Capítulo 6: Miles de olas me vienen grandes...

27 1 0
                                    

El día siguiente decidí pasarlo con mi familia. Habían venido todos mis primos mayores. Así que, prefería estar con ellos. Me aportaban siempre una felicidad y una seguridad tremenda. Lo que me ayuda siempre, sobre todo cuando estoy de bajón a pesar de que a veces se pasen de pesados... Uno de ellos, Tomás (qué tiene mi edad) canta muy bien. Siempre que viene, yo toco el piano y el suele cantar. Es relajante. Cuando toco el piano me siento libre. Tranquilo. Siento que es mi lugar en el mundo. Y muchas veces pienso que puede que tenga que dejar de estudiar y empezar a centrarme en la música porque es lo que realmente se me da bien y lo que me gusta. Mi hermana, también ha influído en ese pensamiento. Ya que muchas veces me dice que toco muy bien y me anima a componer, aunque no soy muy bueno en ello. Pero algún día, debería ser bueno si quiero triunfar en ese mundillo. Al menos eso pienso. Mi familia está todo el día con la broma de que mi primo y yo debemos formar un grupo. Yo no lo descarto. Aunque no me imagino en el mundo del famoseo. Todo el mundo conociéndome y preguntandome por la calle: ¿Tu no serás Diego Muñoz el del piano? No sé, un proyecto de futuro muy sacrificado y monótono pienso. Dejemos el futuro. Pasará lo que tenga que pasar.
Por la mañana bajamos a la playa. Hicimos lo típico, jugar a las cartas, revolcarnos en las olas, jugar a las palas, fútbol... Nada especial. Sinceramente lo único que quería hacer era desconectar. De nada servía seguir y seguir dándole vueltas... Solo tenía que pedir perdón y rezar por que me perdonase. La tarde pasó rápida. Comimos en un chiringuito a pie de playa. Éramos 12 personas. Mi hermana y yo, mis padres, la hermana de mi madre y su marido y 6 primos. 2 niñas y 4 niños. La comida fue divertida. El tema de conversación nunca faltaba con todos los que éramos. Mis primas hablaban con mi hermana y los primos hablábamos entre nosotros. Estaban todo el día hablando de videojuegos aunque conseguí hacerles hablar de otro tema que no fuera el Mario Bros o el Mario Kart. Para ser mayores que yo,  eran bastante infantiles... Al final acabamos hablando de marcas de coche. No sé como, pero acabamos hablando de eso:
- Pues yo de mayor tendré un ferrari.
- Más quisieras tú tío.
- A menos que se case con una modelo lo veo dificil porque vamos... Tu trabajar poco...
Así todo el tiempo. Me llevaba muy bien con ellos. Pero no entendía su razonamiento. Gracias a dios, el primo de mi edad (Tomás) me entendía ALGO. Tampoco al 100%, pero algo sí y sabía que algo me pasaba:
- ¿Y tu qué? No has abierto la boca en toda la comida.
- Nada simplemente estoy rayado.
- ¿Estudios? ¿Amistades? ¿Novias?
- Sí, sí y... ¿Novias? Será novia. Y vamos ni eso.
- ¿Te pica alguna o qué?
- Nada. Es solo una que me gustaba. Gusta. Gustará. Bueno que todavía estoy descubriendo.
- Estás más rayado que yo cuando descubrí que el Ratoncito Pérez eran los padres.
- Pues sí tío... No sé que hacer porque mira.. Entonces se lo expliqué todo. Y tan solo dijo esto:
- Vamos al mar a bañarnos.
Entonces le hice caso y fui. Disfrutamos como niños. Teníamos una tabla de surf con la que yo me defendía y Tomás se hacía unos trucazos. Pasamos toda la tarde entretenidos. No había momento en el que nos quedásemos quietos. Por desgracia, tocó la hora de irse. Ellos se quedaban toda la semana entonces le pedí a mis padres si Tomás se podía quedar en casa. Y dijeron que sí. Al final del día cuando volvíamos me dijo Tomás:
- ¿Te lo has pasado bien?
- Sí tío, he disfrutado muchísimo y me he olvidado de todo.
- Esa era mi idea. No contestarte, para que  así cuando estabas conmigo no pensarás en ella y de esa manera, disfrutar el tiempo dejando de lado relaciones y líos amorosos.
- ¿Tu ibas a estudiar psicología no?
Nos reímos los dos y nos habíamos dado cuenta de que ya estábamos en la urbanización. Estaban Alicia y Juan solos fuera. Me extrañó bastante. Los hermanos siempre solían estar juntos. Pero pensé que Noelia habría ido a por un helado o algo. Entonces llegamos
- Hola. Este es mi primo, Tomás
- Encantado tío.-dijo Juan con un tono más elevado de lo normal.
-Hola.- dijo Alicia más cortada.
- Vamos a ir a llamar a Marcos ahora venimos.
- Está bien.- respondió Juan. Le noté algo raro...
Fuimos a casa de Marcos y nos encontramos a él junto con Noelia. Estaban los dos con una cara seria. Les presenté a mi primo e inmediatamente pregunte que pasaba:
- ¿ Y esas caras largas?
- Hay gente con muy mala idea.- dijo Noelia.
- Bueno, y otras muy vengativas...- dijo Marcos mandando una indirecta o al menos, así me lo pareció a mí.
Tomás y yo nos mirábamos y fingíamos que no entendíamos nada y de repente, hablaron ellos:
- Yo no pienso decir nada.- dijo Marcos.
- Yo tampoco. Es su marrón, ellos lo tienen que asumir.- dijo Noelia.
Sinceramente yo ya me lo estaba imaginando. Juan se había enrollado con Alicia, estaban saliendo o algo así raro. Al menos eso parecía. Han sido bastante cantosos pero, yo me hacía el tonto.
Entonces, empezó a sonar mi móvil. Era mi padre. Decía que ya para casa  que habíamos tenido un día muy largo. Al final no pudé hablar ni con Juan ni con Alicia pero las caras de Noelia y Marcos lo decían todo. En el camino de vuelta:
- Puede parecer una cosa pero porque lo parezca no tiene porque serlo, ¿vale?- dijo mi primo intentando animarme
- Yo ya no sé que creer Tomás. No sé que hacer. Y tampoco sé lo que quiero.
- No te preocupes. Ahora vamos a dormir y mañana será otro día. Quédate con todo lo bueno. Entonces a las 3 de la mañana empezó a sonar un tono familiar de llamada de whatsapp. Era el de Ramón. Como es mi mejor amigo, le he puesto un tono distinto. Se lo cojí con sueño. Y me empezó a hablar:
- ¡Hola tío! ¿Como te va?
-¿Qué quieres Ramón?- dije de mala leche.
- Nada era para ver si me podías decir que autobus puede coger ahora para volver a mi casa (yo soy el rey de los autobuses, me los sé todos y sus direcciones, tiempo que no empleé a las láminas de plástica).
-  A ver... ¿donde estás?
- Estoy en El Rinconcillo.
-¿¡El pueblo!? ¿¡Pero tu que haces alli?!- dije chillando dentro del susurro, ya que no podía despertar a nadie.
- Es que me he echado novia. Y vive en el quinto pino. Y se me hizo tarde. Y eso...
- Pero, ¿tu sabes que hora es chiquillo?
- Bueno, tampoco es para tanto.
- ¡ Son las 3 de la mañana! Dile a su padre que te lleve a tu casa.
- El problema es ...
- que sus padres no están..
- ¡¡Correcto!! Viva la telepatía de mejores amigos.
- Pues dile a los tuyos que te recojan.
- Están dormidos ya. O sino, en la comisaría diciendo que me he perdido.
- No creo...
- No sé, es que...
- Se te ha quedado el móvil sin saldo
- ¡¡Acierto!! Deberíamos ir a cuarto milenio, esta conexion no es normal.
- Lo tuyo si que no es normal. A las 3 de la mañana  arrastrandote por un pueblo cordobés solo e indefenso. Pero oye, ¿por qué me llamas a mi y no a tus padres?
- Porque mis padres me van a reñir.
- ¡¡¡Pero dales señales de vida!!!
- ¿Y si están dormidos?
- ¿ Y si se creen que te han secuestrado?
- Bueno ya veré que hago.
- El último autobus es a las 3.30 así que corre.
- Es qué hay otro problema...
- ¿¡Cual!?
- Que la estación de autobuses esta a 30 minutos. Y son y 10.
- ¡¡¡Pues corre retrasado!!!
- Bueno vale voy. Mañana te cuento. ¡Hasta luego!
- Adiós hijo...
Lo peor es que este es el listo de la clase... Los demás ya ni os los imaginéis...
Me acosté ya intranquilo obviamente. A saber como llegó a su casa... Espero que mañana esté todo mejor... Ya me desvelé y me quedé hasta las 6 de la mañana. Me arrepiento todas las veces que dije de chico: ¡Qué ganas tengo de ser mayor! Oh Dios, porque me escuchaste...

Lo Que Tiene Ser Adolescente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora