La Oscuridad del Subsuelo. /H.S/

6. Memorias

No estaba enojada por la noticia, obviamente, yo ya no vivía con ellos por lo que no tendría sentido, pero si estaba sorprendida, nunca pensé que ellos fueran a mudarse de allí; de esa casa a la cual alguna vez pude llamar hogar. Mis tíos estaban muy apegados a esa acogedora vivienda, donde pasé la mayoría de mi infancia y adolescencia, y ellos la mitad de su vida. Mi tío se mudó una pequeña ciudad de Inglaterra a New York en los 60's cuando tenía unos veinte años, aquí conoció a mi tía que según el fue su primer amor, se casaron y compraron esa hermosa casa a las afueras de Brooklyn; a pesar de los años y de todos los problemas con los que contaba esta ellos nunca pensaron en mudarse. Recuerdo haberles hecho esa pregunta un día de de invierno cuando tenía 15 años y era una adolescente idiota, también haberles gritado a mis tíos acerca de cuan basura era está casa ya que no funcionaba la calefacción en mi habitación. En fin, parecía tener un valor muy sentimental para ellos y no me hubiera imaginado que venderían una casa donde se guardaban tantos recuerdos.

— ¿Estás bien? - preguntó mi tío. - No pensamos que ibas a tomar la noticia así. -dijo preocupado.

— Si, estoy bien, solo, es que me tomó por sorpresa, no pensé que dejarían la casa, siempre tuve la impresión de que estaban muy aferrados a ella.

— Si lo estamos Emilia. -contestó Claire. — Es solo que, ya sabes, nos estamos poniendo viejos, y el lugar es muy inmenso para dos ancianos como nosotros, desde que te fuiste nos sentimos solos en semejante lugar. - dijo finalmente mi tía. Nunca me había puesto a pensar seriamente en eso, era verdad, estaban envejeciendo, y ya no podían cuidar de esa gran casa como antes.

— ¿Cuándo hacen la mudanza? -pregunté

— Mañana por la mañana querida, si te hace sentir mejor, podemos abrir cajas con fotos de cuando eras pequeña, ya sabes, recuerdos de la familia.

— ¿No podríamos hacerlo hoy? - pregunté. - Es que mañana tengo jornada completa en el trabajo y no podré desocuparme. -expliqué.

— Me parece perfecto. Teníamos planeado mudarnos al nuevo apartamento el sábado, si lo hacemos hoy podríamos irnos antes. -comentó mi tía.

Estuvimos alrededor de unos 20 minutos más en el club, ya que mi tía deseaba presentarme a todas sus amigas. Luego de pasearnos por todo el edificio Claire decidió que era suficiente y nos dirigimos a la salida, allí nos estaba esperando mi tío con el auto listos para partir.
En el camino a la vieja casa no nos dispusimos a hablar mucho, no teníamos ningún tema de conversación, así que solo me dispuse a mirar por la ventana y recordar memorias sobre aquel vecindario en el cual crecí. Al principio, cuando mis tíos se mudaron allí no era una zona del todo linda, ahora, se podía decir que con el paso del tiempo fue creciendo y tomando el calor hogareño de las familias que llegaban desde Europa luego de Segunda Guerra Mundial.

El barrio era muy diverso y colorido, aunque las familias que vivían allí no contaban con mucho dinero, siempre trataban de mantener sus casas y jardines limpios y prolijos. Recuerdo que para recaudar dinero para el Concejo Municipal solíamos hacer ferias donde la gente del vecindario contrataba juegos para los niños y se vendían pasteles, mis tíos siempre me llevaban a pasar toda la tarde allí para divertirme un rato y también lo hacían para mantenerme ocupada sobre algunos temas, como el porqué mi familia no estaba alrededor mío.

En el momento de la desaparición de todos yo era solo una niña, por lo que no llegaba a comprender la gravedad de la situación, no entendía porqué mi madre me dejó con mis tíos o porque luego de un tiempo dejo de llamarme todos los días, lo único que recuerdo acerca del tema fue su velorio. Sé que es triste y morboso pensar y contar acerca del tema, pero después de tantos años sin saber una verdad lo único que me queda es imaginarme un porque sobre su muerte y un futuro feliz que obviamente no sucederá.
Mi tío Richard decidió romper el incómodo silencio.