lo que solo le omito información.

Somos Distintos [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora