Confesiones de una... ¿lesbiana?

Encuentro

La última clase se hizo eterna y yo solo contaba los segundos para poder salir.
Me sentía frustrada de no haberla encontrado en toda la mañana y mis esperanzas ya estaban por los suelos.
Comencé a guardar los archivos de mi computadora cuando el profesor salió y me acerqué al lugar de Eva, mi mejor amiga.

- Quiero ir a la cafetería una vez más, puede que ahora si la encuentre.
- Creo que deberías esperar a mañana, ella no se irá y tienes tiempo - comenzó a cerrar su mochila cuando entraron dos personas al aula - ¿ya viste a ese chico? Es muy alto.

Volteé y definitivamente un chico muy alto con una gorra negra se acercaba a nuestro lugar, detrás de él una chica me miraba, le devolví el gesto y ella miró el suelo en respuesta.

- Oye, ¿cuánto mides? - Eva señaló al chico de gorra, que tenía un severo problema de acné.
- Casi dos metros, soy Alan.
- Soy Eva, ella es Jyn.

Nos saludo de beso a ambas que aún nos encontrábamos sentadas y ambos se pusieron a charlar sobre su estatura.
Me llamo la atención que la chica acompañante no decía nada, y tenía las mejillas rosadas, creí por un momento... las palabras salieron de mi boca antes de poder pensarlas.
- ¿Tú eres Cloe?
Ella me miró con sus grandes ojos castaños y sus mejillas se tornaron aún más rojas.
Su gusto al vestir era estupendo, unos Adidas de Stan Smith con unos jeans y una jumper verde militar que combinaba con su cabello lacio y brillante, su cuerpo esbelto y curveado hacia que yo me fascinará  por completo de la belleza de esta joven.
- Si, y tú eres Jyn.
Me lanzó una sonrisa tímida, a la cual ahora yo estaba sonrojada, era hermosa. Sonreí en respuesta y compartimos unas cuantas palabras. Esta chica había causado una impresión muy grata en mi y yo quería conocerla aún más.

Esa noche su confesión fue que la había puesto muy nerviosa, esto se debía a que yo era su crush desde hace bastante tiempo y que me explicaría todo poco a poco.
Mi confesión, no paraba de pensar en nuestro encuentro y en esa sonrisa tan tierna que ella tenía.
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Ese día, al despedirnos de beso, pude percibir sus mejillas calientes y un lunar a un costado de su pómulo derecho, además de un peculiar perfume dulce y fresco que tanto me gusta.
Gracias por leer, sXylo.