CAPÍTULO VI : Enamorado, no importa qué

17 6 2
                                    

Pov. MyungSoo

- Tío Myunggie, ¿Sungkyu oppa, es tu amigo? Me dio dulces, pero me dijo que era un secreto.

La lógica de Lía me hizo reír, era muy tierna.

- No, cariño. Los secretos no se cuentan, se supone que son privados, quieres que te confíe uno, no le vayas a decir a nadie, ¿De acuerdo?

La niña asintió feliz con una sonrisilla de cómplice.

- No le digas nada de lo que ocurrió a minseok, vale, estoy seguro que esas orejitas tuyas han escuchado cosas que no deberías.

- Esta bien, no le diré que vimos a un ogro rosado.

¿Ogro rosado?

- Cariño, ¿Quién?

- Ese chico bonito pero de mirada mala, encima no quiere a los niños, me llamó engendro del mal, SungKyu y yo lo escuchamos detrás de las puertas.

- Lo dijo de broma preciosa, esta molesto porque no encontró el muñequito feliz en su caja de cereal.

Estaba seguro que Lía, lo entendería, ella a veces se molestaba cuando no veía ninguna princesa en la caja de cereal que comprábamos.

Tampoco quería que su madre viniera y me gritase por haber llevado a su hija sin su consentimiento.

Llegamos y MinSeok, nos abrió la puerta, le preguntó a la pequeña si se había divertido en el trayecto y ella respondió que sí, ellos parecían tener una charla, así que los dejé en el mueble, mientras yo acomodaba la despensa.

Al terminar, pude notar que MinSeok me miraba mal, con un ceño fruncido de vez en cuando, e imaginé que era porque habíamos dejado el tema sobre su confesión hace horas, pero no. Cuando la madre de Lía, vino por ella, Min pidió hablar conmigo, y para ese entonces me había dado a la idea, de rechazar cualquier propuesta amorosa de su parte, si bien, SungJong, solo había jugado conmigo, yo no podría desquitarme con Min, no, no me lo perdonaría.

- Así que lo viste, ¿Qué te dijo?

No entendía su pregunta, hasta que recordé a la pequeña, lía, no podía guardar secretos.

- ¿No crees que es muy bajo de tu parte preguntarle eso a una niña?

- No me lo dijo a conciencia se le escapó, me había preguntado si yo la veía como un engendro del mal, le dije que no, que ella era un angelito. Y pues entre palabras dijo que habías visto a un ogro rosado y que habías dicho que lo habías encontrado. Fui yo él que se planteó lo resto en la mente. Y tu me lo confirmaste, diciéndome aquello.

- Uh, lo vi, y ¿sabes que? me siento un imbécil, dijo que no sabia quien era yo, y pidió que me vayase. Me sentí avergonzado y furioso. Yo le regalé mi primera vez a él, sabiendo que posiblemente no lo volvería a ver, todo dependía de la mañana siguiente. Creeme que estaba a punto de darlo por perdido, tomarlo como una experiencia inolvidable, pero dejó escrito en una nota su dirección y su nombre, lo hizo por algo ¿no? Pensé que le gustaba, pero no. Dijo que jamás se había acostado conmigo.

- Entonces, sal conmigo. Yo te quiero Myung, yo..

- No, Min, no. Seria un error si saliéramos, yo podría lastimarte porque aunque no lo quiera aceptar, sigo enamorado de SungJong, y yo lo quiero a él, mi cuerpo grita por él.

- No tenias que decir eso, no quería escucharlo, esta bien, voy a respetar tu decisión, pero recuerda yo siempre estaré disponible para ti, solo para ti, MyungSoo.

Pov. WooHyun

Yo no era de esos que se enamoran a primera vista, yo odiaba el amor, mis padres se pelaban como perros y gatos y estaba más que decir que yo no me veía teniendo una pareja. Sin embargo, la primera vez que lo vi dije que tenia que llevármelo a la cama, no fue difícil, él accedió gustoso. Y me enamoré a primera vista de él, no de sus ojos, sino de la primera vista de su cuerpo desnudo, su piel blanca y su apenas casi perceptible pancita me fascinaron, y lo quería conmigo. Pero él, me dijo que solo lo hacia una vez y no volvía a repetir de plato. Al principio, lo tomé a broma, y pensé que nos acostaríamos de nuevo, no fue así, el bien claro me dijo que no repito. Frustrado ante eso, me dediqué a enamorarlo, y termine yo, enamorándome más de él. Y creí que ya lo tendría, que SungKyu, ya se estaba abriendo para mi, y no me refiero a sus piernas, sino a su corazón, pero no, él se había enojado, y yo lo había notado. SungJong, había sido el culpable, él había apretado mi miembro, y ni modo que me quedara mudo, tuve que soltar un gemido pero no de placer sino fue como una pequeña electricidad, y eso le sucedería a cualquiera que le apretaran el miembro.
SungKyu me había malentendido, yo lo quería a él, no a su amigo. Por eso, cuando escuché la propuesta de Jong de irnos a otro sitio porque Kyu, estaba aquí, me molesto en demasía, y me pedí que no se me volviera acerca de esa forma.

Quise decírselo a Kyu, que me perdonara aun si yo no tenía la culpa, pero me habían cerrado la puerta en la cara. Y al ponerme a gritar su nombre para que me escuchase, una vecina había salido y hablado de que yo no vivía en el edificio, y que si no me iba llamaría a la policía. No tuve opción y me fui ese día.

Al día siguiente, había empezado a saturarle de mensajes a su número. Quería que viera que si estaba interesado en él, que no era juego.

"Kyu, mi namuconda solo extraña a tu agujerito"

"Kyu, no quiero a nadie que no sea tú"

"Bebé, quiero que seas mi novio"

"Por favor, SungKyu, tu hubieras reaccionado igual si alguien hubiera presionado tu miembro"

"Perdoname, si pensaste que no te quería, eres el único"

"Kyu, no voy a rendirme, sé que lees los mensajes, veo tu visto aquí"

Y muchos más, que a él pareció fascinar, porque dijo, que se iba a volver loco por hacer esto, pero iba a darme una oportunidad.

Le mandé un audio que decía "Te amo, SungKyu"

Y eso había sido ayer, así que ahora, había decidido sorprenderlo en su hogar, llevándole un ramo de rosas, - jamás pensé darle flores a nadie - me encontré su puerta abierta, y como buen Nam, pase de frente. Vi a SungJong, molesto pero no me importó.

- ¿ Qué haces aquí, WooHyun?
Escuche decir al menor de la casa. - No me digas que esas flores son para mí, pues dejame decirte que que yo odio las rosas, prefiero las orquídeas.

- No son para ti, SungJong, son para mi novio, SungKyu, vine aquí por ti.

«Personalidad Libertina»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora