CAPÍTULO II: Razón

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Pov. SungJong

Definitivamente no sabia con cuántos hombres me había acostado. Cada fin de semana, en las distintas fiestas a la que asistía, conocía a diferentes tipos que me proporcionaban placer por solo una noche. Un solo encuentro. Una única vez.

¿Como empecé a hacer esto?

Ni yo mismo lo sabía, pero recordaba vagamente que empezó un día después de que mi corazón se destruyera, cuando supe que había sido cambiado por alguien más; optando así por el sexo sin desenfreno.

Uno dónde no involucraba sentimientos.

Uno dónde, no saldría lastimado.

¿Porque me convertí en esto?

¿De andar en cama en cama?, disfruto de ser adorado por alguien más. De saber que dejarían a sus personas especiales por mí. Solo por diversión.

—SungJong, ¿Qué estas haciendo?—La voz de DongWoo interrumpiendo mis anotaciones.

—Hay un teléfono para avisar tu ingreso, no entiendo porque no lo usas. — dije totalmente molesto.

—¿Lo mismo de nuevo? — se indignó.

—No exageres, ¿Hay pacientes en cola?—pregunté.

Como psicólogo de un policlínico privado, trabajaba por horas, y DongWoo, el recepcionista se encargaba de entregarme la lista de pacientes a atender.
Algunos de ellos, se habían a costado conmigo, pero los había conocido antes, en fiestas. Por lo que, cuando venían y me veían, decían que al fin me habían encontrado, que habían dejado todo por mí, que yo era el único que los hacia sentir, siéndome difícil de quitármelos de encima.

—Solo una. Su cita es a las 4:30 pm, pero quiere ser atendida en estos momentos—

Mire mi reloj y eran las cuatro en punto.

—Esta bien. Dígale que el doctor la llamara en unos minutos —Después de todo, las consultas se registraban hasta las cuatro de la tarde.

—Esta bien Jonggie, te dejó los datos en tu carpeta —Y DongWoo se retiró.

Me acomodé la bata, pues prácticamente había estado tirado encima del escritorio desde que el paciente al que había atendido, se había marchado.

Fui hacia la puerta, abriéndola para llamar a la señora.

—Señora Ahn, pase por favor — Le di la bienvenida con una sonrisa.

Era la primera vez que la veía, tenia un rostro apacible, pero podía ver el dolor impregnado en sus ojos, el mismo dolor que yo tuve.

— Tome asiento y dígame su nombre completo —pedí, aunque ya me lo sabia, tenia su nombre apuntado en el archivo que DongWoo me dejó.

–Ahn Rae Min—

El nombre coincidía, por tanto solo venia a una psicoterapia.

Le seguí tomando los datos de filiación y procedí a preguntar el motivo de consulta.

—Sólo quiero conversar con alguien ajeno a mi vida. —dijo con tristeza.

Si no me equivocaba podría estar en depresión.

—Estoy aquí para escucharla —dije, no importaba el protocolo ya.

—Mi marido, el hombre que decía amarme, nos abandonó a mi y a mis hijos, tiene un amante, se fue con él, no le importó mis sentimientos, tan solo se marchó. Ni siquiera me lo dijo a la cara, solo dejó escrito una carta, diciendo que había encontrado un hombre que le hacia sentir cosas que yo no podía darle...

«Personalidad Libertina»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora