— ¡Padre! ¡Padre! Ya llego.— Grito Sick al verme por la ventana.
— Salgamos a recibirlo.— Contesto el Padre Zuan mientras salía por la puerta.
— ¡Buenos días! He regresado.— Dije al verlos salir por la puerta.
— ¡Byron! ¡Byron! Volviste.— Sick parecía emocionado, hasta corrió hasta aquí para abrasarme. Casi no tengo mucha experiencia con el afecto pero no se siente mal.
— Bienvenido hijo, me alegra que hayas regresado bien. — Dijo el Padre Zuan poniendo su mano en mi hombro.
— Si, me alegra estar aquí, estaba preocupado por ustedes, es que paso algo inesperado y...
— Tranquilo Byron, comprendo, es algo que no podías evitar, ya después hablaremos de eso, y veo que has conocido a Matty y a los Stomk.— Dije el Padre Zuan mientras caminabamos
hacia la casa.— Si, son muy buenas personas.
Si, olvide que el Padre Zuan tiene esa habilidad extraña de saber las cosas de la nada, con él es imposible ocultar algo.
— ¿Qué te entretuvo tanto? Por tu culpa tuve que ayudarle al Padre con los deberes, sabes que es eso.— Comento Sick, aunque parecía feliz de verme me dió la impresión de que estaba esperando a que lo relevara en sus deberes.
— Sólo estuve dando vueltas por el pueblo, mirando las casas y ví un par de tiendas. Cuando lo note ya se había hecho de noche y me cruce con una muchacha llamada Matty.
— Ah conociste a Matty, si sus padres tienen una posada y son buenos amigos de nosotros, y sin contar la bonita que es.— Dijo Sick.
— Si... Es verdad.— Conteste.
— Bueno, más tarde hablaremos de esto, ahora sigamos con los deberes.— Ordenó el Padre Zuan.
— Pero Padre... No tengo ganas de seguir barriendo.— Protesto Sick.
— Sick que te he dicho siempre, los deberes son importantes, una casa limpia es una casa feliz.— Replicó el Padre Zuan.
— Tranquilo Sick, ya estoy aquí, yo me encargaré de una parte y tú de la otra, ¿De acuerdo?
— Si Byron.— Respondió Sick, parece feliz y es normal, a que niño en su sano juicio le gusta limpiar.
— Buenos días para todos.— Dijo un hombre ya mayor al entrar en la casa acompañado por otros tres hombres.
— Bienvenido Señor Vancast, muchachos.— Contesto el Padre Zuan.
— Gracias Padre.— Dijo el señor Vancast.
— ¡Señor Vancast, chicos!— Grito Sick emocionado.
— Hola Sick, me alegra verte.— Contesto el señor Vancast.
— Chicos, ¿Vamos a salir a jugar?— Pregunto Sick.
— Me temo que será en otra ocasión, estaba vez no podemos quedarnos mucho tiempo, sólo pasamos a conocer al nuevo amigo del Padre.— Contesto uno de los hombres.
— Ah... Que lastima.— Dijo Sick desanimado.
— Tranquilo Sick, será la próxima. Ahora déjenme presentarles a Byron.— Dijo el Padre Zuan mientras me invitaba a acercarme.
— Es un gusto conocerlos, soy Byron.— Dije al acercarme.
— El placer es nuestro, soy el señor Vancast, y estos son mis tres hijos: Mi hijo mayor Gabriel, el siguiente es Thomás y el más joven Erick.
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El Hombre de la Cruz de Plata
ActionByron, un ex- asesino imperial o también conocidos como los caballeros ocultos, atormentado por todos los crímenes y asesinatos que ha cometido, una noche entra en una antigua y aparentemente abandonada iglesia con la idea de buscar consuelo. Encuen...