다섯

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Negó con la cabeza mientras apretaba con fuerza la sudadera que llevaba puesta, sintiéndose ridículo y avergonzado al ver su reflejo en el espejo frente a él. Yoongi mordió su labio, soltando la prenda de entre sus manos para deslizar de ellas por su abdomen y echar una rápida mirada a la vestimenta. 

Fijo su mirada en las medias blancas que llevaba en sus pálidas piernas y se agachó un poco para acomodarla, dejando ambas medias al par. Acomodó su falda y su suéter dejando escapar un suspiro.

— Suga... ¿Estás bien? — inquirió Seokjin, dando un par de delicados golpes a la puerta del baño. El pelinegro hizo un puchero, nengando nuevamente con la cabeza aún si Jin no podía verlo. 

Se sentía avergonzado. Nunca antes había pensando en vestir alguna prenda femenina o lucir de alguna manera, tierno. Él creía ser un chico rudo y nunca le había gustado vestir cosas tan coloridas como las que Jin había escogido y mucho menos, vestir una pequeña falda. 

— Nunca me dijiste que tenía que vestirme de muñeca, o chica... no sé lo que sea esto — dijo el más bajito tomando la parte final de su falda subiéndola un poco con torpeza.

— Eso hacen las personas con sus muñecas, ¿no es así? — preguntó, frunciendo el ceño —. Veía a la hermana de Namjoon hacerlo... así que compré la vestimenta adecuada. ¿Sabes cómo ponerla o quieres que te vista? 

— Ya me he vestido, gracias— gruñó, abriendo la puerta con lentitud. 

Asomo su cabeza, mirando al castaño frente a la puerta sonriéndole de aquella linda forma logrando sonrojar aún más al pelinegro. 

— ¿Por qué no buscaste a alguien más para que fuera tu muñeca? — inquirió Yoongi sin mostrar su cuerpo ante los ojos del mayor —. Conozco a muchos niños lindos que pudieron haber hecho mejor esto.

— Porque ninguno era lo suficientemente hermoso como tú. — respondió sin vergüenza y el más pálido aparto la mirada con su rostro ardiendo por sus palabras. — Ya te lo he dicho antes, tu físico es tan hermoso como el de una muñeca de porcelana, Suga. Eres precioso. — concluyo con la mirada fija en el chico de centímetros más bajito. 

— Te odio, realmente te odio — susurro el más pálido cerrando sus ojos con fuerza.

— ¿Me odias? —le miro sorprendido.

— Demasiado. — aseguro, abriendo la puerta por completo mostrando su cuerpo completo frente al mayor quien abrió más sus ojitos ante la vista que tenía del pelinegro.

Sonrío mirándole de pies a cabeza, llevaba todo lo que había en la caja que le dio incluyendo las medias, le quedaba tan bien y eso le fascinaba al mayor hasta que encontró un pequeño error en lo que llevaba puesto, su vista fue a parar hacía el suéter blanco que llevaba e hizo una mueca al notar que este era muy, demasiado grande para el pelinegro. Se acercó al más pálido, tomo el inicio de la falda y notó como Yoongi comenzaba a pegarle con sus manos queriendo alejarlo de él cuando este toco la prenda que llevaba puesta.

Seokjin rió, llevando sus manos hasta la delgada cintura del pelinegro y llevarlo hasta atrás pegándolo a la pared.

— Está mal acomodado. — avisó y el más pálido se detuvo.

Seokjin tomó parte del sueter, deslizando con sus manos la prenda dentro de la falda por la parte del abdomen y así, llevar sus manos hacía la parte baja de la espalda donde Yoongi se alejó de la pared permitiendo que Seokjin acomodara el suéter por la parte trasera.

El más pálido se sentía avergonzado por lo que Jin estaba haciendo pero, aún así no podía alejarlo de él. Después de todo, le agradaba que un chico tan atractivo como Jin le tocara aunque sea por encima de la ropa y no es porque Yoongi no tenga a ningún pretendiente u persona a la cual buscar cuando necesitara algo de atención pero, no era ciego, y podía ver lo atractivo que es Kim Seokjin y se engañaría a si mismo pensando que no ve a ése chico como alguien caliente.

— ¡E-eh!, ¿q-qué haces? — pregunto Yoongi exaltado en cuanto vio al castaño arrodillarse frente a él.

— Terminaré de acomodar el suéter. Debes verte bien. 

Y antes de que Yoongi pudiera decir algo más, cerro sus ojos cuando sintió las manos del mayor debajo de su falda rosada.

No estaba bien. No cuando Yoongi había comenzado a admitir la belleza de ése chico y lo que podía ocasionar en él. 

— Oh, linda ropa interior negra — sonrío el más alto logrando sonrojar al más pálido al ver por debajo de la falda de Yoongi. 

— ¡Estás mirando cosas que no deberías, idiota pervertido! — gruñó, colocando sus manos sobre los anchos hombros del mayor con la intención de apartarlo. 

— ¿Quieres que compre lencería para ti? — preguntó mirando fijamente al rostro del pelinegro notando como sus mejillas se encontraban tan rojas. 

— ¡Seokjin!

— Eres tan tierno, estás tan rojo. Me dan ganas de abrazarte.— hizo un puchero regresando su mirada hacía lo que estaba haciendo antes. 

Terminó de acomodar el suéter debajo de la falda y abrió los ojos sorprendido al ver las delgadas y pálidas piernas del pelinegro. Sin preguntar u dedicarle alguna mirada a Yoongi,  llevo su mano derecha hacía su pierna, acariciando de su muslo con lentitud logrando estremecer al bajito. 

Su piel era suave y eso le gustó a Jin.

El pelinegro dio un apretón en los hombros del castaño haciendo que Jin alzara la vista hacía él.

— N-no me toques... — balbuceo nervioso el pelinegro.

Seokjin le sonrío.

— No lo haré más, pero ven aquí...— sonrío, tomando de la muñeca al chico de la vestimenta femenina atrayendolo a su cuerpo.

Yoongi cayó de rodillas frente a él y antes de que pudiera decirle alguna, sintió las manos del contrario en su cintura, haciéndolo caer entre sus piernas de la manera en la que su espalda tocó el pecho del más alto.

— Suga...— Jin le llamó, colocando su mentón sobre el hombro del pelinegro, cerrando sus ojos encantado ante lo bien que olía Yoongi. 

— Min Yoongi... ése es mi nombre — susurró el pelinegro, mirando con atención las manos de Seokjin entrelazadas sobre su abdomen —. Creo... que deberías saberlo. 

— ¿Por qué todo de ti es bonito?— preguntó Jin, haciendo un puchero —. Min YoonGi. Suena tan bien.

— Supongo... que tuve suerte al menos de tener un buen nombre. 

— No nada más tu nombre... Tu, eres completamente hermoso — susurró el contrario —. Yoongi, créelo, no miento al decir lo hermoso que eres. 

— Estás exagerando — rió sin gracia el pelinegro, llevando sus manos hacía las de Seokjin, colocandolas encima de ellas. 

Jin sonrío de lado.

— Eres muy precioso — halagó nuevamente el contrario. 

Yoongi soltó una pequeña risa. 

— Tu también eres muy apuesto...— murmuro el más pálido, acomodándose mejor entre los brazos de Seokjin. 

Jin cerro sus ojitos con una gran sonrisa en sus labios.

— Ah, yo sé que soy perfecto.— respondió.

Yoongi gruñó. 









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doll ; yoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora