Tengo una sensación extraña desde aquella charla con el padre, y puede que tenga razón, no importa cuanto me esfuerce en ocultar mis emociones no lo consigo, al menos no con él.
Ya han pasados 2 días y me pregunto qué tal estaran los Vancast.~♠~
— ¡Rápido muchachos! Rodeenlo. No dejen espacios. Gabriel, atraelo hasta la trampa. — Indico el Señor Vancast.
— Si Padre.— Contestaron sus hijos al unisono.
— Está es nuestra oportunidad, hay que aprovecharla.— Dijo Erick.
— Es verdad, esta vez acabaremos con él.— Comento Thomás.
— Callense los dos, concentrence en la situación.— Reposo Gabriel, que buscaba que sus hermanos se concentrarán más en actuar y menos en hablar.
— ¡Thomás! ¡Erick! ¡Hagan lo que su hermano dijo!— Ordeno el señor Vancast que observaba a la distancia mientras esperaba el momento indicado para entrar en escena.
~♠~
— Matty, por favor recoge la mesa.— Le ordenó Aalis desde la cocina.
— Si mamá.
— De paso, ¿Te importaría ir a recoger algunas moras al bosque? Quiero hacer una tarta para la cena.
— Está bien, iré en cuanto termine de levantar la mesa y barrer un poco.
~♠~
— Sick, ¿Ya terminaste tus deberes? Te veo muy feliz acostado.— Comento el padre Zuan.
— Ya casi padre, sólo me estoy tomando un momento para salud mental.— Contesto Sick mientras bostezaba para relajarse aún más.
— ¿Salud mental? Si quieres salud mental puedo ir con el padre Esteban para que retomes tus lecciones de escritura antes de tiempo.
— ¡No! No, no hace falta, pensándolo bien ya me encuentro relajado y preparado para seguir organizando.— Respondio Sick poniéndose de pie de un salto.
— Por cierto, ¿Has visto a Byron? No lo veo desde el desayuno, y mira que ya casi es medio día.
— Terminó sus deberes rápido y se fue al bosque, dijo que tenía algo que hacer, así que se llevo el bastón extraño que tiene.
— Ya veo.
~♠~
¡Ahhh! Esta situación se está saliendo de control, no tengo cabeza para tratar todo a la vez, primero el asunto de Dark y ahora los Vancast. No se porque me siento responsable de toda esta situación. Se podría pensar que soy de mala suerte.
— Eh... Byron, ¿Qué estas haciendo?— Pregunto Matty.
Y ahora ella está aquí, lo único que me faltaba en este momento. No es que no me agrade, pero no quiero que salga herida.
— Pues... Nada sólo me desahogaba un poco, golpear árboles me ayuda a pensar.
— Eso veo, eres muy hábil con ese bastón.
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El Hombre de la Cruz de Plata
AcciónByron, un ex- asesino imperial o también conocidos como los caballeros ocultos, atormentado por todos los crímenes y asesinatos que ha cometido, una noche entra en una antigua y aparentemente abandonada iglesia con la idea de buscar consuelo. Encuen...