여섯

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El pelinaranja asintió con la cabeza mientras escuchaba a su mejor amigo deshagorse de lo que había vivido hace días, sin poder evitar soltar grandes carcajadas al ver a Yoongi ruborizarse y gritar en algunas partes de su historia. Si bien, Hoseok creía que todo lo que decía su mejor amigo respecto a lo que había vivido en casa de Seokjin era gracioso, sabía que para el pelinegro no lo era. Después de todo, Yoongi era una persona más calmada en cuestión de experimentar nuevas cosas como las que Seokjin le había pedido hacer. 

— Interesante. ¿Esa es la razón por la que no habías acudido en toda la semana?— cuestionó el pelinaranja finalmente, observando como el chico de la tez pálida asentía avergonzado —. No es tan malo vestirse de muñequita. Yo creí que te habían secuestrado. 

— ¡¿No es tan malo?! — Yoongi alzó la voz, totalmente indignado —. ¡Deberías vestirte de muñeca, Jung!

El pelinaranja volvió a reír, tomando la cajita de leche con chocolate que Yoongi le había comprado cuando lo encontró por el pasillo.
— Es una buena idea, le comentaré a Namjoon — bromeó, llevando la pajilla del jugo hacía sus labios para succionar el chocolate dentro de la pequeña cajita.

—  ¿Te parece gracioso? — le miro con molestia, pasando su mano por sus cabellos negros, despeinando de ellos con frustración —. Fue la más grande humillación que he vivido.

— No es tan malo, Yoongi. Eres lindo y es una experiencia nueva — se encogió de hombros y el pelinegro le miró mal cuando escuchó esas palabras salir de sus labios —. Aparte, lo hiciste porque quisiste. Seokjin nunca te apuntó con un arma y bueno, eres lo suficientemente bueno golpeando. Pudiste haberte defendido u golpearlo para huir, pero no fue así. Te vestiste como princesita para disfrutar la compañía del atractivo Kim Seokjin.  

Yoongi le miró, cruzándose de brazos.
— ¿Por qué diablos te he contado esto?

Hoseok sonrío.

— ¡Porque soy tu mejor amigo y me amas! — chillo, moviendo sus brazos alegremente irritando al contrario.

— ¿Si? — Yoongi le miró —. Me arrepiento de haberte dado un puesto tan alto.

El pelinaranja rió.
— Sé sincero. ¿No te gusto que te tocara o te abrazara?, porque vamos, hay que ser ciegos para no darse cuenta lo jodidamente caliente que es ése chico. Todo de él, dios, ¡es como un dios griego! —grito el pelinaranja encantado a lo que el más pálido miro hacía otra parte por las palabras dichas por su amigo.

— Es atractivo, sí... — respondió, con sus mejillas tomando un lindo color.

Jung le miró con ternura, sintiéndose alegre al ver a su amigo avergonzarse u emocionarse por alguien más después de mucho tiempo.
— ¿Podría ser que el grandioso Min Yoongi esté interesado en el Dios coreano Kim Seokjin? — habló con misterio, queriendo sonar interesante y molestar a su mejor amigo —. ¿Será este el inicio de una nueva relación amorosa? 

— Hoseok, ve a decir estupideces a otra parte —gruñó el más pálido. 

Jung hizo un puchero ante su comentario y pudo notar como el chico que había sido el tema principal en su conversación, le miraba desde lejos con la intención de acercarse. El pelinaranja miró hacía el pelinegro con diversión.

— ¿Qué pasaría si te encontraras con Seokjin? — inquirió Hoseok observando como Seokjin caminaba hacía donde se encontraban ambos. 

— Huiría. 

Su amigo rió.
— Que valiente, Min. 

— Si, bueno. ¿No te dije que fueras a decir estupideces a otra parte?

Hoseok asintió con la cabeza.
— Como quieras...— se encogió de hombros y se levanto de su asiento con la mirada fija detrás de su mejor amigo —. Hola, Jinnie.— saludo sonriente antes de irse de aquel lugar.

¿Cuándo había llegado?

Yoongi no tuvo tiempo para pensarlo.

— ¡Hoseok vuel...! — el más pálido no termino de gritar su llamado de auxilio cuando sintió como Seokjin colocaba ambas piernas a sus costados sentándose atrás de él, pegando su cuerpo a su espalda abrazándolo.

Yoongi suspiró, intentando relajarse al sentir el cuerpo del contrario contra el suyo.

— Yoongi, ¿dónde estuviste? — pregunto el chico de cabellos castaños, recargando su cabeza en el delicado hombro del pelinegro.

El más pálido cerro sus ojos inhalando el dulce aroma del chico castaño, quedando fascinado por su fragancia.

— ¿Por qué haces esa expresión?— la voz de Seokjin logró regresar a Yoongi en si —. Luces provocativo.  

— ¿Te escuché decir mi nombre antes? — intentó cambiar de tema y Jin sonrío —. No recuerdo habértelo mencionado.

— Bueno, he decidido preguntar por ti. 

— ¿Hablaste con Hoseok?

— Sí... me preocupé al no verte en la escuela — contestó, haciendo un puchero —. Él fue amable y me contó sobre ti. 

— Hobi nunca sabe cuando callar — gruñó. 

Seokjin sonrío, tocando el abdomen del pelinegro con sus manos. Yoongi se ruborizó. 

— ¿Podrías alejarte? — habló, tratando de que su voz no se escuchara insegura al tenerlo tan cerca —. Estamos en la escuela, podrían verte, pervertido.  

—  Yo no veo a nadie cerca... — susurró, atrayendo completamente el cuerpo del más bajito a él, haciendo que Yoongi cerrara sus ojos al sentir el pecho del contrario en su espalda y su respiración en su cuello. Era demasiado para él.— Y aún si alguien estuviera aquí... eres mi muñeca. ¿Lo recuerdas?, puedo hacerte lo que desee, cariño.

Y eso, definitivamente hizo a Yoongi querer perder la razón, queriendo dejarse llevar ante la dominante voz de Seokjin. Sin embargo, sabía que se encontraban dentro de la institución y él no estaba dispuesto a pasar por algún castigo de la escuela, así que se obligo a si mismo a parar el ameno y satisfactorio ambiente que había entre ambos.

— Seokjin...— le llamó el pelinegro, queriendo sonar normal.

— ¿Si, lindo?— murmuró el mayor, metiendo sus manos por debajo de la holgada camisa negra del pelinegro. Yoongi mordió su labio con fuerza, al sentir el delicado contacto de los dedos de Jin tocando con suavidad su abdomen.

— N-no me toques... — pidió, recargando su cabeza en el hombro del mayor.

— Está bien — accedió, dejando un pequeño beso sobre el pálido cuello del contrario, logrando que Yoongi llevara sus manos hacía los delgados múslos del castaño, apretando de ellos con fuerza al sentir sus labios contra su piel. Seokjin soltó una pequeña risa al descubrir el punto débil del más pálido —. Solo quería saber si mi muñeca tenía alguna marca en su cuerpo. 

— T-tu no viste nada...— balbuceó y pudo escuchar la risa de Jin nuevamente.

— Exacto, por eso tendré que revisar tu cuerpo a solas, muñeca— dijo, dejando otro pequeño beso en el cuello del bajito y él, sonrío, cerrando sus ojos durante unos segundos.

— Voy a golpearte si no me dejas en paz — adiviritó Yoongi, manteniendo su sonrisa en sus labios. 

— No lo harías. 

— No me retes. 

— Vamos, cariño...

— Uno...— pronunció con lentitud. 

— Yoongi, por favor...

— Dos —alzó la voz y eso, alarmó a Seokjin.

— ¡Nos vemos en la salida! —dijo rápidamente, dejando un beso en la mejilla del pelinegro antes de levantarse y salir corriendo de aquél lugar, dejando a Yoongi solo con una gran sonrisa burlona adornando su rostro.

— Idiota — rió Yoongi, tomando sus cosas para ir directamente hacía la escuela. 

El pelirosa miró con atención al chico con sus brazos cruzado debajo de aquel árbol.

¿Por qué lo alejaba a él y se iba con un completo desconocido?

¿Qué tenía aquél castaño que él no pudiera tener?
















holaaa, sé que es feo y aburrido.

gracias por leer!

doll ; yoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora