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Llevé el teléfono a mi oído y pude escuchar la tan familiar voz:

— ¡Hola Emilia! . -dijo mi tía con su dulce tono tan característico. - ¿Estás ocupada?- preguntó.

Iba a contestarle que además de ocupada, ahora estaba preocupada. Mi tía nunca llamaba por la mañana, recuerdo haberle comentado el horario de mis clases y como ella afirmaba con un gesto que solo me llamaría los jueves a la tarde para no interferir con mis estudios, y además ese era su único día "libre" ya que la mayoría de los otros días se la pasaba en club de campo con mi tío Richard.

— Mmh, si Tía Claire, estaba en medio de una clase. - ¿Pasó algo? ¿Están bien? -dije con un tono de preocupación.

— Oh, lo siento Emilia, no quise molestarte. -dijo y pude notar la culpa en su voz. - Si, tu tío y yo estamos bien, solo iba a comentarte algo, pero si estás en clase, llamaré mas tarde, cuando podamos hablar tranquilas.

— No, está bien dime, de todas formas la clase esta por terminar, y he salido fuera para contestarte, así que. - mentí, la clase estaba por la mitad y el tema no podía estar más interesante. ¿Qué podía hacer? ¿Cortarle? No haría tal cosa.

— Es que con tu tío queríamos invitarte a almorzar hoy, en el club, ya sabes que hace tiempo que no nos vemos y estas breves llamadas telefónicas no sirven de mucho, te extrañamos Emilia. - dijo mi tía, podía sentir que estaba reprimiendo sus lágrimas. Yo también los extrañaba, eran todo lo que tenía y después de haberme mudado de su casa dejamos de vernos tan seguido.

Hoy pensaba hacer unas horas extra en el trabajo ya que no me pagaban lo suficiente y no me alcanzaba para la renta, podría pedirle ayuda a Meibel, pero sería en vano. Nunca me puse a pensar si realmente ella tenía un trabajo estable, ni tampoco de donde sacaba el dinero que a veces se dignaba a darme para pagar las cuentas. Después de meditarlo me di cuenta de que realmente necesitaba ese poco efectivo que me proporcionaría la bibliotecaria por las horas extra.

— Está bien tía, voy a hacer lo posible para estar allí. - dije, claramente no tan segura sobre lo que acababa de afirmar.

Nos saludamos por teléfono y me dispuse a cortar la llamada para luego entrar al salon de clase. Al abrir la puerta todos comenzaron a mirarme con rechazo.

— Emilia, ¿se puede saber por que has tardado tanto? Creí que solo era una llamada.

Lo único que me faltaba.

— Lo siento mucho Sr. Riggs, tuve una emergencia con un familiar, no volvera a pasar.

— Emilia, ten en claro que la próxima vez que pase esto, tendré que castigarte. - exclamó

— Está bien. - contesté un poco molesta.

Hizo un movimiento con la mano indicándome que tome asiento y siguió con su rutina de explicación. Sentí las miradas de mis compañeros sobre mí, elegí ignorarlos y para cuando terminaron las clases correspondientes, me levanté de mis asiento y camine hacia afuera para llamar a Beth, mi jefa.

— Hola, ¿Emily?

— Hola Beth, mmh Emilia. - corregí

— Oh, hola Emilia, ¿necesitabas algo?.- dijo con un inexplicable tono dulce.

— De hecho si. - exclamé un poco insegura.

Le expliqué a Beth lo sucedido con mis tíos, realmente necesitaba pasar tiempo con ellos y un poco de tiempo libre para organizar mi vida.

— Así que, ¿podrías pasarme para otro día las horas extra que te prometí hacer hoy? - dije, casi rogando

— No habrá problema, siempre y cuando Nick quiera cuidar unas horas la biblioteca. Ya tenía todo arreglado Em.-

— Lo sé, siento no poder ir. -exclamé avergonzada

La línea se mantuvo en silencio por unos segundos y Beth replicó:

— No te preocupes, lo arreglaré todo con Nick, tranquila. Se nota que no has tenido tiempo libre este mes.-

— ¿De veras?- exclamé sorprendida

— Si Emilia, ve, no me hagas arrepentir de mi decisión- dijo seriamente

Le agradecí y seguido a eso corté la llamada, ¿Qué le pasaba hoy a esta mujer?, su ceño fruncido y su mal genio eran habituales y casi característicos en ella.

