Capítulo 11: Vuelta por todo lo alto

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Ya era el día de mi despedida. Me volvía a Córdoba. Las cosas no habían mejorado mucho. Pensaba dejarlas medio arregladas pero si nadie venía a decirmelo no iba a ir yo a buscarlos. Por la mañana me despedí de los hermanos. No estuve mal con Noelia. Me daba igual ya. Eso se pudo considerar como un "lo siento" suyo y un "te perdono" mío. Ayudé a mis padres a hacer la comida para nosotros tres ya que mi hermana se había ido a comer a la playa con sus amigos para despedirse. Por la tarde salí y ví a Marcos y Cristina. Me iba a las 9 de la noche entonces tuve un rato largo para hablar con ellos. Me preocupaba Alicia. Se fue a acompañar a Guadalupe a su casa y sabía que sus padres se quedarían un montón de tiempo hablando. No sabía si podría despedirme... Después de haberme pasado la tarde jugando a las cartas, me llamó mi padre a las 8 diciendo que fuera a ayudarle. Me despedí de Marcos y le hice la promesa a Cristina de que esta vez si nos veríamos durante el año.
Llegué a mi casa y me puse a hacer mi maleta y llevar la mía y las demás al coche. Mi hermana no hacía nada. Se había quemado y dice que le dolía el cuerpo entonces mi madre le dejó quedarse sentada
Triste para mí. Estaba triste de dejar la playa. A pesar de todas las rayadas y los problemas que han surgido, iba a echar de menos todo esto. Mucho de menos.
Eran las 20.30. Estaba sentado en el coche esperando a que mi familia viniera. Entonces escuché pisotones muy fuertes y a gran velocidad. Me asomé y era Alicia:
- Pensé que te ibas y no nos despedíamos Diego...
- Bueno...
- A ver que muchas gracias por todo y siento haberte disgustado estos últimos días. He sido una egoísta sí. Pero es porque te quiero. Y tu a mí creo que también... y no sé, ¿tú cómo lo ves?
- Después pensándolo la acción no ha sido para tanto. Ha sido más como me ha sentado a mí y la actitud con lo que lo has hecho. Por mí, amigos. Pero toda la confianza te la has cargado. Yo lo siento más que tú. Quiero que sepas que no me arrepiento de nada. Pero simplemente, no. Esta rayada de un año me ha servido de lección y quiero que sea esa la lección. No volver a estar así jamás. Gracias por las disculpas y hasta el año que viene.
Entonces me alejé andando. Ví su cara de tristeza pero yo solo he dicho la verdad. Y me he sentido bien.
Mis padres llegaron y nos fuimos. En cuanto llegamos a Córdoba fuimos a ver a mí abuela. Hacía tiempo que no la veía. Como solíamos hacer, me pusó un disco de los de su época y empezamos a charlar sobre el verano de cada uno. Se hizo tarde y nos fuimos mi hermana y yo a casa andando. Ella me preguntó sobre Alicia:
-¿ Y cómo han acabado las cosas al final con Alicia?
Me pensé la respuesta y la dije:
- Pasado pisado.
Llegamos a casa y me dormí. No me costó nada coger el sueño porque estaba bastante tranquilo y satisfecho con todo lo que había hecho.
Me desperté. Día 25 de Agosto. Tenía que ponerme las pilas. Llamé a Belén para que viniera a mi casa. Entonces llegó y nos pusimos a hablar una media hora aproximadamente. Me quejo muchas veces de las cosas que me salen mal pero comparo mi verano con el de Belén y el mío es mucho más divertido. Ella ha estado con dos amigas todo el verano. Y a veces, estaba aquí en Córdoba. Pero bueno, cada uno es feliz de maneras distintas. Para ella ha sido un verano buenísimo. Una vez que acabamos de ponernos al día, me empezó a ayudar a estudiar. Bueno. Me hizo un par de láminas ya que a ella le relaja dibujar. Mientras, yo hacia problemas y problemas de matemáticas. No los hacía mal pero todos estaban incompletos. No los acababa de pillar lo cual me desanimaba un poco. Después de estudiar, quedamos con Ramón para comer. Pasamos por al lado de la Mezquita. Nosotros la teníamos muy vista pero cómo no, había un montón de turistas haciéndose fotos y entrando y saliendo. Estaba comiendo con ellos hablando cuando me empezó a vibrar el telefono. Era un número fijo que no conocía:
-¿Sí?- dije interesado.
- Hola buenas, Diego. Somos de la academia de inglés. Llamamos para informarte de que has aprobado el b1.
Me puse eufórico. Silencié la llamada y empecé a chillar. Todo el Burguer King me empezó a mirar con cara rara. Entonces le puse el sonido otra vez:
- ¡Ai que bien! Muchas gracias. ¿Y qué nota he sacado?
- Pues había que sacar para aprobar un 140/200 y has sacado un 182/200 lo que equivale a un 9.1.
- Vale. ¡Muchas gracias!- y colgué.
Vaya notaza. Un 9.1. Dios mio. No podía creérmelo. Pensaba que me había salido bien pero no tanto.
Cuando llegué a mi casa se lo conté a mis padres y me hicieron la ola. Mi hermana se puso rabiosa porque ella sacó un 150 y lo hizo con mi edad. Esto me brindaba positividad porque ya me veía cada vez más capaz para recuperar todo y pasar limpio a tercero. Tenía presentes a mis amigos de Rota pero vamos, estaba contento de no estar rayado y de haber visto también a mis amigos.

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