DESPUÉS

"En busca de Shinichi" cap 20.

- Vé, Ran, ve a por tu mundo.

-Lo siento...perdóname.

Araide me comprendió perfectamente, el entendió que, me separaron de mi mundo, me separaron de el, de Shinichi.
"Shinichi" ese nombre tan nostálgico que llevaba sin pronunciar años...
Me separaron de el esos hombres de negro...pero ahora, ahora el...los había encarcelado, por fin, había recuperado su cuerpo, Yo, tenia que volver, porque el era todo para mi...
Araide , me comprendió tan bien, que se fué de casa para que hiciera mejor mis maletas, y no desaproveche la oportunidad, lo tenia todo, no me faltaba nada, mi maleta, ahora un poco mal echa por la prisa,el billete de avión que iría a comprar ahora mismo, y su dirección, la cual había salido por la televisión,bueno, solo el portal y la calle, pero con eso me bastaba.

Iva corriendo por las calles de Tokio, con una maleta, todo el mundo me miraba, y no era extraño, yo también lo hubiera echo si hubiese alguien así por la calle, lo miraría como si fuese un loco, pues no sería normal, en cuanto pude pare un taxi, fuí al aeropuerto y partí con el vuelo más cercano,llevaba algo de comida, por si acaso, todos mis ahorros, para pagar todo lo que me hiciese falta, y después estaba mi maleta, con todas mis cosas, si , me cabían perfectamente, pues Araide tenia todo lo necesario en su casa, así que me lleve mis prendas, mis artilugios de higiene, y otras cosas básicas.

Al llegar al avión, no pude evitar pensar en todos aquellos recuerdos del pasado, y en como seria el, ahora, un detective de élite, famoso y popular entre las chicas, bueno, eso no es que haya cambiado mucho, pero su actitud,a lo mejor...no era la misma, he de admitir, que tenia miedo, miedo a que no fuese el mismo hombre del cual me enamoré, ese maníaco de sus misterios...que ganas tenia de volver a verle, de poder abrazarle, sentirle, tocarle,besarle,aprovechar el tiempo perdido en estos cinco años...

Poco a poco, fuí cayendo en el mundo de los sueños, donde Shinichi, me esperaba con los brazos abiertos...

Pasajeros con destino a Nueva York, estamos a punto de aterrizar, por favor, pónganse los cinturones de seguridad.

El movimiento del avión al aterrizar me despertó de golpe, por un segundo, se me había olvidado donde estaba, era la primera vez en mucho tiempo que había dormido de aquella manera, y por eso, me costó despertar.

Aterrizamos.

Por suerte, su piso, no quedaba lejos, así que llegaría muy pronto, pero, y si no quería verme? Y si no me dejaba dormir allí? Y si no se acordará de mi? Tenia miedo, si, no lo iva a negar ,alli, era de noche y hacia frio, bastante.

-¡Taxi, porfavor! -grité hasta que uno se paró-

-¿Donde desea ir,señorita?

-Llévame a esta dirección -dije enseñándole el mapa, con la calle señalada-

-Entendido, llegaremos en media hora, cosa así.

Y así fué, como me puse en marcha, buscando a mi mundo, Shinichi.
El taxista, era muy amable, y muy simpático, me cayo muy bien, todo el rato daba conversación y se reía, etc.

-Y ¿Cómo te llamas?

-Hum? Yo?

-¡Pues claro! ¿Quien si no? -se reía tiernamente-

-Me llamo Ran, encantada.

-Yo soy Carlos,encantado,  a pesar de mi nombre, yo, tambien soy japonés ¿sabes?

-Lo he notado, ya que hablas muy bien mi idioma -reí dulcemente-

-y, puedo saber...¿Qué hay en esa dirección? Es que, no hay nada turístico,  ni ningún hotel por ahí.

-Sí,  claro, bueno, digamos que voy en busca de mi amor, el cual hace años que no veo, y está situado en este mapa.

-Anda, pues que suerte...

-¿Por que? Yo no lo veo así...

-Porque tu, al menos tienes un mapa para encontrar a tu amor, pero yo, ni eso...

-Oh vamos, no te pongas así, Carlos, seguro que algún día, entrará por la puerta de ese taxi, la mujer de tu vida, porque eres super simpático! -le ofrecí una sonrisa animadora-

Así, pasó la media hora en ese taxi, hasta que por fin llegué a esa calle, donde me despedí de Carlos el taxista y salí a las frías calles de Nueva York.
Pero algo inesperado me pasó, me maree un poco, y me empecé a poner mala, al poco tiempo de caminar por ahí, tal vez, por el cambio de aires, tal vez, por el frío, o tal vez, por los nervios juntados con el miedo.