Decidí ignorarlo e ir directo al club, donde seguro ya me estaban esperando mis tíos. Luego de caminar mas hacia el centro y esperar alredor de 10 minutos por un taxi, este llegó; así de una vez por todas podría ir directo al lugar.

Después de una corta conversación sobre el clima y un par de sonrisas falsas con el taxista, me dispuse a caminar hacia el tan conocido club. Era uno de los más grandes y famosos de la zona, se encontraba en las afueras de la ciudad, en la zona residencial, aquella donde las mayorías de las personas se mudaba cuando querían empezar a formar una familia.

El club, creo, que era uno de los lugares más lujosos en los que algunas vez estuve en mi vida, era un gran edificio de color blanco, que contaba con un hotel, campo de golf, piscina y un restaurante. Recuerdo que cuando era una niña esperaba con ansias los sábados para poder pasar el día allí con mis tíos, tenía un par de amigos con los cuales solía divertirme mucho, aunque, nunca más volví a verlos luego de la secundaria, la mayoría había terminado la universidad y estaba recorriendo el mundo con el dinero de sus padres, no como yo que trabajaba en una mísera biblioteca, no me mal interpreten, me gusta mi trabajo, estar alrededor de libros no es algo que me moleste, me encanta, por eso es que estudio Literatura, pero aveces el pago que recibo por ello es muy poco y no es suficiente para la renta u otras cosas esenciales.

Mis argumentos mentales se vieron interrumpidos cuando en la distancia pude notar los pares de sonrisas y ojos amables frente a mi. Mi tía fue la primera en abalanzarse y envolverme en un fuerte abrazo que duro mas de lo necesario, juro que cuando me soltó me faltaba el aire. En cambio, mi tío Richard me saludó con un fuerte apretón de manos y una palmada en el hombro izquierdo.

— ¿Cómo están?- exclamé entusiasmada

— Bien querida, te hemos extrañado mucho. -dijo mi tía, al borde de las lágrimas.

— Yo también, creo que todavía no me he independizado del todo. Extraño el aroma de los grandes desayunos que preparabas por las mañanas tía Claire, y al tío Richard con su respectiva taza de café y el periódico en mano. -recordé. - Pero ahora que estoy aquí, hay que aprovechar el tiempo juntos. - agregué.

— Emilia, no sólo te hemos llamado para verte cariño. Tenemos que aclarar unas cosas. - se sinceró Richard

Estaba casi segura de lo que iba a pasar, hablaríamos sobre mi familia, mi verdadera familia. Recuerdo que se podía notar en el tono de voz de la tía Claire un leve destello de preocupación incluso desde la línea telefónica, cuando llamó hoy mientras estaba en la universidad.

Ahora lo entendía todo.

Nunca habíamos tocado el tema, siempre creí que aclararíamos las cosas cuando mis tíos vean la suficiente madurez en mí. No me consideraba preparada para este momento, siempre hubo secretos y cosas que nunca quise enterarme sobre mi madre Josephine y mi hermano Caleb, menos aún sobre la desaparición repentina de mi padre Benedict.

— Em -interrumpió mi tía Claire. - Bueno, basta de cosas cursis, que voy a llorar. ¿Por qué no tomas asiento Emilia? - dijo con una sonrisa en sus labios.

— Me parece una buena idea - contesté mientras corría la silla para poder sentarme.

— ¿Que quieres ordenar querida? -dijo mi tío Richard esbozando una leve sonrisa mientras tomaba el menú que le minutos antes le había alcanzado el mesero.

Diez minutos después de haber ordenado, el almuerzo este ya se encontraba frente a nosotros listo para ser digerido. En el transcurso de la comida hablamos de temas que carecían de importancia, hubo un par de chistes por parte de mi tío Richard y muchas carcajadas de mi tía Claire, de verdad los extrañaba, y mucho. Traté de no pensar mucho en el tema "importante" por el cual me habían citado aquí, una parte de mi sabia que era sobre mi familia, pero de todas formas no estaba segura y quizás no era tan crucial como esperaba.

— Nos vamos a mudar Emilia. - dijo de repente mi tía Claire con un poco nerviosismo en su voz.

La Oscuridad del Subsuelo. /H.S/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora