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Al llegar a la comisaria, pedí a mi jefe el día libre. Le expliqué los acontecimientos pasados y sin dudarlo dijo si

Yo era el mejor detective del pueblo, nunca había perdido un caso; todas son lecciones aprendidas.

Salí temprano de la comisaria, pero justo cuando abrí la puerta él estaba allí. Él, Martín Alté.

- ¿por qué siempre estás aquí? – pregunté

- ¿no lo entiendes? ¡soy tú! –

- ¿¡que mierda!? – exclamé en forma de pregunta

- ¡eres un maldito psicópata! – le grité

Se aterró un poco por el hecho de que había gritado en plena calle. Su rostro reflejaba miedo, pero más allá de lo superficial, podía ver felicidad, podía ver el placer y el orgullo que tenía.

Tenía la certeza de que él era el asesino, pero no podía arrestarlo así nada más, necesitaba pruebas

- Sé lo que piensas – dijo mientras sonreía – yo soy el asesino Bryan – dijo afirmando con un tono bajo de voz

Tomé rápidamente mi teléfono y puse la grabadora de voz

- ¿Puedes repetirlo? – pregunté mientras acercaba mi teléfono a su boca

- Lo veo ¿tú no? Yo si lo hago – susurró al aparato

Rápidamente me empuja había un costado de la acera, al caer me golpeo fuerte la cabeza y Quedo inconsciente.

Despierto sin idea de lo que está pasando, estoy en mi cama; en mi casa. Me levanto y me dirijo hacia la habitación de mi hermana, pero no estaba, así que Fui hasta la sala, estaba en el comedor; tomaba leche con cereal.

- ¿Hace cuánto estoy aquí? – le pregunté asustado

- No lo sé, cuando llegué estabas dormido, así que asumí que te dieron el día libre – dijo con su tierna voz

Observo el reloj que tengo puesto en mi muñeca izquierda. Son las 6:30 de la tarde, llevo mucho tiempo dormido

Toco suavemente mi cabeza, siento un leve bulto, sí me golpeé, pero ¿Cómo llegué hasta aquí?

De repente suena el fastidioso sonido del teléfono, esta vez tenía miedo de contestar, así que le dije que contestara por mí.

- ¿Hola? – dijo


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